LIBROS NUEVOS
Libro: Teología Andina, El tejido diverso de la fe andina
Tomos I y II.
Autor: Josef Estermann, coord
Editor: Instituto Superior Ecuménico Andino de
Teología: ISEAT, La Paz, Bolivia
© ISEAT/Plural Editores, 2006
- Resumen de la PRESENTACIÓN del la obra (pp. 9-13), Josef Estermann.
- Reseña de TEOLOGÍA ANDINA , Diego Irrarrazaval
"TEOLOGÍA ANDINA": el proyecto y su contexto (*).
Durante 10 años el ISEAT - Instituto Superior Ecuménico Andino de Teología - consolidó sus diferentes programas de formación teológica en perspectiva ecuménica, intercultural de género y de preservación del medio ambiente. También desde hace dos años comenzó un programa de producción y publicación teológica para responder a los desafíos del contexto andino. A partir de ello se consideraba necesaria y urgente la conformación de una Unidad de Investigación (ti I) que aporte con insumos para la elaboración y enseñanza de una teología contextual no solamente del ISEAT, sino también que pueda servir a otras instituciones e iglesias ligadas a la formación religiosa.
El Proyecto de Investigación “Teología Andina” representa un esfuerzo intercultural de elaborar y plantear elementos para una sistematización –no-occidental– de lo que es la expresión multifacética de la fe de pueblos, comunidades, iglesias y personas particulares en el ámbito andino. Los aportes de esta publicación toman en cuenta la gran diversidad y riqueza de enfoques, posturas, metodologías y contenidos que –en su conjunto– forman un mosaico colorido, a manera del Arco Iris y de la whipal a, símbolos eminentes de las culturas andinas.
El campo religioso popular en el contexto andino está muy marcado por relaciones interreligiosas complejas, entre muchas de las cuales mencionó tres fenómenos:
Manifestaciones religiosas ancestrales que permanecieron por mucho tiempo en una especie de clandestinidad forzada y que lograron visibilizarse de mejor manera, por ejemplo, a partir de las conmemoraciones ligadas a los 500 años de la “Conquista”. Algunas de estas manifestaciones no logran hacerse públicas, otras están integradas a las luchas sociales, particularmente a las campesinas (por ejemplo waxt’as en ocasión de bloqueos, paros, eventos protestatarios), y últimamente hay elementos que incluso entran en el ámbito político (por ejemplo en el acto de asumir la presidencia por Evo Morales en Bolivia).
Relaciones complejas entre las diferentes formas de religión popular: ancestrales, catolicismo popular, pentecostalismo y neopentecostalismo. Esas relaciones pasan de la hibridación a la polarización según los casos y contextos. Existe un tejido nada homogéneo de expresiones religiosas, tanto en las iglesias llamadas “históricas” como en los nuevos movimientos religiosos, incluso en las expresiones religiosas autóctonas.
Dispersión y anonimato de los y las cristianos/as en general que participan en las luchas sociales. No existen grupos organizados y reconocidos de cristianos que recojan y expliciten sus prácticas de lucha de cara al cambio social.
Coyuntura política de un gobierno indígena (Bolivia) o de una representatividad política indígena considerable (Ecuador, Perú), como consecuencia de una toma de conciencia en sectores indígenas, gremiales, sindicales e intelectuales, y de la urgencia de una ‘descolonización’ educativa, mental, filosófica, teológica y política.
Un proyecto multidimensional.
El Proyecto que resultó en esta obra tiene un enfoque liberador. Se inserta en la tradición latinoamericana de la Teología de la Liberación y en un camino ya hecho dentro de la llamada Teología India. Tiene un enfoque intercultural, es interdisciplinario y toma en serio el desafío de la equidad de género. Es ecuménico, tanto con respecto a la composición de autores como con respecto a las temáticas y los enfoques de las diferentes iglesias. Es internacional y reúne en lo posible contribuciones de Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina. No es la expresión directa del quehacer teológico popular, sino una reflexión acerca de una teología indígena de base. Se usa un concepto de lo “andino” e “indígena” inclusivo y multicultural y no torna posiciones indigenistas y excluyentes. La obra tiene como punto de referencia la teología andina cristiana y no pretende reconstruir una teología andina precolombina o no-cristiana actual.
La dimensión liberadora. La presente publicación es una muestra de la transformación intercultural e interdenominacional de la Teología de la Liberación latinoamericana, surgida en los años setenta del siglo pasado, desde el grito de un pueblo oprimido y marginado. La dinámica de esta teología, con la opción por las y los pobres, sigue vigente en este Proyecto y en la “Teología Andina” elaborada. Los miembros de los pueblos originarios de Abya Yala no sólo pertenecen a los sectores más pobres de la sociedad, sino que siguen –en su gran mayoría– discriminados/ as, marginados/as y excluidos/as de las bondades de las políticas económicas de los gobiernos respectivos y de una vida digna y justa.
El enfoque intercultural. Las contribuciones en esta publicación dejan atrás una postura culturo- y etnocéntrica, sea de vertiente eurocéntrica o andinocéntrica. La “Teología Andina”, a mi entender, sólo puede plasmarse en y a través de un diálogo intercultural crítico, constructivo y abierto entre la tradición teológica dominante de Occidente (sobre todo de origen europeo) y la tradición religiosa milenaria de los Andes. Este diálogo requiere de una deconstrucción crítica y cuidadosa de muchos de los theologumena clásicos, de la inclusión de elementos de origen cultural y filosófico muy diverso, y en fin: de una “hermenéutica diatópica” profunda y fecunda.
El esfuerzo ecuménico. En el Proyecto de Investigación “Teología Andina” participaron representantes de diferentes iglesias, como también estudiosos/os que no se consideran miembros de una u otra denominación religiosa. Entre las iglesias representadas menciono (en orden alfabético): las iglesias adventista, bautista, católica, luterana, metodista, del Nazareno, pentecostal y presbiteriana. Aunque varias contribuciones tienen un punto de vista notablemente confesional, el enfoque siempre es ecuménico y de apertura a otras iglesias.
