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¿CÓMO HACERSE YATIRI? - LA INICIACIÓN

por: Gerardo Fernández Juárez
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Existen diversas maneras que capacitan a una persona para ser yatiri. En principio una persona, por su propia voluntad, no puede convertirse en "maestro"; tiene que haber sido elegido, seleccionado para tal misión. Los que nacen simultáneamente de un mismo vientre, los gemelos o ispa, así como aquellos que nacen de pie, kalluni, con más dedos de los que por naturaleza corresponden, sojtillos, y los que poseen ciertas marcas, defectos y deformaciones son los más propicios para el desempeño de las técnicas de predicción de los yatiri al ser elegidos por el rayo. Otra posibilidad, de carácter prácticamente universal en las diferentes sociedades andinas, es que el propio rayo se presente durante la tormenta para golpear al candidato sucesivamente dos o tres veces, en la creencia de que al recuperar el sentido, la persona posee los poderes curativos y de predicción que el rayo le ha donado en la forma de una piedra extraña que recoge en las proximidades del lugar, la "gloria bala". Nadie debe presenciar este encuentro entre el rayo y el candidato que ha sido elegido; debe efectuarse en la más estricta intimidad por cuanto si alguien lo presenciara la persona afectada moriría sin remedio. Cuando el rayo golpea a un miembro de la familia, se considera que sus herederos directos también "tienen rayo" por lo que habitualmente el oficio es transmitido entre los golpeados por el rayo de padres a hijos e incluso nietos. El encuentro con el rayo deja siempre una marca exclusiva como garante de la selección de que ha sido objeto. Cicatrices en forma de cruz sobre la coronilla, incisiones profundas en las extremidades y diversas deformaciones vitalicias hacen de los tocados por el rayo seres de "frontera", pertenecientes al domino humano y al sagrado. Lo expuesto no sólo se aplica a los hombres, sino también a las mujeres, quienes en la época colonial se constituyeron en defensoras eficaces de las tradiciones religiosas andinas, lo que les valió el atributo de "brujas" y "hechiceras". En la actualidad existen mujeres yatiri de gran prestigio y consideración. En otras ocasiones es la presión de la comunidad la que induce a la captación de un nuevo yatiri, así le ocurrió a José Alejo Benito refrendado como yatiri por los especialistas de su comunidad de Sullka Titi Titiri, al comprobar el grado de adiestramiento que había conseguido merced al aprendizaje efectuado con su difunto padre.

El sueño es una forma habitual de conocimiento a través del cual una persona preocupada por la persistencia y la forma del mismo puede llegar a la conclusión, aconsejado por otro "maestro", de que tiene que dedicarse a la lectura de la hoja.

Padecer una enfermedad grave, de causa desconocida, y conseguir recuperarse con rapidez de la misma por un tratamiento personal, acredita a la persona como "maestro" y especialista de gran reconocimiento. Ignacio Caillante sufrió hace tiempo unas convulsiones fortísimas que le dejaban extenuado. Las piernas eran incapaces de sostener su peso y temblaba de forma incontrolable. Un familiar suyo le cargó a cuestas hasta el cerro Pachjiri a cuyo calvario del rayo se encomendó utilizando braseros de incienso y realizando el sacrificio de una muxsa misa (dulce mesa). Al poco tiempo su cuerpo recuperó el vigor, de tal forma, que el descenso del cerro lo hizo por su propio pie. A partir de este momento comenzó a interesarse por las hojas de coca y las plantas medicinales que experimentaba con su propia dolencia curándose él mismo y acreditando una gran capacidad en la lectura de las hojas de coca.

