Porfirio Enríquez Salas
1. Introducción: “El Niño” de 1997-1998
Los medios de comunicación masivos (radio, TV y periódicos) desde Lima, alarmados anunciaban la presencia de lluvias en la costa norte del Perú y contrariamente se pronosticaban para la sierra sur del Perú, especialmente para el departamento de Puno, "una severa sequía, con consecuencias mucho más catastróficas que la ocurrida en la campaña agrícola 1982-1983." Todo esto causó gran conmoción a nivel nacional, especialmente en la población rural puneña que sustenta su sobrevivencia en la agricultura y la ganadería.
A parir de los medios de comunicación, los informes y los pronósticos científicos daban información recurrente sobre la aparición de la corriente de “El Niño” en los siguientes términos:
“Los primeros indicios de “El Niño” actual aparecieron entre mayo y junio de este año, con las clásicas características: temperaturas inusuales en la costa - Lima, por ejemplo, registró un invierno de baja intensidad - como en el mar, que llegó a estar más de 5 grados por encima de lo normal”. Lo usual es que “El Niño” arremeta con toda su fuerza en el verano, como ocurrió en 1982-83. Pero hay aquí otra gran incertidumbre: no se sabe por qué unos se presentan antes y otros después. La NASA dio el campanazo final de alerta el día 15 de setiembre, desde Los Angeles. Ese día anunció que un satélite del proyecto Topex-Poseidón había detectado frente a Sudamérica una gran masa de agua cálida, de “casi dos veces el tamaño de Estados Unidos”. Agregaba que dicha masa había crecido en 300 por ciento con relación a mayo y que “El Niño” podría ser “el peor en 150 años”. En otras palabras la termoclima ya se había profundizado y por ende, teníamos el problema encima” (Escobar, 1997).
Otras noticias periodísticas, haciendo notar las consecuencias de “El Niño” decían lo siguiente:
“Puno sería el departamento más afectado por la sequía que podría causar el fenómeno de “El Niño” en el sur del país. Los hechos ocurridos en 1982 y 1983 ocasionaron lamentables sucesos... El agua disminuiría y afectaría las actividades agropecuaria y agrícola, bases de la economía y subsistencia de la población. Se perderían también las cosechas de la campaña agrícola 1997-1998 y se perjudicaría seriamente la ganadería. Todo ello se traduciría en la total escasez de alimentos para la población rural y en una fuerte descapitalización de la actividad agropecuaria. La falta de semillas y la disminución de las áreas cultivables en el período 1998-1999 serían otras de las consecuencias del fenómeno. La agricultura que representa el 31% del valor bruto de la producción en el departamento, se reduciría en un 50%. También se produciría una saca forzada de los vacunos en un 33%, de los ovinos en un 36% y de las alpacas en un 12%. La sequía ocasionaría, además, la aparición de enfermedades infecto-contagiosas así como infectaciones parasitarias” (Escalante, 1997).
2. La previsión en la campaña agrícola de 1997-1998
Mientras la prensa nacional causaba estragos emocionales en sus oyentes y lectores y el fenómeno de “El Niño” mostraba sus travesuras en la costa norte, en las comunidades campesinas del altiplano andino, silenciosamente, sin ninguna propaganda de difusión nacional, internacional y sin satélites científicos, recurriendo al conocimiento ancestral de dialogar con la naturaleza, es decir mediante las señas, daban pronósticos completamente opuestos a los pronósticos científicos.
Indudablemente, estos pronósticos profundamente sustentados en la tradición cultural andina, como siempre ocurre, no fueron tomados en cuenta. Los científicos dudaban de la efectividad de los pronósticos y además, “¿Qué más confiable que la NASA podía ser un simple campesino de comunidad, que ni siquiera conoce ni se imagina de la existencia de las técnicas modernas de previsión agroclimática?”. Algunos noticieros de Puno, con el temor a equivocarse, daban comentarios en voz baja sobre la previsión efectuada por los comuneros en sus comunidades a partir de las señas.
Después de los acontecimientos, es muy importante dar publicidad a lo que los comuneros habían pronosticado para la campaña agrícola 1997-98, a partir del diálogo pacienzudo con sus señas. Lo que queda son testimonios para la historia del saber campesino, heredado de los antepasados, y que hasta ahora es funcional en las comunidades alto-andinas.
Con este motivo insertamos a continuación algunos testimonios recogidos, en los meses de junio, octubre y noviembre de 1997, antes y durante el sembrío, en las diferentes comunidades campesinas del altiplano sobre el diálogo con las señas. Si las señas referidas por los diferentes comuneros en sus comunidades no están descritas en este trabajo, es porque los testimonios se refieren a pisos ecológicos distintos. Efectivamente, el dominio de las señas no se restringe a una comunidad, sino todas las comunidades campesinas del altiplano se fían por las señas.
La pregunta que se hizo a los comuneros entrevistados fue: “¿Cómo estará la chacra este año (con referencia a la campaña agrícola 1997-1998)? Se dice que habrá sequía en el altiplano; ¿cuál es tu opinión al respecto?
La respuesta del comunero Cipriano Encinas fue: “En mi familia hemos sacado la suerte en plomo, en vela y en huevo el 24 de junio y todo dice que la chacra estará bien no más. La suerte dice que el primer sembrío va a ser bueno. Para papa amarga el sembrío hay que hacer en setiembre y octubre y para papa dulce en octubre. Para este año la suerte ha salido más lluvias y también los sueños eso nos dicen. Yo he soñado con pan mojado y eso es para que a la papa le afecte ñusata (podredumbre por agua), porque habrá harta agua”1.
