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PACHA VIVENCIA ANDINA: DIÁLOGO Y CELEBRACIÓN CÓSMICA


Por: Domingo Llanque Chana
Academía Peruana de la Lengua Aymara.



Desde el primero de agosto hasta el domingo de carnavales el mundo andino aymara y quechua vive cada año una experiencia muy intensa de diálogo y celebración cósmica que podríamos caracterizar como la "Pacha vivencia andina". Este diálogo y celebración es un fenómeno social y cósmico a través de la realización de los ritos que permiten la relación y encuentro entre todos los sujetos integrantes de la realidad o "Pacha".

Según la mentalidad andina, toda relación es de sujetos y no hay una relación vertical de sujeto a objeto. Por tanto, y de entrada señalamos que en el mundo andino, sin descontar el lenguaje idiomático, el lenguaje ritual simbólico es el medio más apropiado para la interrelación o intercomunicación universal.

Para poder visualizar esta "Pacha vivencia andina", me refiero a los ritos más significativos relacionados al ciclo vital agrícola y ganadería como también al ciclo vital humano, los cuales son realizados según los usos y costumbres dentro del marco geográfico y social del mundo andino.


a) CICLO VITAL AGRÍCOLA:

AGOSTO:

- Los tres primeros días de agosto es la apertura ritual para la lectura del libro cósmico y da inicio al diálogo de auguración del comportamiento telúrico y cósmico en relación a las precipitaciones pluviales, tan necesarias e importantes para la agricultura y ganadería.
- Las fogatas para ayudar a despertar a la Pachamama.
- La ch'alla o aspersión ritual del licor para saludar y pedir permiso para las roturaciones de la tierra y siembras que se realizan durante los meses de setiembre, octubre y noviembre.
- El k'intu u ofrenda ("Misa") de coca, incienso y hierbas aromáticas que se ofrecen antes de las siembras, principalmente de la papa.

FEBRERO:

- El floreo o saludo festivo a las chacras el día lunes de carnavales al son de la música y danzas.
- El jatha katu o recojo de los primeros frutos de la papa, los cuales son asperguidos con vino y licores y adornados con serpentinas y misturas. Luego se continua la celebración festiva familiar y comunitaria.

MAYO:

- Mamatan urupa (pentecostés), rito familiar y comunitario de acción de gracias y celebración de alabanzas al Dios y a la Pachamama.

DICIEMBRE Y ENERO:

- La wilancha o sacrificio de animales (llama, cordero) para la salud y fertilidad de las chacras que significa también la reafirmación de las mutuas crianzas.


b) CICLO VITAL ANIMAL:

DICIEMBRE, ENERO, FEBRERO:

- Ritos de purificación, fertilidad de los ganados: casa familiar, los corrales, pastizales, pozos y manantiales, sanación de animales enfermos.
- Ritos de marcación de los animales y designación de nuevos dueños.


c) CICLO VITAL HUMANO:

AGOSTO:

- Celebración de matrimonios, es el mes privilegiado para los matrimonios andinos. El matrimonio es el rito de la vida y para la vida, donde se realizan las alianzas de familias para la vida.

NOVIEMBRE:

- Fiesta de los difuntos (muertos vivos). Para los andinos los muertos viven y se comunican socialmente cada año en el día de la fiesta de las almas benditas.

FEBRERO:

- Fiesta de los carnavales, fiesta de la juventud, de la alegría plena comunitaria. Lunes de carnavales, el floreo de la casa hogar.
- Rutuchi, corte de pelo de las criaturas, constituye el nacimiento social mediante el cual se realizan alianzas interfamiliares.
- Fiestas patronales de la comunidad, en especial de la Virgen María, bajo las distintas advocaciones: Nuestra Señora de la Asunción, Natividad, Inmaculada, Candelaria, Merced, Alta Gracia, Copacabana, Cocharcas, Chapi, etc.

Como se puede observar todo el proceso ritual andino está centrado principalmente en la actividad agropecuaria, sin embargo, se realizan ritos relacionados a actividades comerciales y políticos.


1.- EL DIÁLOGO ANDINO:

Como hemos indicado más arriba, el diálogo andino utiliza principalmente el lenguaje ritual simbólico. Puesto que el hablar exige una postura de frente a frente entre los sujetos para intercambiar experiencias comunes, averiguarse mutuamente dentro del código común. Esto es posible a través de los ritos donde todos los sujetos dialogantes se encuentran para intercambiar reciprocidades de reconocimiento y de mutuos servicios.

Para el hombre andino, todos los elementos integrantes del cosmos son vivos y se comunican. Los Achachilas/Apus (espíritus protectores) se conversan los martes y los viernes; los animales, las plantas, los astros, las estrellas, etc. tienen su lenguaje y se comunican. Además tienen voluntad o deseo de comunicarse con los humanos. Los elementos dialogantes, sienten el sufrimiento, el gozo, el amor y el odio. "Todo siente y de ahí las exigencias éticas basados en las normas cotidianas de respeto, agradecimiento, compasión de todas las criaturas y de las fuerzas espirituales en una responsabilidad recíproca" (Cfr. Simón Pedro Arnold).

