ARTÍCULOS
PACHA VIVENCIA ANDINA: DIÁLOGO Y CELEBRACIÓN CÓSMICA
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EL QUECHUA EN LA COSMOVISIÓN DEL CAMPESINO ANDINO
Porfirio Enríquez Salas |
PACHA VIVENCIA ANDINA: DIÁLOGO Y CELEBRACIÓN CÓSMICA
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EL QUECHUA EN LA COSMOVISIÓN DEL CAMPESINO ANDINO
Porfirio Enríquez Salas |
UN IDIOMA Y UNA CULTURA PARTICULAR EN LA FAMILIA DE LOS PUEBLOS ANDINOS
Dentro de las familias lingüísticas andinas (a parte del quechua, aymara y otros), tenemos también al uruchipaya, pero más que una lengua andina se trata de un pueblo milenario y una particular cultura que vive al sur del altiplano de Oruro. Ellos se hallan al norte del lago Coipasa y tienen como vecinos a los aymaras de Huachacalla, Sabaya y Salinas. En Chipaya, uno de los pueblos principales de los urus, la propia gente denomina a su idioma como pukina, pero en su interacción llaman a éste “chipay taku” que quiere decir lengua chipaya. En lo que sigue lo llamaremos uruchipaya, puesto que mucha gente lo conoce así. Además deriva de las familias uru o uruquilla.
Los uruchipayas a parte de dedicarse a las actividades agropecuarias (de criar cerdos, ovejas y llamas, de cultivar quinua y papa) y llevar a la práctica una serie de ritos y ceremonias (canciones poéticas, oraciones, danzas, músicas), desde antes han mantenido la práctica de caza y pesca. Pero por sobre todo han mantenido su idioma. Se trata de un idioma independiente pero a la vez éste forma parte de las familias lingüísticas andinas.
La relación del idioma uruchipaya con las otras lenguas andinas (aymara, quechua), específicamente en relación al sistema fonológico (glotalizadas y aspiradas), en algunos léxicos y sufijos plantean una relación familiar con los idiomas andinos; esto, además, por compartir un escenario altiplánico. Pero el hecho de tener una morfología diferente -además de sonidos que no se hallan en el aymara y el quechua o concretamente en el aspecto gramatical- hace del uruchipaya un idioma independiente. Es el caso por ejemplo de la fonología (retroflexas, sivilantes) y otros elementos gramaticales.
Este idioma como otros tiene una gran riqueza lingüística, puesto que tiene una armonía especial en su sistema gramatical. Asimismo una de las características es su particular modo de entonación; es el hecho de hablar en voz baja. En referencia a los idiomas andinos esto es poco frecuente.
La relación con los idiomas andinos se ve también en el préstamo mutuo de algunos léxicos y sufijos entre el aymara y el uruchipaya. Pero el préstamo o la relación mutua no se restringe a lo lingüístico, puesto que también se comparte muchas prácticas culturales. Pero esto no da razón a suponer que éstas sean iguales. En realidad se trata de pueblos diferentes pero que se familiarizan por algunas de sus características.
En tal sentido en las familias lingüísticas andinas ubicamos particulares prácticas culturales como el hecho de la lengua que nos hacen diferentes. Sin embargo por compartir un pasado común y un mismo escenario altiplánico nos hace ver una familiaridad. Algo similar ocurre en la misma cultura aymara y por ende en su idioma, puesto que existe una variedad de aymaras. Por ejemplo, tanto los aymaras del norte como los aymaras del sur habrían sido influenciadas por otros pueblos antiguos. Ocurre también la conservación y pérdida de los rasgos y prácticas culturales. Es por el hecho de incorporar en el aymara elementos lingüísticos del castellano o en otros casos conservar el idioma muy independientemente; también es por el hecho de la conservación de algunas prácticas culturales como las canciones, sus autoridades originarias, etc. Por lo tanto es superficial homogeneizar a los pueblos. En realidad habría que entender la variedad de pueblos, sus matices, su dinámica social, su historia y en general su riqueza de variedad familiar.
En la actualidad sería erróneo pensar o decir que la lengua uruchipaya está muerta o en vías de extinción. Al respecto cabe aclarar que la lengua está llena de vitalidad en la población. Esto se ve en el uso que hacen los niños, jóvenes, adultos y ancianos. Además las generaciones jóvenes reclaman a su lengua como patrimonio, puesto que se trata de un elemento muy importante de su identidad. Estas iniciativas sin duda son valiosas pues nos hacen pensar en una perspectiva para nada pesimista, sino lleno de vitalidad, pues tienen un pasado milenario y con mayor razón una perspectiva milenaria en términos prácticos a corto plazo aplicables en una educación alternativa que no solamente tome en cuenta el aspecto lingüístico sino la cultura (religión, estética, tecnologías andinas), entendida en su amplitud.
Ulpian Ricardo López García
Investigador del CEPA - Oruro.