En la actualidad, el oficio de pronosticador, adivino y curandero se ha hecho en cierta forma "rentable" en los sectores marginales de las ciudades. Campesinos con ligeros conocimientos sobre la hoja de coca en lo que se refiere a augurios y presagios, emigran a la ciudad para incorporarse a los diferentes sindicatos de yatiris y curanderos. "Por plata no más van" es la crítica acérrima que se hace de estos "nuevos yatiris" por parte de sus colegas del campo. En definitiva es la ciudad, sus "residentes", los que propician esta demanda creciente de especialistas, "...antes no sabía ser así; ahorita más de cien debe haber", comenta Marta Huarachi. Hay que tener en cuenta dentro del proceso de acomodo y transfomación que sufre el "residente" aymara, el importante desamparo simbólico en el que se ve inmerso, circunstancia que, en cierta medida, se ve amortiguada por la actuación de estos especialistas, quienes posibilitan una eficaz adaptación religiosa a las nuevas condiciones de vida a la vez que permiten cierta continuidad con el sustrato de creencias altiplánicas de sus comunidades de origen. Como vemos el "ganar plata" justifica el aprendizaje y la práctica de este don, convertido en oficio, en el ámbito urbano. Si observamos cómo los especialistas andinos del pasado eran elegidos para desempeñar sus cargos, sorprende el grado de continuismo que al respecto existe con los actuales especialistas aymaras. Los tocados por el rayo, los mellizos, los deformes, los quebrados que se recuperaban con rapidez, los hijos de especialistas...así como los míseros y hambrientos, constituían en el pasado tal y como acontece en la actualidad, el colectivo más apropiado para el desempeño y puesta en práctica de los conocimientos de predicción y terapéuticos, así como el servicio a los lugares sagrados y el convite a los diversos comensales ceremoniales aymaras. Una vez seleccionado el candidato, éste tiene que habituarse al conocimiento y destreza de ciertas técnicas pertinentes en la relación simbólica con el entorno religioso aymara. Efectuada la selección del futuro especialista supuesto que reúna las cualidades apropiadas para ser un buen "maestro",comienza el estricto periodo de iniciación. El propio interesado debe ser aleccionado por un especialista de prestigio quien le iniciará en el conocimiento de los rudimentos técnicos y en las pertinentes estrategias predictivas. El "maestro" insiste en los cuidados que debe tener siempre, el carácter sagrado de su oficio, por lo que jamás debe practicarlo bebido, "hasta cierto punto no más", su obligación de atender a quien se lo solicite con la generosidad necesaria, no estar obsesionado por la plata, emplear el empeño y obstinación necesaria para hacer curar a los enfermos, reconocer con humildad los casos que no pueda atender, pagar con corrección a los diferentes lugares ceremoniales, conocer el orden de aplicación en la ch´alla...etc. No se trata por tanto de un mero adiestramiento práctico; en realidad este aspecto no interesa tanto al "maestro" aleccionador como el mentalizar a su alumno de la trascendencia de su misión al servicio de los jaqi. El yatiri tiene que saber en cada momento interpretar los problemas de los seres humanos a través de las hojas de coca, para lo cual su dedicación y empeño tiene que ser constante. "De usted no más depende";el nuevo "maestro" tiene que saber pensar para interpretar los designios de la coca, reflexiona sobre sus propios sueños y aventura sobre los sucesos comunitarios de los que participa como uno más.

A través del sueño los seres sobrenaturales se van a manifestar al aspirante quien tendrá que interpretar qué tipo de especialidad o "camino", le corresponde seguir. Para clarificar el tipo de revelación de que va a ser objeto, en la comunidad de Tuqi Ajllata Alta, el "maestro" Carmelo Condori aconseja pagar con una "dulce mesa" al kunturmamani en el cuarto donde el aspirante duerme y con él, a la pachamama, los achachila y los propios santos que son quienes, en realidad, aleccionan al inexperto candidato."Date cuenta, date cuenta, ya tienes que saber ¡todo te van a revelar!".