La perspectiva interdisciplinaria. Ya no dominan las ciencias sociales de la economía, ciencia política y sociología como interlocutoras en el diálogo con la teología, tal como era el caso de la Teología de la Liberación de los años setenta y ochenta del siglo pasado. Sin embargo, los enfoques presentes en esta publicación son varios: desde la filosofía, la literatura y la antropología, hasta la sociología de la religión y la historiografía. Sus aportes para dilucidar los múltiples contextos de la Teología Andina son imprescindibles para el trabajo teológico en un sentido más estricto.
Una empresa internacional. Entre las personas que contribuyeron al Proyecto de Investigación, hay mujeres y varones oriundas/os o residentes en Ecuador, Perú, Bolivia y Chile. Por el mismo hecho de que el ISEAT es una institución con la sede en Bolivia, hay una cierta preponderancia de autoras y autores que viven y trabajan en este país. Tomando como referencia la nacionalidad de las y los contribuyentes, encontramos a personas bolivianas, chilenas, peruanas, ecuatorianas, holandesas, inglesas, belgas, argentinas y suizas.
El resultado del tejido diverso de la fe indígena:
En el Tomo 1 se desarrollan los diferentes enfoques sobre el contexto de esta teología. Hay contribuciones que subrayan la importancia de la historiografía y de las crónicas para la elaboración, otras subrayan el peso de las cuestiones metodológicas y epistemológicas, y un tercer grupo presenta las fuentes antropológicas y literarias para dicha teología.
El Tomo II elabora los diferentes temas de una “Teología Andina”, no desde unas categorías académicas tradicionales, sino desde la misma lógica de las culturas y religiones andinas. Aparte de los ‘lugares teológicos’ clásicos, están presentes reflexiones acerca de la feminidad de lo divino, la ecología y una hermenéutica andina de la Biblia. En lo posible, se publicará más tarde un Tomo con las implicaciones pastorales, políticas y sociales de la “Teología Andina”.
(*) La redacción de VOLVERÉ resume en estas líneas la PRESENTACIÓN del la obra (pp. 9-13) que es de la mano de su coordinador, Josef Estermann.
Diego Irarrazaval
En la emergente y fascinante teología andina, la cotidianeidad y la Presencia Divina son pensadas por quienes acompañan a comunidades secularmente tachadas como paganas y supersticiosas. Afortunadamente hoy predomina el respeto y hasta la admiración por la inteligencia y el comportamiento de la gente común. Las creencias y simbologías del pueblo, son retomadas por quienes aprecian símbolos de diversa procedencia y por quienes los interpretan a la luz de la fe cristiana. Quienes hoy tejen la teología lo hacen acompañando comunidades autóctonas y mestizas.
1- El tejido originario y cristiano.
En La Paz se han publicado dos volúmenes: Teología Andina, el tejido diverso de la fe indígena (1). Vale aquí la metáfora del tejido. La reflexión andina es diferente a lo hegemónico; y ella es como un bello tejido. ¿Por qué? Porque dicha teología proviene de comunidades y de profesionales que comparten su caminar creyente (y no proviene de élites eclesiásticas que atesoran sus espacios). Aunque suele emplear elementos de la racionalidad occidental, la población andina lleva a cabo su propio tejido hermenéutico. Los hilos originarios son entretejidos con la tradición cristiana.
Se trata de una fascinante y lúcida producción que (a mi parecer) revitaliza la tradición cristiana. La fe no esta fosilizada; es como una fuente inagotable, y suscita relecturas y nuevas reflexiones. Además, las identidades originarias no están desvinculadas de otros sectores humanos. Todo está interactuando. Lo indígena no es un purismo autocentrado. En cuanto a la reflexión, no esta en manos de una institución (no hay pues iglesias dueñas de la teología andina). Más bien se trata de un bello proceso de pensar la fe interculturalmente. Las voces andinas contribuyen al polifónico pensamiento cristiano.
En este proceso de reflexión, cada retazo parece frágil. Permítanme anotar que al dialogar durante años con la población andina, he vuelto a apreciar que la espiritualidad y la teología sean frágiles, y sin cerrojos culturales y religiosos. Me parece que he vuelto “a sentir profundo, como un niño frente a Dios” (Violeta Parra). Cabe hablar de un renacer creyente y una sabiduría frágil, ya que desde pequeñas y tenaces raíces -en este caso, gracias a raíces amerindias- rebrota la fe en la humanidad y tierra nueva.
Lamentablemente, hay muchos en América Latina que desconocen las teologías emergentes. Nos han ensordecido los fuertes tambores de la imitación y de la subordinación. Resulta cómodo imitar y ser absorbidos por el omnipotente y uniformizante progreso moderno. Esto deshumaniza. Por eso se han ido desenvolviendo suaves y hondas melodías alternativas.
En efecto, desde hace décadas existe gran creatividad teológica en América Latina y en otras regiones del Sur y del Norte, del Este y del Occidente. Se debe a la cotidiana indignación ante la injusticia, a la reciprocidad entre personas y con todo ser viviente, a la mística inagotable, y a la reflexión intercultural. Se vuelven a saborear paradigmas bíblicos y enseñanzas eclesiales, que son relevantes para nuestras necesidades y proyectos. A la luz de la fe en Cristo son discernidos los acontecimientos personales, económicos y culturales, espirituales y artísticos, de género y de ecología. Se descubre oscuridad y luminosidad en el ser humano y en la realidad que oscila entre el pecado y la gracia.