Masías Mamani respondió: “Las nubes están saliendo intensamente para cada fiesta; eso quiere decir que el año será con lluvias adelantadas. El día 24 de junio ha salido bastantes nubes y ahora como estamos viendo a estas horas (11 a.m.) en la fiesta de San Pedro y San Pablo que se celebra hoy día, están saliendo también bastantes nubes, eso quiere decir que el año será normal en lluvias, pero las lluvias serán adelantadas. Teniendo en cuenta esto, más o menos se puede decir que el sembrío de papa amarga en nuestra zona deberá hacerse en el mes de setiembre”. En una segunda entrevista dijo: “Aquí en Cabana, he visto el 1º de noviembre que el liqichu ha puesto sus huevos en las partes elevadas de la pampa. Eso quiere decir que este año será lluvioso. Los huevos del liqichu son una clave importante para saber sobre las lluvias. Los liquichus ponen sus huevos a partir de setiembre, sigue en octubre, noviembre, diciembre y hasta enero. Si durante estos meses sus huevos los pone en las partes altas de la pampa o en la ladera, quiere decir que el año será lluvioso. Es muy importante mirar la puesta de sus huevos en noviembre, diciembre y enero, especialmente en diciembre y enero. Si pone en estos meses sus huevos en partes altas es seguro las lluvias”2.
Erasmo Mamani dijo: “Las lluvias que han caído hasta ahora son normales. Va a ser año medio porque está lloviendo. El viento está viniendo del lado del lago, aynacha thaya, y ha empezado a salir a partir del 30 de julio, ha seguido el 1º de agosto y el 30 de agosto. Después en el lago el laqu y el llachu ha crecido y ha florecido muy bien, también el mawri ha aparecido en el mes de agosto. Todo eso significa buen año y más producción de papa dulce”3.
Juan Maquera, tan confiado en los vaticinios como apoyado en sus observaciones empíricos, opinó: “El 24 de junio con mi familia hemos sacado la suerte en el plomo, y el plomo ha florecido bien bonito; eso quiere decir que la producción será buena no más este año. Estos días en mi sueño estoy enterrando muerto, eso quiere decir que habrá buena cosecha de papa. Cuando en sueños al muerto no lo ponemos en su hueco y lo botamos a un lado, quiere decir que no habrá producción de papa. He visto también en el lago al pajarito que le decimos k'iti k'iti, este animalito tiene la puerta de su nido hacia la salida del sol y eso también quiere decir buena cosecha. Después también he visto a la qarihua; esta planta esta floreciendo bien amarillo y con hartas flores desde el 15 de agosto y eso es para buena producción y para año intermedio. Después he visto en mi comunidad que el zorro de las alturas ha bajado a la orilla del lago en el mes de junio, eso también dice que el año será bueno”4.
Marta de Arapa, muy segura, dijo: “Te voy a contar sobre varias cosas que nosotros vemos aquí en mi comunidad. En la feria de la Virgen del Rosario (6 y 7 de octubre), las señoras comerciantes traen bastantes t'anta wawas (huahuas de pan) a nuestro distrito para vender. En esta fiesta este año no se han vendido todas las t'anta wawas, eso quiere decir que será buen año. En la fiesta de San Juan (24 de junio) y en San Pedro y San Pablo (29 de junio), se ha nublado aquí, eso quiere decir que el año sera bueno. En el mes de agosto también hemos mirado el día 1, 2 y 3. El día 1 y 2 ha salido bastantes nubes, eso significa que estará bien la producción, pero será un poco anticipado o intermedio. Después en la fiesta de la Virgen del Carmen de Pucará (16 de julio), ha salido bastantes nubes los tres días, o sea el 15 (víspera de la fiesta de la Virgen), el 16 (día central de la Virgen) y el 17 (bendición de la Virgen). Los tres días estuvo con nubes, inclusive quería llover. Nosotros sabemos desde antes que eso es para buen año, para buena producción. Va a ser buen año; el tiempo está bonito no más; parece que va a ser igualito que el año pasado (la campaña agrícola de 1996-1997). Hace mucho viento y es bien desordenado, hasta noche corre el viento, igual que el año pasado. Después he visto en los ríos secos el laqu, y esta planta se había secado blanquito. También he visto que el suelo ha florecido en el mes de setiembre. He escuchado también su lloro del zorro y ha llorado fuerte y parejito en el mes de octubre, todo esto es para buen año, para que haya buena producción. He visto también el sink'awi, la primera flor en agosto y setiembre lo ha helado. Eso quiere decir que los primeros sembríos de papa estarán mal, o sea el sembrío de octubre en San Miguel. La segunda flor en el mes de octubre, está bien parejito; no lo ha helado todavía, sino lo agarra la helada; quiere decir que el sembrío intermedio será bueno. Los sueños están muy bien también. Estos días que estamos pensando hacer la chacra, estamos soñando con wawa y pan; eso quiere decir que habrá comida; malo sería si estos días que estamos pensado hacer chacra soñamos con ovejas, eso es qullu. Pero creo que vamos a sembrar las papas (papas dulces del sembrío grande) después de Todos los Santos (del 8 al 20 de noviembre); este sembrío parece que será bueno. Esto te digo porque en la fiesta del Señor de la Exaltación de Santiago de Pupuja, en la carrera de caballeros ha ganado el caballero chana (último). Esta costumbre tenemos aquí: en la fiesta del Señor de la Exaltación de Santiago de Pupuja (14 de setiembre) día en que también se celebra a sus otros dos hermanos (Señor de Acllamayo y Señor de Huanca), tenemos la costumbre de hacer la carrera de los caballeros, desde la puerta de la iglesia hasta el calvario que está en el cerro próximo. Para eso se selecciona a tres caballeros de entre los bailarines de Saraqina de las comunidades de Sayt'uqucha, Palangana e Iquilo. Cada uno de estos tres caballeros representa a los tres diferentes sembríos que hacemos en nuestras comunidades. Así el kuraq (mayor), representa al primer sembrío; el chawpi (intermedio), representa al segundo sembrío y el chana (último) representa al tercer sembrío. Estos tres caballeros se ponen en la puerta de la iglesia y se rezan al Señor Exaltación. Después empiezan a correr hasta el calvario; ahí también se rezan y regresan a la carrera otra vez a la puerta de la iglesia. En esta carrera ha ganado el chana, porque ha subido al calvario y regresado primero, corriendo parejito, bien bonito. Cuando ha llegado a la puerta de la iglesia le han challado harto siempre, y le han dicho buen año”5.