Al cabo de un par de semanas de efectuado el pago al kunturmamani, el aspirante es juramentado por su "maestro" entregándole su tari de coca. Con gran seriedad, antes de partir al cerro Qapiqi en Tuaqi Ajllata Alta, el "maestro" Carmelo Condori toma juramento a su discípulo el machaq maestro , "nuevo maestro", de que no se va a burlar del compromiso que está adquiriendo ni se va a arrepentir, ni mucho menos tratar de enriquecerse. Una vez efectuado el juramento, el "maestro" entrega el tari de coca al aspirante quien debe sostenerlo junto a su corazón. A continuación se prepara una "dulce mesa" que se va a entregar esa misma noche en el "cabezal" o altar del cerro que el "maestro" considere oportuno y que suele ser el más representativo y sagrado de la comunidad ; después una mesa negra, ch´iyara misa, para que los seres malignos no molesten ni engañen al protegido. Preparadas las mesas y convenientemente asperjadas, con vino y alcohol, se emprende la subida al cerro completamente en ayunas y sin haber mantenido relaciones sexuales los días previos. El postulante lleva sobre su corazón, durante todo el ascenso, el tari de coca y las mesas convenientemente empaquetadas. La noche es el momento en el que los saxra y antawalla actúan, por lo que el "maestro" abre el camino ch´allando y asperjando alcohol en cada descanso y hacia las sombras indefinidas que nos envuelven. Los descansos van acompañados siempre de aspersiones y tragos reconfortantes de alcohol. El postulante va cargado, como los bailarines con sus pesados aderezos y disfraces, con los útiles y remedios que configuran la base de su conocimiento intelectual, el tari de coca y las mesas, cuya destreza y manejo le irán confirmando, a través de la experiencia, como "maestro" prestigioso. El aspirante cargado de los atributos del que "sabe", camina con humildad, recogido en sus creencias ,con toda su voluntad porque el cerro jala a los que vienen con fe, aliviando los pesares del ascenso, a la vez que cansa y obstaculiza a los curiosos.

El "maestro" tiene que saber cual es "su camino" en el que va a especializarse ,si es "para rayo", "para pachamama"... etc. En la comunidad de Tuqi Ajllata Alta, los distintos especialistas distinguen perfectamente la oportunidad y preferencia en el tratamiento del paciente, por parte de uno u otro yatiri en base a esta distinción específica. Los casos de antawalla para Carmelo Condori, los de gloria y rayo para Ignacio Caillante quien luce una marca estrellada en su mano derecha que le acredita dicha especialización. De esta forma, las "pagancias" que son ofrecidas por el yatiri adecuado resultan más eficaces, al ser bien recibidas.

Una vez en la cumbre del cerro, ya en la madrugada, se encienden tres velas que se alojan en el interior de los huecos del altar o "cabezal" del cerro, donde se dejan las ofrendas. Las velas tienen que permanecer encendidas el mayor tiempo posible, a resguardo del gélido viento de la cumbre. Junto a las velas el aspirante entrega una docena de kantutas, flores silvestres recogidas por el camino, de color rojo que se dejan al lado de las velas, en otro de los huecos del cabezal como ofrecimiento formal de cariño y buena voluntad al cerro. A su lado se deja el tari de coca y el paquete de las ofrendas que serán entregadas al amanecer. Hay que permanecer en el cerro las horas que restan hasta la salida del sol. Todo tiene su momento y, por más intenso que resulte el frío, los acontecimientos no pueden precipitarse. Con las primeras luces del alba el aspirante recoge con todo respeto el tari que había depositado sobre el altar del cerro; realmente lo compra por cuanto tiene que dejar algunas monedas en el interior del hueco a cambio del chinu. Es el momento clave del aspirante; el "maestro" va a explicar sobre el cerro las reglas básicas de la lectura de coca. Más que indicar una forma estricta de lectura lo que hace es efectuar una consulta apresurada cuya finalidad, a mi entender, no es tanto que el aspirante copie el estilo de su "maestro" como que se habitúe al lenguaje tanto visual como narrativo de las hojas de coca y a un patrón de consulta pertinente cuyo formato, el propio iniciado tiene que desarrollar, mirando el tari de las hojas de coca y pensando continuamente en sus caracteres de información. El "maestro" sigue de cerca el modo en que su discípulo se desenvuelve con el tari preguntándole si tiene o no licencia del cerro para leer la coca, si quiere recibir o no las ofrendas...etc. En cuanto el experimentado especialista entiende que el novato maneja con cierta soltura las principales claves y que el cerro acepta su juramento y las ofrendas pertinentes, recoge las mesas del altar quemando la dulce mesa sobre el "rostro" del cerro, es decir dando frente al altar orientado hacia el Este, hacia la salida del sol. Se ch´alla con alcohol la ofrenda y el especialista insiste con vehemencia en el orden pertinente que se tiene que seguir en la invitación a los distintos lugares sagrados. Hay que dar una vuelta completa al horizonte en sentido contrario a las agujas del reloj, invitando a cada una de las cumbres y lugares específicos de cada sector. Olvidarse de algún punto o efectuar la ch´alla en el sentido contrario implicaría un grave riesgo para el especialista por su torpeza e ignorancia consumada amén de inutilizar la eficacia de la ofrenda. Después de la "mesa dulce" se quema la "mesa negra" situada en la periferia del recinto amurallado que rodea al altar. Tras una nueva ch´alla de alcohol nos retiramos de la cumbre para que todos los lugares y seres convidados en las ofrendas se sirvan. El humo blancuzco que expele la ofrenda dulce y el sentido ascendente del giro que va adoptando es un augurio positivo, la mesa "está pasando bien" y , por tanto, va a ser bien recibida.

