RESEÑA

"ESTATUTOS ORGÁNICOS Y REGLAMENTOS DE LA NACIÓN ORIGINARIA URU"

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La historia del texto demuestra un proceso de toma de conciencia de su identidad cultural originaria y de su voluntad de guiarse por su religión, sus costumbres y su moral tradicional. El texto de los Estatutos representa un discurso muy distinto del lenguaje jurídico del código civil. Este discurso no deja de asombrar al que lo lee con sensibilidad para los valores humanos no -materiales- valores primarios, éticos, religiosos, valores fundamentales de la vida y la naturaleza y de la sana convivencia social, natural y divina. Pero son estos valores los que forman el fundamento del llamado “derecho costumbrista” de los Uros y la base de la convivencia en la familia y la comunidad. Los primeros capítulos tratan de la naturaleza en que nacen y viven, trabajan y mueren los urus. Profesan una visión no-antropocéntrico. La naturaleza, que cobija la plenitud de la vida y la divinidad, es el medio vivificante del uru. Respeto por la Vida, por toda vida, es el comienzo primario y la base de los Estatutos uru, como lo es el respeto por la República y por los derechos ciudadanos en el código civil de los Estados modernos.

Del respeto por la vida de la naturaleza -que incluye la vida humana- deriva parte la organización social y los cargos. Estos son concebidos claramente como servicio: servicio a la comunidad y servicio a la naturaleza y las divinidades. A primera vista los ecologistas reconocen en los urus sus aliados de lucha en defensa de la naturaleza. Pero para el Uru ésta es mucho más que un sistema ecológico: un ser vivo y divino. Es para el Uru el mega-organismo divino con que convive, comulga y alimenta su vida. Son seis los capítulos que tratan de las condiciones morales para presentarse para los cargos menores y mayores y las obligaciones que éstos implican. Deben llevar un matrimonio ejemplar, no estar reñido con parientes o comuneros, cumplir fielmente con costumbres y rituales, criar bien a sus hijos, nunca ser flojo, mentiroso, mañoso. Autoridades y otros servidores del pueblo han de cumplir su servicio a la comunidad junto con su esposa, llevar las actividades con amor, respeto y cariño. Al fin del año de servicio, el carguero habrá gastado buena parte de sus reservas económicas en comidas, diligencias, regalos y ofrendas. Sale del cargo más pobre pero con creciente prestigio en su comunidad y goza de la gratitud de su comunidad.

En el capítulo sobre la familia y las buenas costumbres encontramos las pautas de la buena conducta según la tradición uru: para hombre y para mujer, para joven y señorita, para niños y ancianos. Los castigos para ladrones y adúlteros, son graves, hasta la expulsión de la comunidad.

Juan Condori Mamani y Vicenta Lázaro Quispe, Jilaratas de Santa Ana de Chipaya, recuerdan el origen de este excepcional documento: “Como testimonio de la resistencia y coexistencia comenzamos a escribir la ley desde la vivencia uru. Cada jiliri máximo y cada asentamiento aportó en los artículos que contiene esta ley, cada jiliri mayor; cada mallku qota y cada wisnakti qotzoñi tjuska pusieron su saber y experiencia y cada originario u originaria contribuyó mucho para su enriquecimiento. No es un documento acabado. Falta seguir recordando las leyes del pueblo uru y las costumbres sanas que aun están en la visión oral de cada persona mayor, pero vale la pena comenzar con esta primera publicación. En medio de tantas leyes que nacen del Estado anti-étnico, la ley desde la vivencia uru es la hija legítima de los urus. Su aplicación seguirá siendo importante”.

Juan van Kessel.
IECTA - Chile.

 

 

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