Juan Gutiérrez, del mismo distrito, pero más realista y práctico que la compañera Marta, dijo: “Durante este año la lluvia se está adelantando, porque está cayendo a partir del mes de setiembre. Eso quiere decir que se está adelantando y muy probablemente será seco en los meses de enero y febrero. También estoy viendo que los pastos y otras plantas aquí en el campo ya están adelantando en dar su semilla. Eso quiere decir que será año un poco seco. También he visto que la primera flor del sink'awi lo ha helado. Eso quiere decir que el primer sembrío no tendrá éxito; más bien la segunda flor parece que no lo va agarrar la helada. Si fuera así, estaría bien el segundo sembrío. Aquí nosotros sembramos la papa en quchas (una infraestructura agrícola andina ancestral) porque en nuestra comunidad la helada es muy fuerte y lo afecta a los cultivos, pero para eso siempre estamos miramos el tiempo y las señas. Cuando las señas nos dicen que el año será lluvioso, sembramos en la parte elevada de la qucha, pero cuando el año es seco, como este año 1997-1998 donde la lluvia está adelantada, entonces se puede sembrar en el fondo de la qucha y normal produce; no hay problemas. Así es aquí, conversando con las señas se hace la chacra en la pampa, en la qucha o en el cerro; eso depende del año, cuando las señas dicen que el año es lluvioso, subimos ha hacer chacra a los cerros, pero en año seco bajamos a las quchas”6.
Cecilio Zela respondió: “El año es muy adelantado, porque la lluvia se está adelantando. Cuando se adelanta demasiado la lluvia nosotros ya sabemos que llueve muy poco en los meses de diciembre, enero y febrero, entonces como consecuencia se seca la chacra y lo malogra la helada. Y esto le digo porque aquí en mi comunidad hace una semana que ha empezado a florecer el pillillu o k'ita cebolla (cebolla silvestre), o sea, con las lluvias que han caído del 8 al 13 de octubre de este año, recién ha salido la primera flor del pillillu. Pero hasta ahora esa primera flor del pillillu ya lo ha helado; eso quiere decir que los primeros sembríos de papa o sembríos adelantados no serán buenos, porque serán malogrados por la helada; ahora la segunda flor del pillillu está bien. Eso quiere decir que el sembrío chawpi (intermedio) estará bien no más, pero también hay que esperar un poco lo que pueda pasar con esta flor. En nuestra comunidad el pillillu florece tres veces y esas tres flores están relacionadas con los tres diferentes momentos de sembrío que nosotros hacemos desde los abuelos. La primera floración generalmente sale el 1 de setiembre, la segunda floración del 1 al 15 de octubre y la tercera floración a fines del mes de octubre. Después aquí también los vientos nos avisan sobre el tiempo. En el mes de agosto ha soplado poco viento. Por tanto las lluvias también serán pocas. Cuando sopla fuerte el viento en el mes de agosto, también la lluvia es fuerte. Los vientos también están soplando del lado del Cusco, Qusqu wayra. Esos son vientos de lluvia y está bien no más; pero no está soplando muy continuado. Cuando es continuado es muy bueno para la chacra. Cuando soplan los vientos del lado del lago - qucha wayra -, son vientos que avisan la caída de sequía y de helada, pero este año no sopló el viento de este lado. Esta ganando el Qusqu wayra que también le decimos mikuy wayra (viento de alimentos), el chakra wayra (viento de chacra). A veces también hay años que en nuestra comunidad sopla el Arkipa wayra (vientos del lado de Arequipa). Eso también es para buena producción, pero el que más sabe es el Qusqu wayra. También he escuchado llorar al zorro y está llorando ch'uya (continuado), eso también es para buen año. El grito del zorro en la pampa y en el cerro está igual. Eso quiere decir que la producción será más o menos igual en cerro y el pampa. Las crías de los lagartos también he visto estos días no más y están con sus colitas bien filudas y de color gris. Eso aquí decimos para un buen año. Después he visto el florecimiento de la pulla pulla khichka, a partir del primero de julio y esa flor no lo ha helado, y hasta ahora ya está produciendo su fruto. Eso quiere decir que la primera siembra puede ser buena, porque la pulla pulla hasta el momento está dando buen fruto. Así es aquí en nuestra comunidad. Jamás sembramos sin mirar el tiempo a partir de las plantas y los animales. Nunca sembramos sin eso. Hacemos la chacra desde los abuelos mirando siempre año a año esas plantitas y los animalitos que hay en nuestra comunidad y con eso la Pachamama nos da no más de comer”7