Gerardo Fernández Juárez


puerta


"BUENO, TE CUENTO MI SUEÑO…"


Por: Carmelo Condori (*)
Yatiri

"Comencé a trabajar de jovencito,
de quince añitos,
pero comencé mal…"

A los quince años Carmelo curó a su primer cliente, sin consentimiento ni consejo de su padre. Un amigo suyo se había "asustado" en la limpieza de los cocales próximos a Coripata. Sin pensarlo dos veces efectuó una rápida lectura de coca y se dispuso a llamar el ajayu del enfermo en el lugar en el que se había asustado. Llevó algunas ropas del paciente mientras éste permanecía acostado en la casa. En el lugar donde se había producido el suceso, Carmelo depositó la ropa del enfermo llamando constantemente a su animu con parte de la ropa. Cuenta:

"Vino una tormenta muy fuerte. Los rayos casi me golpean. He llamado su espiritu, entonces su Espiritu Santo al final los relámpagos que estaban brillando me han atacado mucho. De este lado, de ese lado...Qué será ¿no? Una sombra pasó por encima de la ropa del niño y se sentó allí. Salí rápido para hizo un nudo con las prendas… y cogí algo de tierra… y volví corriendo a la casa del amigo".

El éxito de la curación fue tan comentado por todos los trabajadores, dada la juventud del muchacho, que al día siguiente tuvo que regresar a su comunidad, precipitamente, por el número de pacientes que habían ido a localizarle. Su partida no le sirvió de mucho ya que a las dos semanas se presentaron en su casa de la comunidad algunos de los desairados pacientes que no habían dudado en seguir sus pasos hasta encontrarle. Su padre le golpeó por la imprudencia que había cometido al leer la coca sin haber solicitado el permiso correspondiente, pero, desde aquel instante, comenzó a preocuparse más por la formación de su hijo. El abuelo de Carmelo había recibido el rayo y era ch´amakani; trabajaba con los rayos y los achachilas, su padre heredó la sabiduría del abuelo y ahora parecía que Carmelo estaba destinado a sucederle. Cuenta:

"Antes pues, mi abuelo siempre pues; después mi papá. Mi abuelo se había muerto,entonces mi papá había seguido, como un trabajo que deja. Mi padre había seguido pues así, finalmente como su hijo yo estoy, ya me ha quedado. Este trabajo es como un...cargo, es como un camino".

Carmelo Condori Calsina fue juramentado como yatiri por su propio suegro.

"Mi padre sabía pues esto manejar, pero como era chango, sé estar viendo. Por eso pues quince años, casi....catorce yo he hecho estas cositas aprender. Entonces cómo hace, así yo estoy viendo, como "pasa", entonces estoy viendo, mirando. En Yungas he hecho eso, pero... en Yungas han llegado, entonces ese jovencito que había....¡ese me ha hecho sonar a mi! Cuando han llegado aquí, entonces este siempre es cargamento me ha dicho. Dulce me ha atendido, ha servido bien, entonces, a lo último ha despachado a su compañero, entonces, por segunda vez me ha pescado ¡carajo! waska me ha tirao.

Ahora poquito a poquito, pero me ha hecho volver loco, loco siempre, medio loco. Porque le he hecho la burla, para....esto. Porque le he hecho la burla...¡Como no estaba autorizado! Pues.....¡medio loco me ha hecho volver!. A lo menos así...¡noches....pucha!, me hace exigir, grave, pensando.....¡pucha! Entonces, yendo fuera quiero ir a pasear a los cerros.

