Citamos el testimonio del historiador Waldemar Espinoza Soriano quien escribe en su prólogo: Conocemos trabajos publicados por Simeón Orellana Valeriano, docente de la Universidad Nacional del Centro del Perú-Huancayo (1966-1995), quien desde la década del setenta ya incursionaba en la investigación interdisciplinaria y que maneja fuentes arqueológicas, lingüísticas, documentales e históricas con la acuciosidad que le es característica. Hizo realidad investigaciones que han sido y son aportes fundamentales para el mejor conocimiento de lo que hoy se denomina "patrimonio inmaterial".
En 1971 Simeón Orellana publica “La Huaconada de Mito”, extraordinario aporte que linda entre la monografía y el ensayo, demostrando su profunda vocación y preparación para los trabajos científicos (Huancayo 1971:140 pp.). En ella analiza una danza andina, la del Huakón, de origen antiquísimo. En dicho trabajo, como en el posterior denominado "La Mitoarqueología y la Máscara del Huakón", Simeón Orellana prueba que los Huacones de Mito son los herederos de parte de la estructura religiosa prehispánica y a quienes denomina los Sacerdotes del dios Kon. Posteriormente dio a conocer Las Máscaras del Valle del Mantaro (Huancayo, 1972). Luego aparece su: La Pachahuara de Acolla. Una danza de los esclavos negros del Valle de Yanamarca (Lima, 1973). Sus aportes sobre esta danza son sumamente novedosos; basándose en documentos coloniales prueba la presencia de esclavos negros en la hacienda de Nuestra Señora de la Natividad de Yanamarca (Acolla-Jauja). Además realiza la clasificación entre Chacra Negros y Pachahuareros. Estos últimos son los esclavos de servicio provenientes de la etnia Africana de los Yoruba. La interpretación que hace es el resultado de un minucioso estudio comparativo. Los Chinchilpos y Gamonales. Una supervivencia ritual prehispánica en Huayucachi (Huancayo, 1988), es otra investigación importante porque nos demuestra que los rituales a la Pachamama, en el mundo andino prehispánico, iban desde los sacrificios de niños (Capac-ucha) hasta el enfrentamiento y flagelamiento de los Yana Auka. El mencionado ritual se realizaba con la finalidad de recomponer mediante el Tinkuy las estructuras socioeconómicas del Ayllu desestabilizadas por problemas endógenos o exógenos. Otra formidable indagación de Simeón Orellana es el Jamille: Herbolario prehispánico (Lima, 1997). Sabemos que su autor está investigando la Tunantada de Jauja-Yauyos, una supervivencia costumbrista muy importante del Valle del Mantaro. Dentro de los diferentes “enmascarados” que participan en la cuadrilla de tunantes se encuentra el Jamille. Tras minucioso seguimiento y utilizando fuentes arqueológicas, etnográficas, lingüísticas y folklóricas Orellana encuentra el parentesco del Jamille con Tunupa, uno de los dioses andinos prehispánicos.
Toda la literatura escrita está ilustrada con magníficas fotografías tomadas por el autor durante sus años de trajinar por el Valle del Mantaro.
Las culturas de la Sierra Central del Perú (Xauxa, Huanka, Tarma y Chinchaycocha), sin duda alguna, tienen en Simeón Orellana a su investigador más destacado.
Los trabajos publicados son verdaderos aportes dentro de su campo, porque todo lo que allí expone es nuevo y de sumo interés por los análisis que realiza. No son simples descripciones de vestimentas, máscaras o coreografías. Orellana va más allá, a la parte interpretativa y analítica; para demostrarlo solamente basta señalar "La danza de los Sacerdotes del dios Kon" y "Chinchilpos y Gamonales de Huayucachi".