Carlos Vilca dijo: “El año pasado (campaña agrícola 1996-1997) por mi cuenta yo hice chacra, pero he perdido todo por la inundación. Parece que no he acertado bien donde se debe hacer. Este año (la campaña agrícola 1997-1998) para no perder otra vez, me he reunido con mi familia para decidir cómo voy a usar mejor mis parcelas. Mi padre me ha dicho “tienes que pensar y tienes que mirar bien las plantitas y los animalitos que hay en nuestra comunidad. Seguramente el año pasado te has olvidado de eso”. Entonces este año haciendo caso a mi papá he mirado el llachu que está aquí en el canal cerca de mi casa. El llachu está creciendo bonito. Eso quiere decir que el primer sembrío puede estar bien. También he visto que la primera flor del sink'awi no lo ha malogrado la helada aquí en mi comunidad hasta ha dado su fruto, eso anuncia que el primer sembrío también puede estar bien. Viendo todo esto he sembrado una parte de mis parcelas con sembríos adelantados de quinua y papa amarga en los primeros días de agosto. Después he seguido mirando en octubre y noviembre el sink'awi, y su flor estuvo bien bonito. Eso también quiere decir que el último sembrío estará bien. También he visto que el liqichu, en el mes de agosto ha puesto sus huevos en lugar alto. Eso es para año con lluvias. Inclusive he visto que el huevo estuvo de color medio verde y hasta tenía unos numeritos en los huevos. Eso es para que haya buena producción. Lo más importante han sido las nubes que ha aparecido el 1, 2 y 3 de agosto. El primero de agosto no hubo muchas nubes, el día 2 un poquito más, pero el día 3, el cielo se llenó de nubes y hasta quería llover. Esto claramente me estaba diciendo que en enero y febrero habrían pocas lluvias, pero en marzo habría más lluvia. Después el 24 de junio también hemos hecho una bonita costumbre de sacar la suerte con la perdiz. Toda la noche le hemos tratado bonito sin lastimarle, le hemos vestido, le hemos hecho fiesta. Después para ver nuestra suerte. Tempranito, antes de que salga el sol, se lo hemos soltado, lo hemos botado bonito y con cuidado hacia arriba, y ha empezado a volar hacia la salida del sol. Nos hemos alegrado bastante, porque eso quiere decir que estaremos bien no más, que las chacras estarán bien, que caerá la lluvia normalmente”8.
Es interesante agregar a estos testimonios unas observaciones, a modo de comentario. Los entrevistados, todos del Departamento de Puno, son de comunidades no estudiadas por los investigadores citados más arriba y de distritos tan diversos como Juliaca, Laro, Cabana e Ilave. Las entrevistas son bastante amplias y detalladas y muestran la actitud personal, emotiva, dedicada, cuidadosa, comprometida y convencida de los campesinos. Los entrevistados se guían en sus previsiones por un múltiple de señas, y por señas de diferentes géneros: empíricos y simbólicos, mitológicos y calendáricos, vaticinios y sueños. Varios de entre ellos acentúan la validez local de las señas y aseguran su confiabilidad: “porque es cierto”. Con todo, es notorio que algunos señaleros, como el sink'awi, son observados con mucha atención en todo el departamento y que por otra parte existen señaleros y señas muy locales y particulares como la perdiz, a la que se festeja para que suelte con voluntad su vaticinio que tanto interesa al agricultor. Es notoria la validez de la tradición y es notoria también que la sabiduría de los antiguos es tomada como garantía de validez: el que se descuida en esto y trabaja por su propia cuenta y criterio, lo paga caro, como Carlos Vilca, quien se confiesa y se corrige el próximo año. Aparece con claridad que los entrevistadores consideran la observación de las señas como conversación y diálogo con la Sallqa y las Wak'as. Llama también la atención que algunos se guían básicamente por señas empíricas (como Erasmo Mamani, de Ilave) y otros preferentemente por señas meta-empíricas (como Cipriano Encinas, también de Ilave). Sin embargo no encontramos “empiricistas” ni “espiritualistas” puros; estamos más bien ante un abierto testimonio de la bi-dimensionalidad de la agrotecnología andina. Es a la vez una tecnología empírica y simbólica, o meta-empírica. Por lo demás, nadie pretende ser exhaustivo en su testimonio. Sólo en forma indirecta se hace referencia al contexto ritual de la observación del clima a largo plazo (como en los juegos de San Juan) y la actuación de un yatiri (como en la fiesta a la perdiz). Es curioso que nadie menciona señaleros astronómicos. Nótese también que es normal que alguna persona será más tímida para confesar “su fe en las costumbres” y señala solamente los hechos empíricos y las consecuencias prácticas, (como parece ser el caso de Juan Gutiérrez, de Laro), mientras que otra persona, menos inhibida (como la Señora Marta, también de Laro), puede dejarse llevar por su entusiasmo ante el entrevistador y sobre-acentuar la validez de sueños y vaticinios. En el cuadro Nº 17 marcamos los diferentes géneros de avisadores que los entrevistados toman en cuenta.
