Reseña de libros

ESTATUTOS ORGÁNICOS Y REGLAMENTOS
DE LA NACIÓN ORIGINARIA URU
Orlando Acosta Veizaga,
CEDIPAS, Centro Diocesano de Pastoral Social
pp. 148
Oruro, Bolivia
El presente documento histórico, aparte de constituir la LEY DESDE NUESTRA VIVENCIA URU, es el mensaje del pueblo de no renunciar a su origen común, elemento principal de sus planteamientos.
El mundo día a día muestra cambios, a veces violentos y traumáticos (guerras e intervenciones colonizantes). A veces, son producidos mediante procesos lentos y largos (resistencia identitaria y adaptación con creatividad). Los hombres así realizamos la historia.
Para todos es necesario el cambio que ayude a proyectar la historia de la convivencia respetuosa y pacífica entre pueblos, para continuar en la formación de sujetos que protejan con decisión a la Pachamama como único y mejor proyecto de vida.
Los uru, antiguos moradores del altiplano son testigos y partícipes de constantes transformaciones de su cultura.
Mucho de lo que antes había en su historia ahora ya no existe, o simplemente se ha modificado. Pero muchas otras cosas aún son mantenidas con identidad. Y cuántos elementos de "los otros" se habrán incorporado al patrimonio originario.
Asimismo, el documento LEY DESDE NUESTRA VIVENCIA URU, sintetiza que el originario ama y respeta a la naturaleza, madre de todo cuanto hay en el entorno. Este amor es expresado en la jornada de trabajo diario como fiesta de reafirmación de la identidad.
Es búsqueda de unidad constante entre los asentamientos uru muratu: Puñaca Tintamaría, Wilañique, Llapallapani. De los uru de Chipaya: ayllu Manasaya, ayllu Aransaya, ayllu Unión Barras, ayllu Wistrullani. De los uru de Iruhitu. Y de los otros originarios, que sin decirlo abiertamente se sienten parte de un pasado y de una realidad uru, me refiero a la comunidad San Juan de Coripata (Prov. Carangas) y a la comunidad de Isluga (Norte de Chile), entre otros. Sin olvidar mencionar a los uru de las islas flotantes del lago Titicaca en Puno -Perú.
no hay que verla como un romántico retorno al pasado, sino debemos encontrar en ella el espacio que ayuda a fortalecer la organización social originaria, que también está abierta a incorporar -selectivamente- las otras conquistas de la humanidad.
LEY DESDE NUESTRA VIVENCIA URU
No hay que verla como un romántico retorno al pasado, sino debemos encontrar en ella el espacio que ayuda a fortalecer la organización social originaria, que también está abierta a incorporar -selectivamente- las otras conquistas de la humanidad.
Estas páginas desean mostrar solidaridad con todos los pueblos originarios del mundo, que por el camino pacífico y de la lucha justa reivindican sus derechos.
Los urus muratus asentados en las orillas de los lagos Uru uru y Poopó, se han visto obligados a abandonar los extensos totorales e importantes islas para salir a las márgenes circunlacustres y organizar pequeños asentamientos como son: Puñaca Tintamaría, Villañique y Llapallapani.
Los urus chipayas asentados en las orillas del lago Coipasa y entre los brazos del río Lauca, han visto desaparecer los totorales por la crianza del ganado porcino en la época colonial. Nuestros abuelos respetando toda forma de vida aceptaron, y hasta hoy que convivimos en nuestras qutas, los cerdos son parte de nuestra alimentación y economía.
Actualmente los urus de Chipaya han organizado su sociedad y su territorio en los siguientes asentamientos: ayllu Aransaya, ayllu Manasaya, ayllu Unión Barras y ayllu Wistrullani.
Los urus de Iruhitu organizaron su pueblo en una ribera del río Desaguadero.