Se trata de alternativas teológicas viables y concretas (que impugnan a quienes se adueñan de la fe). Las alternativas provienen de otros modos de sentir y pensar la Amable Presencia que salva a la humanidad. Estas reflexiones autóctonas e interculturales no se dejan amoldar por una monocultura cristiana.
Pues bien, han germinado y madurada nuevas corrientes teológicas (que incluyen las indígenas y las mestizas) y ellas hoy ofrecen sabrosos frutos y bellísimas flores. Las comunidades indígenas y mestizas brindan hospitalidad, y uno piensa -sea uno nacido aquí o en otra parte del mundo- como humilde huésped de la Creación. Solo cabe ser huésped humilde junto a quienes sienten a Dios desde lo profundo, desde adentro y desde abajo. Así, desde lo pequeño y sin espectacularidad, se va disfrutando el placer de entender de modo andino las fuentes de vida cristiana.
2- Comprender el acontecer andino.
Las identidades y los acontecimiento andinos han incentivado muchos esfuerzos teológicos. Los dos volúmenes publicados en La Paz contienen ensayos que se mueven mayormente con instrumentales de la ciencia social y la filosofía, y otros ensayos donde sobresale lo bíblico y lo teológico. Estos diferentes modos de comprensión tienen rasgos comunes: lecturas interdisciplinarias, ver la fe desde abajo y desde adentro del mundo andino, contextualizar el factor religioso y los símbolos creyentes.
Comienzo reseñando aportes en que las ciencias tienen mayor peso. Modesto Mamani aborda la ecología andina. Examina la interacción y reciprocidad entre naturaleza, humanidad, deidades. Indica principios, criterios de acción y propuestas concretas para “cuidar nuestra casa común” (ver II: 251-270). Juan van Kessel explica la economía andina como crianza de vida en el marco de su Pacha-vivencia, y señala la concordancia con la teología medieval y su economía sacramental de la salud (ver II: 221-248).
Carlos Flores explica 17 cuentos quechuas del Cusco, que suscitan un dialogo entre la ética andina y la moral cristiana de Occidente. Valora las tradiciones religiosas en sí mismas, y a la luz de la presencia del Espíritu Santo (ver I: 297-318). El equipo del IDEA, examina los contenidos y rituales, y también las tensiones y los desafíos, en quince encuentros peruano-bolivianos (1990-2005). Se han dialogado grandes temáticas: “lugares teológicos”, fe en Cristo y culturas, Iglesia, pneumatologia, proyecto histórico, sabiduría andina y modernidad (ver I: 321-348). En el Perú, desde los años 70 el IPA de Cuzco y el IDEA de Chucuito han sistematizado la renovación de la acción y reflexión inculturada que va de la mano con la opción por el pobre.
Además contamos con minuciosos y pluridisciplinares estudios sobre la muerte. Freddy Luis Maidana reseña la riquísima simbología en torno a la muerte andina, incluyendo ritos con almas, la celebración del carnaval, y el culto a calaveras o ñatitas (ver I: 223-244). Xavier Albó magistralmente desentraña las creencias (en especial el contacto entre vivos y difuntos), rituales con muchos significados, e implicancias éticas, cósmicas y teológicas; se concluye que personas difuntas generan nueva vida (ver II: 369-406). Carlos Callisaya examina la negociación simbólica (que no cabe ser llamada un sincretismo) hecha por adventistas aymaras en los ritos de paso y particularmente en la muerte (ver I: 61-110). No cabe duda que la vivencia de la muerte da sentido al conjunto del acontecer andino.
Denise Arnold explora -desde las ciencias sociales- las cuestiones de una teología propia de esta región, y revisa la amplia literatura sobre la religión y la existencia andina. Cuidadosamente explica antecedentes históricos y metodológicos, y comenta los principales estudios sobre la religión marcada por el cristianismo. Arnold muestra que ha existido una apropiación y reconstrucción, en vez de un sincretismo (ver I: 247-293).
Como existen muchos lenguajes sobre lo andino, y a veces se cae en la generalización esencialista, vale discernir los rasgos históricos. También vale evitar idealizaciones y posturas unilaterales. Lo “andino” en sentido espacial, cultural, étnico, político, espiritual, ha sido debatido con fecundos resultados (y también hay interrogantes sobre el porvenir andino!). Esto lo ha resumido el equipo de ISEAT (ver I: 165-193), tomando en cuenta controversias sobre lo multicultural y lo intercultural, entre la idealización y el rechazo. En la base de lo andino es reconocible su proyecto de vida. A mi parecer vale recalcar que en lo andino existe tanto lo originario, como lo mestizo, como lo intercultural.
3- Dimensiones teológicas por trabajar.
En la comprensión del acontecer andino existe una perspectiva o agenda de trabajo, y también se van desenvolviendo varios tipos de reflexión. En cuanto a lo primero, los volúmenes publicados contienen capítulos escritos por Estemann, Colque, y Arnold. Los comento brevemente.
Con respecto a la hermenéutica propia de la teología andina, es iluminadora e interpelante la propuesta de Jose Estermann. Él explica (ver I: 137-162) un pensar “diatópico” entre dos topoi culturales, religiosos, históricos: lo occidental dominante y lo andino; esto conlleva la deconstrucción intercultural del teismo y panteísmo, de lo cósmico y lo crístico, de lo denominacional y lo ecuménico, de lo escrito y lo oral, de un centrar todo en el varón y una complementaridad sexuada, de lo académico y el pluralismo metódico. Cabe elogiar a Estermann por su paciente y lúcida coordinación del proyecto (que ha concluido con estos dos volúmenes).
Abraham Colque hace la reseña de la elaboración teológica andina (ver I: 113-131), prestando mas atención a lo escrito a principios del siglo 17, y luego a la producción católica, protestante y pentecostal en el siglo 20. Colque anota que no es una última palabra, sino más bien una articulación de esfuerzos colectivos y ecuménicos “dejándose guiar por la fe y la práctica de nuestros pueblos, especialmente por su habilidad de tejer” (I: 128).