Tal vez lo más interesante en todos estos pronósticos es que - citando señas tan diferentes - todos coinciden en sus conclusiones y en la previsión general del año agrícola a largo plazo con referencia a las preguntas centrales del agricultor al iniciar la campaña agrícola: preguntas por las lluvias y las heladas y por los tiempos, modos y lugares de la siembra. Esta coincidencia es más llamativa por cuanto contradicen y desafían los pronósticos públicos de los expertos que, basados en la tecnología propia de la meteorología científica, al mismo momento avisan y previenen al país de las inclemencias del clima en el temido “año de El Niño” que pasó.
3. La evaluación de la campaña agrícola 1997-1998
Al finalizar la campaña agrícola 1997-1998, durante los meses de abril, mayo y junio, pudimos comprobar in situ que contra todo pronóstico científico, la producción agrícola en las comunidades campesinas del altiplano peruano fue óptima. Así lo prueban los testimonios de los campesinos entrevistados, cuando dieron su opinión sobre la ocurrencia de lluvias y heladas, así como los resultados de la producción agrícola, considerando la producción de la papa, principal cultivo de las familias comuneras. En cuanto a la frecuencia de las lluvias y heladas, se les preguntó: ¿Cómo fueron las lluvias y heladas en la campaña agrícola de 1997-1998? Las respuestas fueron las siguientes:
“No hubo mucha lluvia como el año pasado. Ha sido un año normal. Pero tampoco hubo helada, ha sido medio raro este año. No ha helado. Por eso la helada no ha malogrado las chacras”9.
“Este año ha sido normal, ni muy seco ni muy lluvioso. Casi de dos semanas en dos semanas ha caído lluvia, y cuando ha llovido, ha caído muy fuerte”10.
También es interesante la opinión de un comunero quien fiándose por los noticieros de la radio y la televisión, que anunciaban la ocurrencia de una severa sequía en el altiplano peruano, decidió no sembrar todas sus parcelas, como ancestralmente lo hacía. Este comunero bastante mortificado por su decisión dio el siguiente testimonio:
“Este año yo no he sembrado papas en Quqanipampa, porque he escuchado en radio a los de Lima decir que habrá sequía en Puno y por eso no sembré más papas. Pero los que sembraron sin hacer caso a las noticias de la radio y la televisión, fijándose la fiesta de San José (19 de marzo), las nubes del 15 de agosto en Mamita Asunta, haciendo caso a la salida de las nubes ahora han sacado bastante cosecha, han sacado papas grandes. Yo he perdido por hacer caso a la radio. Mi señora me ha reñido mucho, porque los que han sembrado ahora tienen bastante chuño y papa para comer. Vale hacer caso a la salida de las nubes en las fiestas para hacer chacra”11.
Con relación a la evaluación de los resultados de la producción agrícola, se les preguntó: ¿Cómo ha sido la cosecha de papa en la campaña agrícola que ha finalizado? Tuvimos los siguientes testimonios:
“Este año la producción de papas ha sido muy buena. No hubo sequía, claro que la lluvia ha sido un poco menos que el año pasado (1996-1997), donde ha llovido mucho hasta malograr los cultivos. Cada año yo siembro papas mirando el tiempo y casi no he perdido. Mi hermano Sebastián ha escuchado la radio y por eso no ha sembrado papas pensando en la sequía. Lo ha dejado así sus tierras y ha perdido mucha producción en esta campaña. Cuando miramos al tiempo, a las plantas y a los animales antes de sembrar la papa, entonces nos resulta no más”12.
“Las papas han dado bien y tenemos cosecha mejor que el año pasado, por eso ahora tenemos buena semilla y hemos hecho bastante ch'uño y tunta para comer y también tenemos alguito para vender. Hemos escuchado decir que habrá sequía, pero no hubo. Otra forma es el tiempo para que haya sequía, clarito las señas nos avisan para que sea sequía. Todos los años nosotros miramos el tiempo y las señas para sembrar, este año también hemos mirado y con esa esperanza hemos sembrado las papas y efectivamente este año no hubo mucha helada ni mucha lluvia como el año pasado (1996-1997)”13.
“Las papas ha dado muy bonito, mejor que el año pasado que se lo ha llevado todo el agua. Yo hago chacra en waru waru y he sacado unas 30 cargas de papa amarga en un cuarto de hectárea. Gracias a esa producción tenemos chuño y tunta para comer. Este año no se presentó la sequía. Claro no ha llovido mucho como el año pasado, ni tampoco hubo mucha helada. Otra clase es el tiempo para sequía. Eso ya sabemos nosotros mirando el tiempo y las señas que tenemos”14.
“Todos estos últimos años, la producción de papas ha estado bien no más. Claro nosotros no hacemos chacras así no más. Siempre tenemos que estar mirando el tiempo, los pajaritos, las plantitas, todo eso se mira. Cuando se sabe hacer chacra, la Pachamama nos da no más su comida. Todo hay que hacer a su tiempo y la chacra da no más”15.