Como nación originaria uru, nos hemos abierto para tomar contacto con otros pueblos que otrora fueron urus y que hoy siguen mostrando interés por recuperar y volver a caminar por los espacios históricos de nuestros ancestros. Tal el caso de los hermanos de San Juan de Coripata con sus respectivos ayllus Samancha y Uravi que desde antes albergan a los hermanos de Wicu y Huacalluma.
No dejamos de reconocer como parte importante de nuestra raíz originaria a los pueblos de Chillagua, Isluga, Cariquima y del lago Titicaca, sector Puno y a otros de gran importancia derramados en la geografía altiplánica.
Como nación originaria, ponemos en práctica la absoluta igualdad de los derechos humanos, por esto, en muchos casos y casi siempre nos veremos obligados a cuestionar las políticas estatales, que no respetan nuestra manera de organizarnos.
Los reencuentros son signos de reafirmación étnica, que nos permite un mejor análisis en la búsqueda de independencia política del Estado que muchas veces nos niega y nos oprime.
Nuestra organización originaria la entendemos como la manifestación contra toda forma de aplastamiento y/o uniformización del Estado totalitario, que aún piensa que los urus nos quedamos en el pasado, que poca o ninguna consciencia tendríamos del presente.
Ante semejantes insinuaciones discursivas y paternalistas, afirmamos nuestra gran capacidad de resistencia para manejar nuestro destino.
En nuestra memoria está, que al incario, a la colonia española y al Estado actual, no les agrada la cultura de los pueblos nómadas y lacustres. Invirtieron muchos esfuerzos por sedentarizarnos, tuvieron resultados a medias, es decir, nos impusieron réplicas de sus formas de organización como ser, autoridades ajenas a nuestra forma de vida: corregidores, jueces, alcaldes, concejales, catequistas, profesores, etc.; muchos de ellos ejercen su poder por encima de las jerarquías originarias, ignorando la importancia de los jilaqata, mamat'alla, camayu, etc. Sin embargo, el pueblo uru convive con ambas formas de organización y poder, aún cuando las primeras traen más problemas al pueblo por estar dirigidas desde afuera.
Estos funcionarios en muchas oportunidades no respetan ni responden a las necesidades de los uru originarios.
El Estado de hoy, por medio de sus instrumentos de poder, autoridades, leyes, partidos políticos, educación y demás instituciones de control dominante y condicionante de nuestros actos originarios, responde favorablemente a los intereses de las clases dominantes; sus autoridades son el espejo del poder de los ricos.
Las autoridades que hacen el mejor servicio al pueblo siempre son las orginarias, pero su poder ha sido reducido y limitado por la poca importancia que les dan los centros de poder del Estado.
Para nosotros es difícil seguir viviendo con dos formas de poder, una nuestra y otra ajena, aunque siempre somos respetuosos, pero luchamos por mantener lo genuino, lo ancestral, lo sano y lo mejor de nuestro pueblo milenario.
Nosotros los urus como todo pueblo originario, buscamos a través del presente documento estatutario nuestra unidad, fortaleza y nuestra liberación.
A través de permanentes reflexiones productivas, demostramos que la histórica unidad uru aún se mantiene y que el pueblo uru sigue acumulando importantes conocimientos tecnológicos, agropecuarios, económicos, políticos y religiosos.
Para reencontrarnos tuvimos que recordar, intercambiando información, a fin de rehacer la historia, que sólo muestra la pobreza material y geográfica de los urus, pero aún nos queda la riqueza organizativa, ideológica y social que construimos para la humanidad como pueblo que no renuncia a su identidad de hombres lacustres.
Nuestra cultura cada momento se construye, cuando por el profundo respeto transmitimos, junto a otras naciones originarias, la vía de la historia difícil que conduce a la autodeterminación.
Ser auténtico uru está por encima del hecho o acto de nacer en territorio uru. Es uru, aquel originario que lucha por llevar nuestra identidad, sin vender su consciencia a nadie, y el que se considera hijo de una misma semilla.