Con su bien conocida profundidad y pedagogia, Simón Pedro Arnold propone pistas cristológicas, pneumatológicas, eclesiológicas (ver II: 83-102) que entrelazan la vivencia andina con la tradición cristiana; y además anota temas pendientes y controversiales. Si se suman estos aportes de Estermann, Colque, y Arnold, se cuenta con un excelente mapa para continuar descubriendo vías inculturadas e interculturales.
Eso en cuanto a una programación teológica. Además en estos dos volúmenes se desarrollan tipos de reflexión que sobresalen hoy, tales como la antropología de la fe, la revelación, la lectura bíblica, lo eclesial, sanación y salvación, vivencias del Espíritu, etc. Estas y otras grandes temáticas merecen una labor sistemática; por ejemplo, revisualizar la creación desde la perspectiva andina, la Palabra en dialogo con todo el acontecer andino (3), lo sacramental, la escatología, el culto a santos, la presencia de Maria, la ética y moral, y tanto mas. Me parece que en estos dos volúmenes hay logros que hacen arder el corazón y la mente para continuar forjando la teología andina.
Carlos Flores critica la reticencia científica de abordar lo cotidiano y lo personal, y positivamente anota que le conviene a la fe dialogar con una buena antropología. Flores aborda la corporeidad en todos sus aspectos (p. ej. que el conocimiento esta en las manos...), y que se enseña bien cuando existen preguntas (ver II: 275-297). Luis Zambrano lúcidamente encara cuestiones sobre la maldad: magia, borrachera, t´inku, sacrificios humanos, justicia comunitaria (ver II: 301-334). Nidia Arrobo muestra como la población kichwa resiste de modo humano y espiritual el violento encubrimiento; lo ha hecho desde la época de la conquista hasta el tiempo actual (ver I: 39-58).
Desde una perspectiva evangélica, Juan Jacobo Tancara (ver II: 11-48) explicita la revelación en su sentido bíblico y teológico, y expone un testimonio que implica salir de la humillación y afirmar la dignidad de ser aymara. Tancara relee la Revelación con la sabiduría andina-evangélica, y ve a la Pachamama como manifestación de Dios. Victor Huacani (ver II: 337-366) brillantemente compara la sanación andina que restituye el animo (ajay saraqata) con la acción sanadora de Jesus con la hija de Jairo. Esto implica apreciar desde la fe evangélica a los especialistas andinos (al yatiri, kolliri, y demás) y también conlleva la lucha contra sistemas sociales que matan. Sofía Chipana (ver II: 411-430) sistematiza una hermenéutica andina en que la Biblia fortalece el caminar del pueblo que sufre y que teje su liberación. Chipana hábilmente conjuga la reflexión bíblica con la responsabilidad pastoral inculturada y con la opción por una sociedad justa.
En el campo eclesiológico, Virginia Quezada (ver II: 433-450) sopesa la experiencia urbana-popular evangélica y presenta testimonios y pautas concretas para recrear la eclesialidad desde la historia y cultura andina. Por otra parte, examinando factores globales (como el mercado totalitario) y grandes desafíos (como la evangelización a cargo del pobre), Diego Irarrazaval (ver I: 197-217) expone problemáticas y procesos de inculturación, y aprecia lo planificado en el altiplano de Bolivia.
Tomando en serio el cambio de época, Simón Pedro Arnold (ver II: 456-472) ve la vigencia de la teología de liberación (aunque ha estado amarrada al discurso occidental y moderno). Por eso en el actual proceso posmoderno habría que refundarla con pautas mestizas.
Por lo tanto, todo el proyecto es de largo aliento. Desde el inicio José Estermann (ver I: 14-15) ha postulado los ejes siguientes: ser instancia liberadora de pueblos marginados, la interculturalidad, el ecumenismo, sensibilidad de género, labor interdisciplinaria. Todo esto ya esta en marcha, pero no cabe duda que hay mucho por hacer. Unos terrenos poco trabajados son la hermenéutica bíblica (2), la perspectiva teológica de la mujer (3), la ecología andina-cristiana (4), y una lectura crítica de factores económicos y culturales sacralizados hoy en el mundo andino. Estos terrenos merecen mayor atención. Lo que sí ha merecido mucha reflexión (como anotaré a continuación) es la experiencia y comprensión de Dios. Esto es explicitado por Miranda, Del Carpio, Intipampa, Cerviño, León, Quispe, Irarrazaval, y por los ya reseñados aportes de Tancara, Arnold, y Chipana.
4- Diversos acercamientos a la Divinidad.
Con una mirada filosófica, Jorge Miranda y Viviana del Carpio (véase I: 21-36) explican el “ajayismo”. Es la acción regeneradora de energía vital (ajayu = espíritu, que anima cada entidad y al conjunto del universo). Espiritualidad andina es un estar en la vida con el ser en la totalidad; ya que las partes no están separadas del todo. Por lo tanto, con lo divino y sagrado no cabe re-ligarse. Más bien, la humanidad -regenerada en el cosmos mediante ritos- es inmanentemente espiritual.
Carlos Intipampa desarrolla los fundamentos históricos, humano-cósmicos, y teológicos (vease II: 51-80). Lúcidamente explica el ser jake y el ser runa (humanidad en aymara y en quechua) en relación con Apu-Qullana (divinidad), Pacha (naturaleza), Ayllu (comunidad). Superando el maniqueísmo de Occidente se lleva a cabo una teología holística que aprecia la salvación en todas sus dimensiones, y es planteada una inculturación del Evangelio (que no es romántica ni folklórica!).
