LIBROS NUEVOS
Por el compromiso con nuestros lectores, en la Biblioteca de Antropología Andina (BAA) - IECTA, estamos actualizando constantemente la bibliografía con el objetivo de ofrecer un mayor y mejor servicio para con los investigadores académicos. Presentamos las siguientes obras:
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Chiara Albertin (editor). De las costumbres antiguas de los naturales del Pirú. MADRID - ESPAÑA: Iberoamericana / Vervuert, 2008; Pp. 91. |
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RESUMEN El estudio empieza con un panorama de las crónicas que se escribieron como consecuencia de los nuevos descubrimientos y de la labor de los Jesuitas en los primeros años de su llegada al continente americano. Luego, pasa a la cuestión de la autoría, que, aunque bastante desarrollada por cada editor de la Relación anónima, es inevitable tratar por la simple razón de que todavía reina mucha incertidumbre sobre el verdadero autor del texto. El estudio se basa en las opiniones de los más destacados estudiosos, entre los cuales está quien se decanta por el P. Valera, quien no, y quien señala a otro jesuita, el ya mencionado Luis López. En el capítulo tercero se encuentra la transcripción de todas las partes que Garcilaso de la Vega en sus Comentarios Reales dice haber tomado directamente de los “papeles rotos” de Valera, confrontándolos directamente con las partes de la Relación que mas se parecen, para tener una visión más clara de si es o no es Valera el llamado Jesuita Anónimo. En el capítulo cuarto trata, primero, de un problema que se remonta a las acusaciones de falsedad que más de un historiador atribuye a la Relación anónima: ¿hay que confiar en las referencias que el Jesuita utiliza en su obra? Esta pregunta surge como consecuencia de que gran parte de los autores, citados en los márgenes del manuscrito, no se conocen, o sus obras están perdidas. El hecho de que las mismas referencias sean usadas también por el P. Valera, tal como testimonian los Comentarios Reales, puede demostrar aparentemente que hay algo de cierto; sin embargo, puede haber ocurrido que el P. Valera hubiese leído la Relación anónima, haciendo suyas dichas referencias. En este caso, el P. Blas Valera no puede desde luego identificarse con el Jesuita Anónimo. En la segunda parte del capítulo trata sobre la relación muy controvertida que se instauró entre Polo de Ondegardo y el Anónimo sobre el asunto de los sacrificios humanos, negados por nuestro autor pero fuertemente afirmados por Polo. De la controversia surge una pregunta: ¿dónde está la verdad? La respuesta es sencilla desde el momento en que los que niegan la práctica de los sacrificios humanos entre los Incas son sólo el Jesuita Anónimo y el P. Valera. En cambio, los cronistas anteriores y posteriores confirman las palabras de Polo, de manera que es muy difícil creer al Anónimo en cuanto a la ausencia de sacrificios humanos durante el Imperio de los Incas (mientras que no niega, sino que afirma, la inmolación de animales).