Finalmente, al término de la campaña agrícola 1997-1998, uno de los autores de este trabajo, tuvo la oportunidad de recorrer varias comunidades campesinas del altiplano, como investigador asociado del proyecto de investigación denominado: “Efectos de los waru waru en las familias campesinas”, ejecutado por el Programa de Investigación de Waru warus (PIWA). Durante el recorrido, que coincidió con la época de las cosechas, se pudo recoger y constatar los testimonios sobre las cosechas favorables de papa. Las instituciones estatales y privadas dedicadas a promocionar el agro en el altiplano, también tuvieron la oportunidad de constatar esta realidad. En sus informes constan también estos resultados.
4. La nueva generación sobre las señas
Entre los testimonios recogidos en Urqhurarapampa respecto a las señas encontramos también unas expresiones de duda y unas voces de distanciamiento o rechazo cuando escuchamos a los jóvenes. Estas voces aparecen especialmente entre los estudiantes y los emigrantes originarios del distrito de Nuñoa que van camino a la “cholificación”, como diría F. Bourricaud (1967:48,221) y que no se proyectan hacia el campo. Carecen en mayor o menor grado de la pachavivencia de sus padres y adoptan una cosmovisión moderna a la peruana. Para justificar su actitud negativa respecto a la agricultura citan la “falta de tierras” y la “falta de trabajo” en su comunidad. Se explica también su actitud negativa por cuanto en la ciudad sienten dolorosamente el menosprecio por los indígenas y por el sector agropecuario andino. Sufren bajo el peso de la discriminación social. Además ahí les pesa sensiblemente la pobreza monetaria de sus familias que estos jóvenes consideran como el principal obstáculo para su pleno acceso a la sociedad urbana moderna.
¿Qué piensa el joven andino sobre las señas? La respuesta a esta pregunta permite detenernos un momento en el proceso de la pérdida del saber andino y de la tecnología agrícola andina en general. A medida que la cultura y la tecnología no se reproducen en las generaciones jóvenes presenciamos un fenómeno de erosión del saber andino, de la sabiduría, la cosmovisión y la ritualidad andinas.
En las generaciones jóvenes de Urqhurarapampa, se pueden encontrar diferentes opiniones en relación a la agricultura andina y las señas, unas desesperanzadas y otras más positivas y halagadoras. La primera opinión que peligrosamente se viene penetrando en un sector de las jóvenes generaciones, es aquella que va perdiendo las esperanzas en seguir criando la vida en la chacra, es decir en seguir cultivando la parcela. Dentro de este mismo grupo de jóvenes, existe una variante, de aquellos que aún están relacionados con la chacra, pero esta actividad se lleva a cabo dejando de lado la tradición andina: ya no saben bien cómo criar la vida en la chacra andina. Una opinión de este tipo es la siguiente: “Bueno, aquí la helada lo malogra todo. Por eso nosotros sembramos y esperamos lo que pueda suceder con la chacra. Así somos aquí, somos muy objetivos”. Estas voces se escuchan también entre los jóvenes de algunos campesinos ricos que son los que poseen más tierras, los que están en condiciones de modernizar su sistema de producción, conseguir préstamos del banco agrario y competir en el mercado. Los hijos pueden estudiar agronomía.
En el campus universitario se puede encontrar a estos jóvenes que vienen dejando de lado la tradición, o mejor dicho, el saber andino sobre la chacra. Ellos lo dejan al azar y no hacen nada para disminuir los riesgos climáticos naturales para lograr mejor producción. Además, visitando a su comunidad y estando en su chacra, esta juventud realiza mediocremente las obligaciones rituales y las labores culturales propias del sistema andino tradicional de crianza de la chacra, ya sea por pudor, ya sea por vergüenza ante sus profesores.
En relación a las señas, las opiniones van por el mismo camino. Buena parte de la juventud indígena de Nuñoa y especialmente los jóvenes con formación profesional del agro, van perdiendo o ya perdieron la fe en ellas y las van sustituyendo por el conocimiento científico. Una opinión generalizada es aquella que dice: “Miramos las señas, pero ya no funcionan. El tiempo ya no es como antes. Ha cambiado. Por eso, las señas fallan. Antes el tiempo fue mejor. Por eso los abuelos sacaban buena cosecha”.
Es notorio que estos jóvenes se refieren a las señas empíricas y que no hablan de las señas meta-empíricas, las señas relacionadas con los muertos, la coca, la ética, los sueños de los mayores y los gestos de los Santos en su día. Al respecto varios de ellos parecen sentir: una mezcla de pudor, dudas, temor y respeto, a la vez que una fe secreta en las costumbres y tradiciones. Esta fe secreta aflora especialmente en situaciones de crisis personal o de familia. En el caso de unos jóvenes protestantes, en cambio, podemos encontrar rechazo agudo de las señas meta-empíricas y cierta agresividad misionera, porque estas “costumbres” significan para ellos: "ritos idolátricos y paganos para relacionarse con el maligno”, el diablo.