La correspondencia entre el Espíritu cristiano y la espiritualidad autóctona es elaborada por un bautista y por un pentecostal. Richard Quispe (ver II: 167-193) resume datos bíblicos sobre el Espíritu en la creación y en la historia de salvación. También ve su acción en la población andina, en su Pachamama y sus espíritus protectores, y en la defensa del pobre y del medio ambiente amenazados. Además anota pistas pneumatológicas para el dialogo entre religiones. Desde una perspectiva pentecostal, Ismael León (véase II: 135-163) recorre la Biblia y la historia cristiana, y dialoga con la sabiduría y espiritualidad ancestral. Luego reconsidera la vivencia andina del Reino de Dios, el sacerdocio en las congregaciones pentecostales, el empoderamiento social, y la comprensión pluralista del Espíritu. León (como otros/as) insiste en dejar el dualismo y asumir la interconexión, a fin de ser fieles al viento del Espíritu. Los esclarecedores capítulos de Quispe y León logran un nada fácil dialogo entre la tradición evangélica y el universo cultural e histórico andino.
Estos buenos resultados también caracterizan la cristología de Lucas Cerviño (vease II: 105-131). El fundamento es la relacionalidad en Pacha, la amplia gama de mediaciones andinas (en las creencias y en la ritualidad), y la chakana andina. Cerviño revisualiza a Cristo, único salvador, como resucitado que acompaña a la creación. “Los mediadores andinos pueden ser comprendidos como manifestaciones del Resucitado, entendido desde una clave cósmica” (II: 128). Como reconoce el autor, la temática es delicada y compleja, y él ofrece elementos para el discernimiento.
La deidad andina -corporeidad terrenal, y espejo de transcendencia- ha sido evocada y pensada a lo largo de los dos volúmenes. También me atrevo a decir algo de Ella (véase II: 199-217). La Divinidad se manifiesta en Pachamama y en diversas invocaciones andina-cristianas. Estas formas propias de entender el cristianismo son contrastadas con las enseñanzas recibidas desde la colonización hasta la actualidad. Pongo acento en la corporeidad andina y en lo femenino en la comprensión de Dios; y en la relectura del interpelante Evangelio que esta en sintonía con la población indígena y mestiza.
Voy concluyendo esta breve reseña de densos y esclarecedores textos de Teología Andina. Son anotaciones cordiales, debido al aprecio entre quienes compartimos procesos de parto y crecimiento. Son anotaciones convocantes, ya que las comunidades andinas se entrelazan con otros grupos humanos a fin de refundar la labor teológica latinoamericana.
El conjunto de estos trabajos demuestran creatividad, porque encaran preguntas relevantes y logran desentrañar la fe vivida por pueblos del sur-andino. Hoy es relevante un pensar místico y profético, evangélico y eclesial, contextual y liberador. Se logran desentrañar expresiones de varios universos socioculturales. Los conceptos van de la mano con los símbolos. Es un modo de reflexión intercultural. Hay pues gran creatividad teológica.
¿Cabe llamarla teología? Estoy convencido que sí. La divinidad es entendida como Misterio en las relaciones entre entidades vivientes. La amable Presencia revelada por Jesucristo, y la Salvación en la historia y el cosmos, son asumidas en concordancia con la fe de comunidades andinas. Ellas son regeneradas y lo manifiestan en su espiritualidad y su acción cotidiana.
No es pues un re-ligarse con la divinidad, sino más bien un ahondar la relacionalidad. Así es superada polarizaciones como las que hay entre sujeto creyente y objeto-verdad, y entre monismo y dualismo. Más bien, es la relacionalidad lo que caracteriza la teología andina hecha en los últimos decenios.
Esta innovadora reflexión ha florecido y dado frutos. Son logros pequeños, y tomando en cuenta todo lo pensado en las iglesias cristianas, los logros parecen marginales y frágiles. Esta situación no tiene que conducir a la angustia. De hecho los pequeños logros son potentes, y representan el caminar de pueblos profundos de Amerindia. Lo importante es ser acariciado/a por el Misterio de la Vida, y entender y poner en practica estas vivencias. También es crucial que todo eso sea compartido con nuevas generaciones andinas. Ellas no son miméticas ante el pasado, porque ellas reconfiguran identidades y proyectos de vida en contextos donde hay cambios vertiginosos.
Notas:
1. A lo escrito (en las ultimas decadas) por Enrique Jordá, Domingo Llanque, Xavier Albo, Juan van Kessel, Carlos Flores, Maria Jose Caram, Carlos Intipampa, Humberto Ramos, Vicenta Mamani, Nicanor Sarmiento, Victor Bascopé, Narciso Valencia, el IPA de Cusco, el IDEA de Chucuito, el ISEAT de La Paz (y otros/as), se suma ahora una admirable producción colectiva: Teologia andina, El tejido diverso de la fe indígena, (coord. Jose Estermann), 2 volúmenes, La Paz: ISEAT/Plural, 2006. A esto que puede ser texto de referencia permanente, le dedico un breve comentario.
2. Al dialogar con el mundo kolla (norte de Argentina), Pliego genialmente entreteje voces indígenas con relatos del Antiguo y Nuevo Testamento; vease Manuel Pliego, Sabiduría y Espiritualidad Indígena, Resistencia: ENDEPA, 2003.
3. Resaltan las obras de Vicenta Mamani, Identidad y espiritualidad de la mujer aymara, La Paz: Creart, 1999, Ritos espirituales y practicas comunitarias del aymara, La Paz: Creart, 2002; y en estos dos volúmenes los fecundos pensamientos de Sofía Chipana, Denise Arnold, Virginia Quezada, Nidia Arrobo.
4. Ver Jubenal Quispe, Hacia una eco-teología, Cochabamba: CEPA, 2006; J. van Kessel, H. Larrain, Manos sabias para criar la vida, tecnología andina, Quito: Abya Yala, 2000; J. Van Kessel, P. Enriquez, Señas y señaleros de la Madre Tierra, agronomía andina, Quito: Abya Yala, 2002.