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Fernanda Macchi. Incas ilustrados: reconstrucciones imperiales en la segunda mitad del siglo XVIII. MADRID - ESPAÑA: Vervuert / Iberoamericana, 2009; Pp. 286. |
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RESUMEN El primer capítulo se ocupa de la mentada primera reedición de la obra en español realizada en Madrid en 1723, en el marco de la primera colección de reediciones de crónicas de Indias desde el periodo de la conquista, publicada entre 1722 y 1743 a cargo de don Andrés González de Barcia. El segundo capítulo, por su parte, aborda las traducciones existentes en Europa de esta obra hasta la primera mitad del siglo. Consideramos que tanto reediciones como traducciones, a través de las intervenciones textuales y paratextos incorporados por editores, traductores y censores actualizan la obra original manifestando una de sus lecturas posibles en el particular contexto histórico. Entendemos también que estas lecturas coyunturales se incorporan tácitamente al texto e informan todo acercamiento posterior. A través de un análisis de estas primeras recurrencias de la obra buscamos recuperar no sólo el horizonte de lectura de la Primera parte de los Comentarios reales, sino también parte del entramado textual en el que se hilvanan las reconstrucciones imaginarias del antiguo imperio. La importancia de la segunda edición de la Primera parte de los Comentarlos reales ha sido ampliamente reconocida por la crítica, como ya hemos señalado, y de hecho resulta capital aun para las elecciones editoriales de las subsecuentes ediciones. Si bien su estudio constituye el foco de nuestro primer capítulo, hemos decidido inscribir su análisis en el marco de las primeras obras publicadas en la colección de reediciones, dado que los primeros cuatro textos que la ocupan son reediciones de obras del Inca o ampliaciones de éstas. A través de ese análisis se hace presente, por un lado, la lectura española en el siglo XVIII de la conquista americana, y al mismo tiempo, una rearticulación europea de la Leyenda Negra española que tuvo a la Primera parte de los Comentarios reales como centro. El segundo capítulo repone el referente directo de las reediciones españolas de las crónicas de Indias y pone de manifiesto la apropiación que Europa realizara del discurso de la conquista. El análisis del continuo de las traducciones de la obra completa hasta mediados del siglo XVIII permite reconstruir para el texto una lectura que articula un simulacro indígena, privilegiando una de las voces presentes en la textualidad de la obra. En esa textualidad, frente al conocido modelo del “buen salvaje americano” tan popular en la época, se recorta otra imagen posible: la del buen gobierno del imperio, que se presenta como oposición perfecta a la malignizada imagen de la conquista y colonización española. De esta manera, estos dos primeros capítulos permiten observar una rearticulación de la Leyenda Negra española en torno al modelo del buen gobierno que los incas condensaban. El capítulo tres se ocupa de los textos franceses, representantes fundamentales de la vertiente europea de esta reconstrucción, que fueron traducidos y difundidos en Europa de forma casi inmediata. En ellos, el simulacro indígena que las traducciones construyeran toma cuerpo y vida. Hemos elegido tres representantes ejes de esta corriente “incanista”. Cada uno de ellos, sin embargo, forma parte de una serie de obras que le son deudoras, sátiras o continuaciones. Una novela epistolar, una obra de teatro y un conjunto de relatos enmarcados que traslada el Oriente de Las mil y una noches al Perú, nos permitirán recorrer el universo genérico del periodo y observar las características comunes del “fenómeno inca”. Aun si compartiendo elementos de la moda orientalista, estas manifestaciones articulan una voz definida para el nativo americano. O tal vez sea más apropiado especificar para la nativa, en tanto las princesas del sol serán sus protagonistas. A través de ellos, se articula un discurso indiscutiblemente anti-español, pero también se intuye una velada crítica a la empresa imperialista. El capítulo cuatro constituye la necesaria vuelta al Perú, marco primero y original de este estudio. En tanto nuestro corpus privilegió la relación de las reconstrucciones del antiguo imperio andino con la Primera parte de los Comentarios reales de los incas, nuestro trabajo se limitó en la vertiente europea a los límites de la república de las letras y la historia editorial. El corpus peruano obliga a otras consideraciones y excede estos márgenes. De las numerosas manifestaciones de la reconstrucción del antiguo imperio en el Perú, hemos seleccionado dos textos que sirven de guía para nuestro análisis: el reporte de una fiesta real y la obra teatral quechua Ollantay. Representantes del complicado entramado de voces y textualidades implicadas en la reconstrucción del antiguo imperio en el Perú colonial, estos dos textos sostendrán una peculiar similitud con las apropiaciones realizadas en Europa. La imagen del Incario que allí aparece sostiene en el orden de las leyes y la magnificencia de las cortes un marco perfecto para el reclamo frente al orden colonial.