Entonces, una noche he ido siempre, he caminado. Como una mujer ha venido pues así, una mujercita blanquita; entonces, "estaremos caminando" diciendo, he ido pues. Adelante esa mujer, pues atrás he ido pues. Esa mujer, en adelante estaba, yo estaba, de su atrás he ido. ¡Ya pues! Engaño, raptan, como este...digamos, engaños del, este....¡demonio!, demonio, pero yo no sé ver, por este digamos siquiera del gloria, del ángel. Demonio es pues, me ha engañado siempre. Toda la loma me ha llevado ¡puta che! Noche, pero es así, oscuro. No me he dado cuenta ¡tranquilo me he ido pues! Fregado un poquito. No hay que hacerle la burla. Ya pues, que he andado pues así, entonces me he ido...después....¡ya pues! Como medio loco, medio borracho...así pues, cuando tomo, así alcoholsito....¡pucha! Me friega pues totalmente hasta hacer este....la lengua, así no, más me arde. Ese rato ya no puedo hablar nada pues. Mudo me ha dejado pues. Entonces mayor te respeto yo a ti ¿Qué hago entonces? Mi mamá sabe estar haciendo "samo", con "brasos" [braseros] sabe estar haciendo "samito" [sahumito], recién ya no más. Mudo me ha dejado pues. En Yungas me han dado autorización. Ya...¡quiero siempre! recién, ya, notificando autorizaciones, me han autorizado, recién totalmente, voluntariamente yo me he trabajado pues.....de ahí.....de ahí, ¡un sueño....ya! De ahí me ha revelado ¡puuchaaa!...cosas, cosas....siempre, cuando tenía autorización siempre. Yo he invitado platito, igualito, así,biensito así. Ya poco a poco me ha ido revelando, revelando. Ya pues, una autorización me he sacado ; de ahí ya, más peor...¡pucha! Preguntas, ¡grave preguntas! Ya es....como examen".

Carmelo era yatiri, pero carecía de aphälla. Comenzó a darle a la bebida, desatendió sus obligaciones y anduvo "como loco" un tiempo hasta que, una noche, se descubrió a sí mismo rezando desnudo en lo alto de un cerro, pidiendo disculpas a Dios y su deseo de "trabajar" con la hoja de coca. Regresó a su casa temblando y, al meterse en el catre, quedó profundamente dormido. Aquella noche, Carmelo tuvo un sueño extraordinario:

"Mi padre sabía pues esto manejar, pero como era chango, sé estar viendo. Por eso pues quince años, casi....catorce yo he hecho estas cositas aprender. Entonces cómo hace, así yo estoy viendo, cómo pasa, entonces estoy viendo, mirando. En Yungas he hecho eso, pero... en Yungas han llegado, entonces ese jovencito que había....¡ese me ha hecho sonar a mi! Cuando han llegado aquí, entonces este siempre es cargamento me ha dicho. Dulce me ha atendido, ha servido bien, entonces, a lo último ha despachado a su compañero, entonces, por segunda vez me ha pescado ¡carajo! waska me ha tirao".

"Ahora poquito a poquito, pero me ha hecho volver loco, loco siempre, medio loco. Porque le he hecho la burla, para ....esto. Porque le he hecho la burla...¡Como no estaba autorizado! Pues.....¡medio loco me ha hecho volver!. A lo menos así...¡noches....pucha!, me hace exigir, grave, pensando.....¡pucha! Entonces, yendo fuera quiero ir a pasear a los cerros".