La actitud del hombre andino frente al comportamiento de los elementos o sujetos cósmicos es de una sensibilidad permanente de observación y escucha a estos "gritos" cósmicos de preocupación por la vida del hombre y de toda forma de vida. Pues los diversos miembros integrantes de la comunidad cósmica sean estas corpóreas o espirituales, tienen sus tareas específicas de ser "mensajeros", "proveedores", "protectores", etc. para mantener el equilibrio armónico de relaciones de mutualidad. En este sentido, la religión andina permite este encuentro de diálogo y celebración integral universal.

En la práctica de la religión andina y sobre todo en la realización de los ritos el "Yatiri" (sacerdote andino) invoca la participación de todas las fuerzas, energías vivas (tronos y dominaciones al decir de la Biblia) para esta convivencia en el banquete simbólico de la ofrenda, misa, wilancha que se ofrece ritualmente. De esta manera todos estos ritos son actos reconciliatorios, que invaden la totalidad de la vida aymara y quechua no son sino un permanente diálogo de atención recíproca al sentir del mundo/Pacha.


2.- LA CELEBRACIÓN CÓSMICA ANDINA:

Toda celebración es un factor de cohesión y unificación de un grupo humano en orden a compartir una misma experiencia, social religiosa o política o bien para adoptar un determinado compromiso, en cualquiera de esos órdenes de la vida. Celebrar es también sinónimo de hacer fiesta; que esencialmente es resaltar eufóricamente los acontecimientos significativos en la existencia personal y social que tienen significaciones trascendentes, tales como el nacimiento, la muerte y todos otros hitos de la existencia personal y social. Pero la celebración de estos hechos significativos en los Andes toma una trascendencia cósmica y universal en su perspectiva, pensamiento y sentimiento.

En los Andes el cumplimiento de las normas de reciprocidad, ritualidad, solidaridad, etc. es el cambio obligado hacia la celebración comunitaria y universal. De esta manera la "utopía" andina se orienta esencialmente a la fiesta, es decir, a la celebración gozosa eufórica de la armonía total reafirmada o recuperada por la colectividad. ¿Cómo no celebrar la energía vital que prorrumpe en toda la vegetación al regado por las lluvias al son de relámpagos y rayos fulgurantes?. ¿Cómo no brincar de gozo y alegría al acompañar a los críos de ganados que retozan y brincan en la altipampa andina?. ¿Cómo no entrar en unísono en la poligonía del trinar de las aves en el lago y en las lagunas cordilleranas?. ¿Cómo no vestirse de ropas multicolores cuando el campo se reviste de flores fraganciosas que contagian en su hermosura?. ¿Cómo no admirar el firmamento que cual una pantalla gigante te comparte las maravillas del universo infinito?.

La fiesta es como la realización simbólica del ideal andino de reconciliación cósmica. En tal sentido la música, la danza y la borrachera aparecen como la anticipación o realización del ideal de una complementaridad universal.

Aquí los sujetos celebrantes Dios, los espíritus servidores de Dios, los espíritus protectores de la comunidad y los integrantes de la comunidad universal con la sociedad humana se entrelazan para hacer vivir y decir somos Pacha/existencia.

Jallalla! Jallalla! Jallalla!

Domingo Llanque Chana
APLA, Puno - Perú
puerta


EL QUECHUA EN LA COSMOVISIÓN DEL CAMPESINO ANDINO


Por: Porfirio Enríquez Salas (*)


Desde la llegada de la lengua castellana al nuevo mundo, se ha producido un conflicto intercultural y sociolingüístico histórico -llamémosle diglósico- de más de quinientos años entre los hablantes del castellano, la lengua del invasor español y los hablantes de las lenguas nativas, generadas autónomamente en el nuevo mundo. En el caso sudamericano, más específicamente en la ecorregión andina, área de influencia del Tawantinsuyu, el conflicto entre la lengua quechua o la "lengua general del Perú", la lengua de comunicación del Tawantinsuyu, aún persiste. Para unos, en este conflicto desigual, se ha impuesto el castellano, hasta hacer desaparecer a la lengua quechua, y, para otros, desde una perspectiva más interna a nuestra milenaria civilización andina, la lengua quechua como nuestro patrimonio cultural, hoy como ayer, se resiste a morir y se reproduce dentro de las comunidades campesinas, la continuación histórica de la antigua civilización andina, aunque con las limitaciones impuestas por el castellano, que se ha generalizado como lengua oficial, siendo su uso obligatorio en el medio urbano (en los dominios de la educación, administración de justicia, etc.), desplazando a la lengua quechua en algunos casos, y en otros produciendo un bilingüismo sustractivo que se va resolviendo a favor del castellano.