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RPRATEC (Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas). Cambio climático y diálogo de saberes. LIMA - PERÚ: PRATEC / Vida Dulce, 2012; Pp. 66. |
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RESUMEN En primer lugar porque se aleja de un enfoque unidimensional en el que se repara sólo en su factor gravitante en el cambio climático, como por ejemplo el agua, para dirigir su mirada hacia una multiplicidad de actividades asociadas a tres espacios de vida: el paisaje, las actividades agropastoriles, y las domésticas; y en segundo lugar, porque articula en cada actividad, cuatro dimensiones del quehacer andino: los aspectos técnicos; el rito; la organicidad festiva; y el diálogo con la naturaleza. La primera ofrece una visión que muchos denominan “de cuenca” porque interrelaciona en un espacio marcado por la línea divisoria de aguas, la crianza del agua, las praderas, los bosques, y las montañas sagradas, con la crianza de la chacra, la ganadería, y la alimentación, la vivienda, y la salud. El cambio climático afecta todos los órdenes de la vida, altera todos los ecosistemas. El ascenso de los cultivos por el calentamiento del clima, afecta la ganadería, la crianza de praderas, el destino de los bosques, la disponibilidad del agua, y la gestión social de los sistemas productivos. En ese sentido las actividades adaptativas realizadas por los comuneros se orientan en una multiplicidad de direcciones, porque el clima moviliza el conjunto de la vida agraria. La segunda característica de las intervenciones campesinas tiene que ver con la vinculación de la práctica en sí -por ejemplo la ejecución de una obra de infraestructura como puede ser una terraza-, con el rito, la organicidad festiva humana; y el diálogo con la naturaleza. En la cosmovisión andina todo es vivo y persona. La construcción de una cocha es también y a su manera la regeneración de una deidad. La cocha no es sólo un depósito de agua, una fuente de vida, sino una deidad andina: la Mama Yaku o madre agua. Lo que regenera el andino no es sólo entonces una estructura productiva, sino su familia, un pariente requerido para la regeneración saludable y bella de la naturaleza. Este modo de percibir la naturaleza diluye la división profano-sagrado, para teñir los actos hacia ella de un carácter de veneración y respeto. El rito que acompaña la ejecución de un reservorio anuda ceremonialmente las relaciones entre humanos, naturaleza, y deidades, confiriéndoles un carácter sagrado a la tarea realizada. Construir cercos que separan las chacras de las praderas, en los Andes, o cultivar diversidad en una parcela es un acto comunitario, como cuidar las praderas, o los manantiales de una comunidad. La organicidad colectiva se impone en cada actividad en dos sentidos: en la constitución del grupo de ayni, y en la presencia de las autoridades de la chacra. El trabajo es una actividad comunitaria ejecutada dentro de un contexto festivo y de celebración. La fiesta es inseparable, en el mundo andino, del trabajo. En rigor no existe el concepto de trabajo como lo concibe el mundo occidental moderno, sino una relación de crianza festiva entre hijo a madre porque en la vida andina la tierra es Pachamama, y la vida fructifica en ella si el humano hace las tareas con una emoción de cariño y de alegría. Este es el papel de las canciones, de las danzas, y de los conciertos musicales chacareros: alegrar al maíz, alegrar a la tierra, alegrar a todos aquellos que hacen posible la regeneración respetuosa de la naturaleza. Las prácticas adaptativas tienen pues que ser apreciadas desde una perspectiva múltiple. Para la limpieza de un canal de riego no es suficiente la voluntad humana; cada actividad se hace en consulta con la naturaleza. En un mundo donde la naturaleza es viva y habla; el humano para realizar cualquier actividad conversa con la naturaleza que se expresa a través de señas. Es en diálogo con la luna, los celajes, el croar de los sapos, y el aullido de los zorros que se hace agricultura, se construye una pirca, y se crían las llamas. El aporte andino a la solución de la crisis climática, en este sentido, es diversa, e integral. Participar desde nuestras tradiciones, en el debate internacional que existe sobre el tema, es parte PRATEC y Vida Dulce, una tarea ineludible. La crisis siendo planetaria no incide de la misma manera en cada ecología, ni es percibida del mismo modo por cada pueblo. Por tanto no existen soluciones universales sino respuestas locales destinadas a enriquecer la diversidad de opciones que se originan en horizontes culturales diversos. Es probable que entre algunas existan consonancias conceptuales y prácticas que compartir. |