Libro: Bajar de la cruz a los pobres; Cristología de la liberación.
Autor: José María VIGIL (organizador)
Presentación: Juan van Kessel
Esta obra reúne los escritos teológicos de 40 teólogos tercermundistas conocidos por sus aportes a la “Teología de la Liberación”. El subtítulo “Cristología de la Liberación” indica la tesis compartida por todos ellos que considera que el Cristo místico (léase: la comunidad de los cristianos que juntos forman el “Cuerpo Místico de Cristo”) está crucificado en la humanidad cristiana sufriente por las múltiples injusticias y discriminaciones a que están sometidos los pobres y marginados, principalmente los del tercer mundo. Este subtítulo indica la intensión, el esfuerzo y el compromiso ético-religioso de estos teólogos a la acción profética y espiritual a liberar a esta humanidad sufriente.
La obra apareció en su primera edición digital en el Internet, a los 30 días de saberse de la notificación del Magisterio eclesiástico del Vaticano a Jon Sobrino, conocido y sobresaliente teólogo de la Liberación de nacionalidad india, 1º de mayo de 2007. José María Vigil organizó esta reacción solidaria del gremio teológico, en representación de la Comisión Teológica Internacional de la Asociación Ecuménica de Teólogos/as del Tercer Mundo ASETT / EATWOT. Los autores de esta obra de solidaridad firman, diciendo:
Expresamos nuestra fraternidad, haciendo lo que Jon Sobrino siempre hizo con seriedad y compasión: pensar la fe en Cristo en el contexto de los pueblos crucificados. Eso ha sido siempre, eso es, y, sobre todo, eso esta determinada a seguir siendo, nuestra «cristología de la liberación», la que todos nosotros escribimos, hacemos y vivimos: sí, una teología militante, que lucha por «bajar de la cruz a los pobres», sin pretendidas neutralidades ni hipócritas equidistancias.
Ellos son: Leonardo BOFF, Tissa BALASURIYA, Marcelo BARROS, Teófilo CABESTRERO, Oscar CAMPANA, Víctor CODINA, José COMBLIN, CONFER de Nicaragua, Lee CORMIE, Eduardo de la SERNA, José ESTERMANN, Benedito FERRARO, Eduardo FRADES, Luis Arturo GARCÍA DÁVALOS, Ivone GEBARA, Eduardo HOORNAERT, Diego IRARRÁZAVAL, Paul KNITER, João Batista LIBÂNIO, José Ignacio y María LÓPEZ VIGIL, Carlos MESTERS, Ronaldo MUÑOZ, Alberto PARRA, Ricardo RENSHAW, Jean RICHARD, Luis RIVERA PAGÁN, José SÁNCHEZ SÁNCHEZ, Stefan SILBER, Ezequiel SILVA, Afonso Maria Ligório SOARES, José SOLS LUCIA, Paulo SUESS, Jung Mo SUNG, Luiz Carlos SUSIN, Faustino TEIXEIRA, Pedro TRIGO, José María VIGIL,
El epílogo de la obra es del mismo Jon Sobrino. El prólogo del teólogo brasileño, Leonardo Boff, uno de los padres de la Teología de la Liberación en Sud América,brasileño, merece ser conocido para valorar la intención y la orientación de esta considerable testimonio profético de fe cristiana. Dice textualmente:
«Hermano que es ayudado por el hermano, es como una ciudad inexpugnable» (Prov 18,19): Ésa es la experiencia que nosotros los teólogos y teólogas queremos transmitir a nuestro hermano Jon Sobrino, sometido a una penosa tribulación por causa de su fe reflexionada y meditada, que es lo que se llama «teología». Que él, con nuestro apoyo de hermanos y hermanas, se sienta fuerte como una fortaleza.
Un flaco más otro flaco, no son dos flacos, sino un fuerte, porque la solidaridad genera fuerza y crea la solidez de la fraternidad. Aunque individualmente flacos, somos muchos a su lado, constituyendo la fuerza del sacramentum fraternitatis, el sacramento de la fraternidad. Expresamos nuestra fraternidad, haciendo lo que Jon Sobrino siempre hizo con seriedad y compasión: pensar la fe en Cristo en el contexto de los pueblos crucificados. Eso ha sido siempre, eso es, y, sobre todo, eso esta determinada a seguir siendo, nuestra «cristología de la liberación», la que todos nosotros escribimos, hacemos y vivimos: sí, una teología militante, que lucha por «bajar de la cruz a los pobres», sin pretendidas neutralidades ni hipócritas equidistancias.
Todos los trabajos que componen este libro digital aprovechan la ocasión propicia dada por la notificación vaticana sobre algunos puntos de su cristología, para llevar más hacia adelante lo que, a nuestro juicio, él ha escrito, por su parte, de forma tan pertinente, ortodoxa y ortopráctica, sobre el significado de la fe en Jesucristo a partir de la humanidad humillada de millones de hermanos y hermanas de nuestras sociedades periféricas. Jon Sobrino nos ha enseñado cómo las Iglesias pueden unir fuerzas en la resurrección de estos crucificados.
Tenemos conciencia de la limitación de nuestros trabajos. Nada son ante la riqueza que es Cristo. «Cállese, recójase, pues, el Absoluto», decía Kierkegaard refiriéndose a Cristo. Pero si, a pesar de ello, hablamos, no lo hacemos sobre Cristo como un objeto desafiante, sino a par-tir de Cristo como Aquel que es nuestro Libertador y nuestra Esperanza de que todavía hay salvación para el mundo, especialmente para los ignorados marginados de nuestras sociedades.
