LA PESCA DE ISPI Y SUS SECRETOS EN EL ALTIPLANO (Tercera parte)
En la presente edición de la revista Volveré, se expone la tercera y última parte de la tecnología bidimensional del pescador alto andino del Titicaca, que abarca su “manejo” tanto empírico como religioso. Se trata del sistema de pesca del ispi (orestias sp) en la comunidad de Marqayoqa, Puno. Esta actividad económica es, junto con la agricultura, tan antigua como el hombre aimara; su sistema comunitario comprende un profundo saber sobre la ecología del lago, así como de las técnicas empíricas de pesca relacionadas a una dimensión simbólica particular. Todas estas actividades del pescador comunero sólo es posible comprenderlas en el marco de una cosmovisión que orienta y da sentido a la totalidad de las actividades económicas efectuadas en la comunidad.
El ispi, pez nativo de las aguas del Titicaca, se aproxima en su ciclo de reproducción a las playas de las comunidades. Su presencia hace que los comuneros se encuentren en constante alerta y en sintonía con el medio natural, preparados para “cosechar”, como ellos dicen, en las ispi yapus o chacras comunales de ispi, a orillas del lago, alternando esta actividad con sus labores agrícolas y ganaderas. El comportamiento de esta especie varía en el espacio y en el tiempo, razón por la que se le considera parte de la naturaleza silvestre o Sallqa, que de por si es caprichosa, pero pasible de ser tratada con respeto, cariño y comprensión.
En la visión del comunero, el ispi vive en las entrañas de la Qotamama (Madre Lago) junto con otros peces y especies vegetales. Todo lo que existe en ella es sagrado, temido y respetado por los pescadores. Al igual que la Qotamama, el ispi y los otros peces tienen sus wak’as o deidades, y todas ellas, en la visión de los comuneros, contribuyen a “la crianza de la vida”. Este pensamiento orienta y da sentido a las labores de pesca de la comunidad.
En el pensamiento simbólico del marqayoqueño, que emana de su cosmovisión (que aquí se denomina Pachavivencia), el lago cumple la función de madre, así como los peces y todo lo que existen en ella. Esta relación con el lago es de tipo personal y natural; no es una relación violenta que se limite a la extracción de “recursos”, sino que está cargada de afecto y dedicación.
Para el pescador, todos los elementos de la naturaleza conversan y reciprocan: el viento con el lago, el ispi con las papas, la gaviota con el ispi, las playas de la derecha con las playas de la izquierda, los pescadores de arriba y los de abajo. Todos los elementos rituales en las ceremonias tienen significado. Los claveles blancos hacen las veces de gaviotas, el sebo de llama es la energía, alimento de las wak’as, etc.
El fin último de la economía del pescador es la manutención y el buen desarrollo de la vida en toda la Pacha, en el ambiente del humano (Jaqe), en el de la naturaleza (Sallqa) y en el ambiente de las deidades (Wak’as). Los ritos de producción, las fiestas, los cantos, las invocaciones, la dedicación, las técnicas y el trabajo, están orientados al valor de la crianza de la vida en total. De ahí que se trate de una tecnología meta-empírica y meta-económica, una tecnología de pesca eficiente y sustentable para la ecología del lago. Un saber profundo sintonizado con el medio natural y sociocultural andino.
En el primer artículo (Ispi Jakqhata) se describe e interpreta la fiesta del ispi, el universo sagrado y mitológico de la pesca; el llamado pensamiento simbólico como una realidad efectiva. Allí se destacan los rituales del ispi, organizados por los pescadores en actos de reciprocidad por la buena pesca. Se trata del equilibrio en los aspectos sagrado y social del ayllu, entre las comunidades Wak’a, Jaqe y Sallqa. En el segundo y último artículo (De la balsa al bote) se expone los cambios en el sistema de pesca local, en el nivel socioeconómico y tecnológico y se deja cuestiones abiertas para nuevas investigaciones antropológicas.
Vale la pena recordar que el estudio presenta la pesca de ispi en su momento de abundancia, cuando se pesca colectivamente en las balsas usando los qhanis, no así la pesca individual con redes de hilo y botes de madera, que en la actualidad también se práctica en Marqayoqa.
Guillermo Cutipa Añamuro
Colaborador del IECTA