Los que expresan la opinión del clima cambiado, aunque poco convincente, van buscando una justificación al no funcionamiento de las señas culpando al cambio del tiempo. ¿Pero cuánto realmente ha cambiado el tiempo? ¿Se han producido cambios severos en el tiempo? No parece correcto especular sobre los cambios del tiempo, aunque no se puede negar la existencia de cambios ecológicos en el área andina. Al respecto Van den Berg (1989), opina: “Que deben haberse producido cambios ecológicos en el altiplano durante los últimos siglos, me parece lógico. Se han producido dondequiera que el hombre ha desarrollado su existencia. Pero cuáles han sido exactamente estos cambios no se logra establecer todavía con certeza por falta de investigaciones detalladas de las fuentes que están a nuestra disposición. Los autores que hemos podido consultar parten del presupuesto de que hay una diferencia enorme entre la situación ecológica del siglo XVI y la actual. El mismo Posnansky indica que “actualmente este altiplano tiene el aspecto desolador típico de una zona destruida por el hombre” (1982:13). Las causas de los cambios ecológicos habrían sido principalmente las siguientes: desforestación continua para satisfacer las demandas de madera para las minas; incontrolada explotación de leña; sobrepastoreo para la nueva ganadería introducida; contaminación de las aguas por el producto no purificado de los relaves de las minas; intensificación de la agricultura por el crecimiento demográfico (en especial en el último siglo) y agotamiento del suelo”. De acuerdo a estas causas, ¿quiere decir que seguirá cambiando el tiempo y que en lapsos muy cortos será imposible la agricultura en los Andes? Tampoco se trata de extremar este problema. Lo cierto es que la cuestión del cambio del tiempo va encubriendo un problema mucho más grande que un sector de las generaciones jóvenes y que, mientras tanto, éstas están perdiendo esa gran habilidad de saber dialogar con la naturaleza e interpretar lo que ella realmente quiere comunicar. En otras palabras, se está perdiendo esa sensibilidad para conversar con la naturaleza. Cuando las generaciones jóvenes afirman que “los abuelos sacaban buena cosecha”, lo que están ratificando es que los abuelos sabían dialogar profundamente con la naturaleza. Y esta habilidad era tan necesaria, porque la chacra venía a ser el sustento de la comunidad de los abuelos. En cambio, muchos jóvenes optan por las oportunidades - reales o ficticias - de crearse una vida en el ámbito de la economía y sociedad moderna, urbana.
La queja de que las “señas también están fallando”, no parece tener sustento ya que plantas y animales están plenamente sincronizados con la naturaleza a través de un reloj biológico, que los hombres en la mayoría de la veces no alcanzamos a percibir y menos explicar si no estamos preparados para ello. La ciencia tampoco tiene posibilidades de explicar el funcionamiento de ese reloj biológico sincronizado plenamente con el medio natural. Asimov (1973), dando respuesta a la pregunta: “¿Cómo funciona el reloj biológico?”, respondió: “Lo puedo describir en tres palabras: Nadie lo sabe!”.
No es posible que los animales guiados por su reloj biológico inexplicable, puedan poner en riesgo la continuidad de su especie. Fallar las señas quiere decir que éstas ocurren a destiempo y sin ninguna lógica y eso no es tan cierto. Se producen cambios en el tiempo, pero en el ocurrir de las señas no puede haber equívocos. De lo contrario, las propias especies animales y vegetales estarían atentando en contra de su propia sobrevivencia y se orientan hacia su auto-extinción.
La actitud de la juventud andina, especialmente los estudiantes emigrados a la ciudad, es parte de un proceso generalizado de modernización que afecta cada vez más a la comunidad y a un creciente número de comunidades. Señalamos pérdidas y deterioro en el saber tradicional andino por efecto de la modernización que se abre camino por medio de la escuela, la televisión y la migración. Observamos también rechazo del diálogo con los dioses del clima, condena y satanización de los antiguos rituales por la influencia de predicadores de nuevas religiones. La migración laboral, la integración en la economía monetaria y de mercado favorecen un pensamiento uni-dimensional y materialista. Cada vez más comunidades ya no pueden realizar los rituales tradicionales colectivos por la emigración de su fuerza de trabajo y de su juventud o por la fuerte presencia de sectas protestantes. En muchas comunidades, el saber profundo de yachaq y de agricultores ancianos sufre una sensible pérdida de prestigio. En muchos casos la lectura de las señas se reduce a la simple aplicación recetaria de observaciones (incompletas) y rituales (deficientes, mal hechos e incompletos). La juventud, más expuesta a las presiones sociales de cambio, duda, vacila, está confundida y busca un norte seguro entre tantas propuestas tentadoras. Esta juventud se avergüenza y se retira presionada por el desprecio que expresan muchos profesores rurales y funcionarios, agrónomos y zootecnistas, médicos y enfermeros. Localmente se han perdido piezas del sistema y el sistema mismo está en vías de desintegración. Cuando la comunidad se desarma se pierde también el diálogo con los señaleros, su evaluación social y el ritual colectivo de producción. Estas señales de desintegración de la comunidad andina y de su saber tradicional, si bien son locales, se observan cada vez más en las comunidades.
También es cierto que entre la juventud andina ocurren precisamente en el campus universitario, asidero de la modernización, el fenómeno opuesto de una nueva toma de conciencia de la identidad cultural, del valor de la tradición y de la bondad de la tecnología andina bi-dimensional. En las aulas de algunas universidades del Sur andino vemos aparecer en los últimos 15 años asignaturas como: Mitología Andina; Tecnología Andina; Cosmovisión Andina; etc. especialmente en las carreras de Ciencias del Agro, Medicina y Educación. También es curioso ver cómo un creciente número de egresados vuelve a sus comunidades de origen para informarse de su cultura y su tecnología cuando escogen un tema de investigación para su tesis de grado. Entre las publicaciones que aparecen de mano de los investigadores profesionales en Ciencias del Agro y en Ciencias Sociales de las universidades andinas, encontramos cada vez más títulos y temas que acusan un creciente interés en la cultura y la tecnología andinas.