Hacemos nuestras las palabras de San Juan de la Cruz, el místico ardiente: «Hay mucho que profundizar en Cristo siendo él cual abun-dante mina con muchas cavidades llenas de ricas vetas, y por más que se cave, nunca se llega a término ni se acaba de agotar; al contrario, se va hallando en cada cavidad nuevos filones y nuevas riquezas, aquí y allí, conforme testimonia San Pablo cuando dice del mismo Cristo: en Cristo están escondidos todos los tesoros de sabiduría y ciencia (Col 2,3)».
Pascua de 2007 Leonardo BOFF
Petrópolis, Brasil
Preguntas a la CDF. Siguiendo la Notificación sobre Jon Sobrino.
Tissa BALASURIYA, Colombo, Sri Lanka
Jesus de Nazaré, Orixá da Compaixão
Marcelo BARROS, Goiâs, Brasil
Cristología a partir del Nazareno
Leonardo BOFF, Petrópolis, Brasil
Primacía de los pobres en la misión de Jesús y de la Iglesia.
Teófilo CABESTRERO, Guatemala, Guatemala
Jesús, los pobres y la teología.
Oscar CAMPANA, Buenos Aires, Argentina
Los pobres, la Iglesia y la Teología.
Víctor CODINA, Santa Cruz, Bolivia
Reflexiones sobre la Notificación enviada a Sobrino.
José COMBLIN, João Pessoa, Brasil
Cristología y espiritualidad que nos nutren.
CONFER de Nicaragua, Managua
Jesus of History, Christs of Faith, and Hope that Another World Is Possible
Lee CORMIE, Toronto, Canadá
Análisis de la ‘Notificatio’ desde una mirada bíblica.
Eduardo DE LA SERNA, Quilmes, Argentina
Jesucristo como chakana. Cristología andina de la Liberación.
José ESTERMANN, La Paz, Bolivia
Jesucristo Liberador: Cristología en América Latina y el Caribe.
Benedicto FERRARO, Campinas SP, Brasil
Visión global de Jesucristo y reflexiones sobre el uso de la Biblia.
Eduardo FRADES, Caracas, Venezuela
La apostolicidad de la opción por los pobres.
Luis Arturo GARCÍA DÁVALOS, México DF, México
Cristologias plurais.
Ivone GEBARA, Camaragibe, Pernambuco, Brasil
Os Evangelhos e as fórmulas dos concílios antigos: texto e contexto.
Eduardo HOORNAERT, Salvador BA, Brasil
Provocación cristológica.
Diego IRARRÁZAVAL, Santiago, Chile
Una Cristología liberadora es una cristología pluralista, ¡y con garra!
Paul KNITTER, Nueva York, Estados Unidos
A redescoberta do Reino na teologia.
João Bautista LIBÂNIO, Belo Horizonte, Brasil
Un tal Jesús.
José Ignacio y María LÓPEZ VIGIL, Managua -Lima
Um ensino novo, dado com autoridade.
Carlos MESTERS, São Paulo, Brasil
La Notificación a Jon Sobrino.
Ronaldo MUÑOZ, Santiago, Chile
El método hermenéutico bajo sospecha.
Alberto PARRA, Bogotá, Colombia
El Señor de los Milagros.
Ricardo RENSHAW, Montreal, Canadá
Una Iglesia de Notificaciones.
Jean RICHARD
¿En qué Jesús cree la Iglesia?
Pablo RICHARD, San José, Costa Rica
Entre elegías y herejías
Luis RIVERA PAGÁN, Princeton, New Jersey, Estados Unidos.
Jesús, constituido Hijo de Dios por la Resurrección (Rm 1,4).
José SÁNCHEZ SÁNCHEZ, Ciudad Guzmán, Jalisco, México
Los Cristos ocultados. Cristología(s) desde los excluidos.
Stefan SILBER, Potosí, Bolivia / Würzburg, Alemania
La centralidad del Reino de Dios en la cristología de la liberación.
Ezequiel SILVA, Buenos Aires, Argentina
Considerações prévias a uma resposta que precisa ser construída.
Afonso MariaLigório SOARES, SãoPaulo, Brasil
Teología del martirio.
José SOLS, Barcelona, España
Para uma Igreja versus populum.
Pablo SUESS, São Paulo, Brasil
O que está por trás da Notificação de Jon Sobrino.
Jung Mo SUNG, São Paulo, Brasil
O privilégio e o perigo do «lugar teológico» dos pobres na Igreja.
Luiz Carlos SUSIN, Porto Alegre, Brasil
O desafio de uma cristologia em chave pluralista.
Faustino TEIXEIRA, Juiz de Fora MG, Brasil
Consideraciones sobre la Notificación.
Pedro TRIGO, Caracas, Venezuela
Cristologías contingentes.
José María VIGIL, Panamá, Panamá
Epílogo
Jon SOBRINO
Desde su propia identidad, filosofía y objetivos, el IECTA desea apoyar el tesrtimonioo cristalizado en la obra que presentamos en la edición 27 de la revista VOLVERÉ. Porque, ¿Quiénes somos? ¿Por qué apoyamos el testimonio de estos teólogos de la Liberación?
Desde nuestra perspectiva andina, la respuesta es clara; y es el resultado de muchos años de práctica social y académica: Dados (a) la historia de discriminación y subdesarrollo provocado por la explotación colonial y post-colonial, (b) la situación de crisis en que se encuentra la comunidad andina y las masas urbanas de migrantes andinos, (c) el impacto de un proceso de cambio social y cultural acelerado y extremadamente violento con sus consecuencias de anomia y otros fenómenos socio-patológicos, (d) los signos de un renacimiento indígena y de un proceso de reetnificación, (e) el descubrimiento contemporáneo, lento pero progresivo, de valores, ritos y símbolos religiosos andinos como "semillas del Verbo"; dado todo esto, se resumen nuestros objetivos en cuatro puntos:
1) desarrollar la comunidad andina, pero en términos de emancipación;
2) reforzar la conciencia de la identidad cultural como base y motor de un proceso de desarrollo emancipatorio y auto-centrado;
3) estimular la andinización de la educación pública y universitaria;
4) y estimular la andinización de la Iglesia y el culto en zonas indígenas, partiendo de la catolicidad de la Iglesia y del dogma de la Encarnación del Evangelio en todos los pueblos, culturas y tiempos.