"Entonces, una noche he ido siempre, he caminado. Como una mujer ha venido pues así, una mujercita blanquita; entonces, "estaremos caminando" diciendo, he ido pues. Adelante esa mujer, pues atrás he ido pues. Esa mujer, en adelante estaba, yo estaba, de su atrás he ido. ¡Ya pues! Engaño, raptan, como este...digamos, engaños del, este....¡demonio!, demonio, pero yo no sé ver, por este digamos siquiera del gloria, del ángel. Demonio es pues, me ha engañado siempre. Toda la loma me ha llevado ¡puta che! Noche, pero es así, oscuro. No me he dado cuenta ¡tranquilo me he ido pues! Fregado un poquito. No hay que hacerle la burla. Ya pues, que he andado pues así, entyonces me he ido...después....¡ya pues! Como medio loco, medio borracho...así pues, cuando tomo, así alcoholsito....¡pucha! Me friega pues totalmente hasta hacer este....la lengua, así no, más me arde. Ese rato ya no puedo hablar nada pues. Mudo me ha dejado pues. Entonces mayor te respeto yo a ti ¿Qué hago entonces? Mi mamá sabe estar haciendo "samo", con "brasos" [braseros] sabe estar haciendo "samito" [sahumito], recién ya no más. Mudo me ha dejado pues. En Yungas me han dado autorización. Ya...¡quiero siempre! recién, ya, notificando autorizaciones, me han autorizado, recién totalmente, voluntariamente yo me he trabajado pues.....de ahí.....de ahí, ¡un sueño ....ya! De ahí me ha revelado ¡puuchaaa! ...cosas, cosas....siempre, cuando tenía autorización siempre. Yo he invitado platito, igualito, así biensito así. Ya poco a poco me ha ido revelando, revelando. Ya pues, una autorización me he sacado; de ahí ya, más peor...¡pucha! Preguntas, ¡grave preguntas! Ya es ....como examen".

Carmelo era yatiri, pero carecía de aphälla. Comenzó a darle a la bebida, desatendió sus obligaciones y anduvo "como loco" un tiempo hasta que, una noche, se descubrió a sí mismo rezando desnudo en lo alto de un cerro, pidiendo disculpas a Dios y manifestándole su deseo de trabajar con la hoja de coca. Regresó a su casa temblando y, al meterse en el catre, quedó profundamente dormido. Aquella noche, Carmelo tuvo un sueño extraordinario. Desde las esquinas de su cuarto se le aparecieron los apóstoles ("apustulis"), vestidos con sus habituales galas blancas, llamándole. Un padrecito le preguntó qué hacía en ese lugar y cuál era su interés.

"Quiero trabajar", le digo. "¿Seguro quieres trabajar? ¿No te vas a hacer la burla?" "No padrecito, seguro". Caminamos juntos por un caminito hasta llegar a un cruce en que partían dos caminos. El de la derecha, angosto, negro, sucio, "como un basural"; el de la izquierda, blanco, repleto de flores, alegre y agradable.
" Dos caminos siempre hay, un camino blanco, un camino medio oscuro. Ese camino, pero, no es muy largo, sólo unos cuarenta centímetros, no más, así no más. El otro casi...digamos, medio metro, camino blanco también. Dos caminos no más es. Igual digamos el Illampu, así también cerro blanquito, el otro también cerro negro, oscuro. Dos cerritos, cerritos no más"

Carmelo debe elegir uno de los dos y sólo uno, tal y como le indica el sacerdote. "¿A cual lado quieres? ¿Este lado, o sino en este lado? Ese cerrito negrito, lado es de los demonios. ¿En ese lado quieres?" . Curiosamente el padre insiste con terquedad en la conveniencia del camino negro porque ¡harta plata! Puede conseguir el "maestro" ejerciendo en ese lado o especialidad. Insiste en la dificultad que el ejercicio del camino blanco conlleva al ser sagrado.

"De su camino blanco yo quería ir siempre, yo le digo pues. "¡No! ¡Qué vas a cumplir! No puedes cumplir; difícil es cumplir, me ha dicho pues". El padre decide, a pesar de las protestas y el rechazo de Carmelo, mostrarle el camino negro. La senda, oscura y lóbrega, culmina en la cumbre de un cerro, igualmente negro, "como quemado". En dicho cerro hay gente aprendiendo a preparar braseros y ch´iyara misas (mesas negras). Sin duda se trata de gente maligna, brujos; Carmelo se asusta tanto que decide bajar del cerro para volver a la encrucijada. "Qué ha pasado hijo?", pregunta el sacerdote. "No quiero trabajar el camino negro", responde gimoteando Carmelo. Ambos emprenden finalmente el recorrido por el camino blanco a pesar de la negativa inicial del sacerdote. Alcanzan la cumbre de un cerro, igualmente blanco, en cuya cima diversas personas aprenden a preparar mesas y braseros de incienso. "Allí están arrodillados pues gentes ¡bien! ¡puro blanquitos! que están las gentes, que están alcanzando los "samos" [sahumerios] del brasitos [braseros] están alcanzando".