¿Pero, qué implicancias socioculturales y políticas tiene para nuestra civilización andina la pérdida del quechua, nuestra lengua materna? Las pérdidas son muchas, y se resume en la destrucción o aniquilación definitiva e irreversible de nuestra cultura y civilización. La pérdida de nuestra lengua quechua dejaría como secuela la existencia de personas, varones y mujeres, con rasgos andinos, que han adoptado el castellano como su única lengua, pero que viven vaciados de su contenido fundamental: la lengua, que permite transmitir todo el conjunto de conocimientos elaborados durante milenios por la cultura andina, para poder vivir en armonía con este espacio. Entonces, habiendo perdido su lengua materna, los hombres y mujeres también pierden sus raíces históricas, para vivir desarraigados en su propio espacio, flotando en el ambiente, sin rumbo definido, cabalgando entre dos mundos: entre el mundo de la cultura que han abandonado y al que les es imposible reinsertarse, por haber perdido su lengua; pero soñando con acceder a un mundo que no les pertenece por tradición, pero en el que tampoco terminan por insertarse definitivamente, aunque aprendan a hablar perfectamente el castellano.

Frente a este doloroso problema cultural, lo que nos compete a los que somos hablantes de la lengua quechua, es utilizar cotidianamente y cultivar a nivel oral y escrito nuestra lengua materna, para conservarla, porque viene a ser el único vehículo de comunicación capaz de expresar, compartir y transmitir los valores propios y la cosmovisión específicamente andina, para asegurar la conciencia de identidad de las nuevas generaciones y la continuidad de nuestra cultura. Utilizar la lengua materna quechua, hoy viene a ser la mejor forma de garantizar la supervivencia de nuestra cultura, el respeto a nuestra identidad y fundamentalmente, la búsqueda de confianza en nuestros propios valores, como una muestra de la afirmación cultural.

Nadie ya puede desconocer que la lengua crea identidad, porque los grupos humanos en general, se definen como tales por su lengua materna. Cada lengua tiene sus propias diferencias lingüísticas con otras, la misma que constituye un reflejo de sus perspectivas cósmicas, que comunican sus propias formas de ver y concebir el mundo, que además se refleja en la creación de formas lingüísticas para designar o nombrar los diversos aspectos de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. Así por ejemplo, la cultura andina que privilegia la visión mitológica y religiosa del mundo y la vida, mediante la lengua quechua, expresa una infinidad de palabras, conceptos o expresiones, que le dan identidad propia, tales como: “Pachamama” y “Sumaq kawsay”.

Ambos términos traducidos a la lengua castellana, pierden su contenido mitológico y religioso. “Pachamama” puede ser traducido como madre tierra en castellano, pero en esta traducción literal, se pierde toda la riqueza de la cosmovisión y la religiosidad de la cual va acompañada, la misma que se manifiesta en una relación ética de trabajo y afecto profundo con una naturaleza viva, que ya no es materia, sino la madre universal generadora y criadora de la vida. Lo propio sucede con el término “Sumaq kawsay”, que traducido literalmente al castellano, se convierte en buena vida, vida bonita, dulce vida o bonito vivir. El contenido mitológico y religiosa de “Sumaq kawsay”, desde el pensamiento andino, va mucho más allá de estas simplificaciones y nos habla de una plena convivencia armónica consigo mismo y con los semejantes (“runa”), con la naturaleza (“sallqa”) y con las deidades (“wak’a”), que además participan en los procesos de distribución y consumo de bienes y servicios, así como en el esfuerzo comunitario de alimentarse y alimentar a todos los seres vivos comprometidos con la economía de la crianza mutua.

Aunque parezca determinista, es necesario reafirmar que sólo mediante la práctica de nuestra lengua materna quechua, podremos garantizar la supervivencia indefinida de nuestra cultura, como base y sustento de un verdadero desarrollo andino con identidad. Esta no es una propuesta que linda con el chauvinismo, sino un acto de profunda valoración y de justicia social con nuestra lengua, coincidente con la labor de defensa, que por un lado, ejercen los organismos internacionales como la UNESCO, que la ha declarado como "invalorable monumento cultural de la humanidad"; y por otro lado, un derecho muy bien defendido por los países denominados como desarrollados, que viven y recrean lo cotidiano de su cultura a partir del cultivo y conservación de sus propias lenguas maternas, que se utilizan en todos los dominios de su vida pública, incluyendo la científica y tecnológica. Este hecho de cultivar sus lenguas maternas para mantener la continuidad histórica de sus culturas, es uno de los factores de su desarrollo, que no les priva de ninguna manera del aprendizaje de segundas lenguas o lenguas extranjeras de comunicación internacional de acuerdo a sus necesidades. Contradictoriamente, en los países latinoamericanos hemos transitado al revés: estamos abandonando nuestras lenguas maternas para aprender a golpes una lengua extranjera: el castellano. ¿No será esta una de las causas profundas de nuestro subdesarrollo?.


(*) Lic. En Sociología, MSc. en Lingüística Andina y Educación, docente de la Faculta de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Altiplano (Puno. Perú) y actual presidente del Consejo Directivo de la Asociación de Criadores de Camélidos Andinos - Illa (ACRICAN - ILLA), del Distrito de Nuñoa (Melgar, Puno, Perú).

Porfirio Enríquez Salas
MSc. en Lingüística Andina y Educación.
UNA, Puno - Perú
puerta