Los últimos dos puntos, la andinización de la educación y del culto, constituyen un aspecto importante entre los objetivos del IECTA, cuando nos encontramos frente a una sociedad e Iglesia enraizadas en un pasado colonial no superado aún en los países andinos (Perú, Bolivia, Ecuador, y también en Chile y Argentina), donde se mantiene los vestigios del colonialismo cultural y religioso. De allí que el IECTA se propone a hacer un aporte a la andinización de educación y culto.
En aras a la "perspectiva andina", la acción del IECTA en la realización de sus cuatro objetivos se caracteriza por dos criterios: 1. la visión desde adentro de religión, cultura y (sub)desarrollo andinos; 2. la concepción del proceso de desarrollo como emancipación, es decir, con los andinos en el papel protagónico.
A pesar de su actividad en el campo de las ciencias de la religión, el IECTA no es un instituto de pastoral, pero, sí, una institución que ofrece asesoría técnica, reflexión y retroalimentación al servicio de la pastoral andina de la Iglesia. Es simplemente prueba de fidelidad a nuestra filosofía y solidaridad con el Cristo andino, crucificado en los pobres del campo, que el IECTA se une hoy a la voz profética de estos teólogos.
Presentamos su obra con las mismas palabras de su organizador José María Vigil, coordinador de la Comisión teológica internacional de la ASETT/EATWOT, quien es que escribe:
Desde el primer momento, la Comisión Teológica Internacional de la ASETT creyó oportuno prestar este servicio de coordinación a los teólogos/as interesados por hacer llegar su palabra a la opinión pública, con ocasión de la preocupación suscitada en no pocos ambientes a causa de la «Notificación» vaticana sobre dos obras de nuestro hermano y compañero Jon Sobrino. La problemática que entraba en juego y la teología que resultaba sacudida, no era la de un teólogo individual, sino el pensamiento, la teología y la fe de muchos teólogos/as, y de muchísimos más cristianos y cristianas -«millones», diría pocos días después Casaldáliga, refiriéndose a «los que acompañamos a Sobrino»-, que compartimos quehacer, misión y esperanza en todo el mundo, desde la perspectiva de los pobres. Era por eso necesario que alguien tomara la iniciativa y creara una plataforma para expresarnos juntos/as y con voz potente.
Nos propusimos ante todo agilidad: superar de una vez la proverbial lentitud de nuestras reacciones ante los acontecimientos que nos reclaman una palabra. Deberíamos salir a la calle «al mes exacto» de la publicación de la Notificación, como una comunidad teológica que además de estar viva, y despierta, sabe moverse al ritmo acelerado de los nuevos tiempos.
Decidimos dirigirnos esta vez a la opinión pública, al hombre y a la mujer de la calle, que necesitan una palabra rápida y «a tiempo», antes de que la incesante actualidad desplace con nuevas preocupaciones los temas importantes. Y debíamos hacerlo, pues, con una palabra para la calle, sin complicaciones ni tecnicismos, sin el perfeccionismo paralizante de quien busca limar todas las aristas en las que se pueden enganchar las sedas sutiles de los censores.
La urgencia y el deber de expresarnos no era sólo la solidaridad para con un compañero, sino la responsabilidad de quien siente cuestionada públicamente la teología a la que ha consagrado su vida y en la que ha expresa y vive su fe. Se trataba de la cristología de la liberación, una rama al fin y al cabo de la ya veterana y perseguida teología de la liberación. Un teólogo/a responsable, no puede callarse, o mirar para otro lado, cuando un nuevo cuestionamiento se hace a su teología -y a su fe, de la que aquélla no puede ser separada-.
Ofrecimos, entonces, estas páginas a todo teólogo/a que quisiera servirse de ellas para decir su palabra. Les pedimos simplemente que se acomodaran, en la medida de lo posible, a estos criterios, olvidándose por una vez tanto de la Academia como de la Inquisición.
El resultado lo tiene el lector/a en su pantalla, o eventualmente en sus manos: ha puesto manos a la obra un conjunto de más de 40 personas de diferentes lugares de la geografía del Tercer Mundo espiritual, ése cuya alianza se lleva en el corazón, con independencia del lugar donde se more. Son textos con enfoques libres, diferentes, creativos. En todo caso, prácticamente todos van más allá de la Notificación, con la que nadie considera necesario entablar polémica, y, sencillamente, dan testimonio de lo que creen y de lo que piensan, sin mirar atrás, dando pasos más bien hacia adelante, confirmando su quehacer trabajo teológico.
Desde ya, anunciamos una palabra mayor, más detenida, y esa sí, elaborada con especial preocupación teológica, de cara a la Academia y de cara a la comunidad mundial teológica: nos proponemos realizar una «Consulta sobre Cristología de la Liberación», como un nuevo servicio a la comunidad teológica. La coyuntura actual creemos que lo justifica.
Agradecemos las comunicaciones de felicitación y apoyo que hemos recibido por parte de tantas personas que han expresado su satisfacción por que alguien tomase la iniciativa y prestara este servicio. Comprendemos también a las personas que no han podido colaborar por haber coincidido esta iniciativa con un período muy cargado en sus agendas; otra vez será.
Nos sentimos muy felices por haber podido prestar este servicio. Ha sido un placer y un honor, y estamos dispuestos a continuar prestándolo en el futuro.
Desde el ciberespacio, a 15 de abril de 2007.
José María VIGIL