El proceso de enajenación de la cultura andina y la pérdida silenciosa de la pachavivencia ocurre principalmente en el medio educativo que promociona una visión foránea del medio natural andino y un concepto occidental de la tecnología agropecuaria, tal como señalamos más arriba, en el § 2.1. La escuela, el colegio y la universidad son las que siembran estas dudas en la juventud y erosionan su cultura. El problema central de “la poca fe en las señas” radica en que la educación actual no concuerda con la tradición cultural andina ni tampoco se preocupan los profesores por que las nuevas generaciones conozcan los secretos del saber dialogar con la naturaleza a través de las señas. Detrás de esta pérdida de conocimientos, técnicas y habilidades tradicionales en materia de medicina, ganadería, agricultura, construcción, hidráulica... ocurre un fenómeno de erosión de la cultura misma y de pérdida de los valores espirituales expresados en la mitología, la ética, las celebraciones y costumbres andinas. La juventud de Urqhurarapampa sufre la enajenación cultural a medida que se impregna de una cosmovisión foránea y un nuevo ideal de progreso material consumista. Hay que rechazar la idea de que se trate de un fenómeno ciego, inevitable, y responsabilizar de la enajenación la política gubernamental de siempre y el sistema de educación oficialista con sus objetivos de “peruanización y castellanización”, “civilización y culturización”. De hecho, tal política capitalina parte de la ideología de los conquistadores cuando se considera al andino como “un antropoide sin cultura” y al educando andino o como “un pequeño salvaje que necesita ser domesticado y civilizado”. Tales expresiones despectivas se pueden escuchar todavía hoy día de los profesores rurales, conscientes de su “misión modernizadora”. El principal instrumento colonizador de todos los gobiernos, desde la Colonia y la República, ha sido y es la escuela, no para desarrollar la tecnología andina en su propia línea y perspectiva y sin trastocar su identidad, sino para transculturizar a los jóvenes andinos creando en ellos un pensamiento moderno y progresista” (digamos: occidental, foráneo). El sistema de enseñanza pública funciona en el fondo como un simple y eficiente lavado de cerebro con que se hace creer al joven andino que la mejor agricultura, la más productiva y la sin problemas climatológicos, se lleva a cabo en la costa; que la economía de mercado (que le asigna más valor al comercio y al sector transporte) representa actividades mucho más importantes para vivir; que la agricultura andina no tiene prestancia por tratarse de una simple agricultura de subsistencia y una actividad irrelevante; que ya no conviene vivir dentro de la comunidad.
Si ésta es la problemática central de la educación primaria, secundaria y superior actual, queda por ver hasta qué punto las nuevas estrategias y programas del gobierno en educación intercultural bilingüe, como una educación adaptada a las condiciones socioculturales de los estudiantes del área andina, y como factor de mejoramiento de la calidad educativa, apuntan realmente a la prometida reversión del sistema educacional y si persiguen efectivamente un desarrollo andino con identidad.
Notas
1 Testimonio de Cipriano Encinas, comunero de 35 años, de Santa Rosa de Huayllata, (Ilave, Prov. El Collao, Puno; 28 de junio de 1997.
2 Testimonio de Masías Mamani Colca, de 38 años, comunero de Ayagachi, (Cabana, Prov. San Román, Puno); 29 de junio y 5 de noviembre de 1997.
3 Testimonio de Erasmo Mamani, de 55 años, de la comunidad de Santa Rosa de Huayllata, (Ilave, Prov. El Collao, Puno); 2 de octubre de 1997.
4 Testimonio de Juan Maquera, de 46 años, de la comunidad de Santa Rosa de Huayllata, (Ilave, Prov. El Collao, Puno); 2 de octubre de 1997.
5 Testimonio de la Sra. Marta de Arapa, de 42 años, (Laro, Prov. Azángaro, Puno); 8 de octubre de 1997.
6 Testimonio del Sr. Juan Gutiérrez, de 48 años, de la comunidad de Llallahua, (Laro, Prov. Azángaro, Puno); 8 de octubre de 1997.
7 Testimonio de Cecilio Nolberto Zela Collanqui, de 40 años, de la comunidad de Chingora, (Juliaca, Prov. San Román, Puno); 16 de octubre de 1997.
8 Testimonio de Carlos Vilca, de 35 años, de la comunidad de Vilyuni, (Cabana, Prov. San Román, Puno); 27 de noviembre de 1997.
9 Erasmo Gonzalo de 50 años, comunero de Chatuma (Pomata), 1º de agosto de 1998.
10 Pascual Santos Yupa de 42 años, comunero de Sucapaya (Caminaca), 23 de abril de 1998.
11 Teófilo Chura Pari de 50 años, comunero de Mullacani (Ilave), 23 de abril de 1998.
12 Clemente Flores Gonzalo de 55 años, comunero de Chatuma (Pomata), 21 de agosto de 1998.
13 Melquiades Carita Pérez de 47 años, comunero de Villa Santiago (Pomata),1º de agosto de 1998.
14 Nemesio Huanco Ttacca de 52 años, comunero de Yocamalla (Caminaca), 13 de agosto de 1998.
15 Salomé Chura de 53 años, comunera de Urqhurarapampa (Nuñoa), 10 de julio de 1998.