Uno de los que preparan las ofrendas de incienso para su presentación, alecciona a Carmelo en la forma correcta en que debe hacerlo. Al poco rato, Carmelo penetra en el interior de una iglesia que corona el cerro, en cuyo interior se encuentran los apóstoles quienes le inquieren el motivo de su visita.

"Quiero trabajar este camino", responde. "¿Seguro quieres trabajar este camino? ¿No te vas a hacer la burla?" " No señor, no", responde con seguridad. Carmelo se sienta en una pequeña silla, al lado de los apóstoles que están celebrando un banquete. Utilizando un papel, "como cuero de vaca", anotan con el dedo los datos personales de Carmelo Condori. "Como una placa ha sacado pues, como una placa me ha sacado, así me ha colocado [en la frente], me ha marcado una cruz". Sí, crucitos [cruces] me ha marcado". "Ahora sí que has venido, bien. Con esta marca, entonces, estás ya marcado. Si esta marca....si es que fallas, si te limpias....". "¡No señor! Voy a cumplir" "¿Vas a cumplir?" le preguntan. "Sí, voy a cumplir", contesta Carmelo. "Este es certificado pues, para ellos"; de la mesa se ha alzado, aquí me ha colocado, blanquito no más, letras, nada. Aquí me ha colocado, me ha marcado seguramente". "¿Vas a cumplir?; con este ya ...si es que te haces la burla....¡el Dios te castiga!" Así me ha dicho pues. "Si no te castiga Dios, el camino del oscuro tienes que irte". "Yo no quiero al lado del camino negro, algunas personas, también maestros a las gentes están amarrando, cualquier cosa están moviendo. Esos pues, del camino negro. Los que andan brujeando ¡eso es negro! Para las personas que están brujeando ¿qué cosa estarán amarrando? ¿Qué cosa estarán haciendo?". Al rato entregan Carmelo un libro confeccionado con aquel cuero especial cuyas hojas están repletas de hojas silvestres, "así como revuelto estaba todo". La coca, así como un libro no más me lo han abierto. Un librito no más me lo han abierto. Entonces, ahí están pues la hojitas, como un libro, ¡no podía ver! La hoja de este Inalmama entonces, como libro me lo había abierto, entonces me lo ha preguntado en un este....digamos, un camino, este había sido, un camino como "ye".

"Así, un camino yeguito, en ahí me ha preguntado esito. Entonces...."¿cómo es?", me pregunta. Ese rato, no podía dar la respuesta".

El pobre Carmelo no entendía nada de los que estaba sucediendo ni cuales eran las intenciones de aquellos "apóstoles" engalanados de blanco. Cual no sería su sorpresa cuando uno de aquellos "caballeros" que participaban en el banquete le reclama: "Carmelo ¡venid!; a ver.... ¿Qué habéis aprendido?" "¿Qué significa este camino?", le pregunta el caballero señalándole unas cuantas hojas alineadas del total de la maraña que configuraba la "página" seleccionada de tan peculiar libro. Como Carmelo Condori desconocía la respuesta, aquel caballero de blanco le recordó la dificultad y el sacrificio que implicaba ejercer en el camino blanco, dudando seriamente de su competencia y capacidad. El pobre Carmelo quedó apesadumbrado por su manifiesta ignorancia.

"Entonces me ha indicado, "este se llama así", me ha indicado, este cuando están rojas...entonces avisan, al revés de cabeza, semilla ha estado ahí. "Este va a ser la cabeza, de primero siempre este. Este es la cabeza, este son sus pies. Este es la cabeza, este sus pies".
Entonces me ha indicado, este así como estaba, como revés de cabeza, entonces..... "¿Cual es la cabeza?", me dijo. "Este es la cabeza", le digo. "No sabes", me ha dicho. "Esto es entonces la pie". " No sabes", me ha dicho. Entonces otra vez, ya hemos regresado. Entonces, ahora me ha dicho... "¿Esto qué es?", me ha dicho. Yo le dije.... "entonces este si que... ¡cabeza!". "¡Noooo!". Entonces como ha venido así, como un... madrecita, así ... "¿Qué estás viendo?", me dijo. Entonces sé estar viendo, estudiando esto [las hojas de coca] ¿no? "A ver, entonces....¿cual es su cabeza?, ¿Cual su pie?, ¿Cual sus manos?", me dijo. Le digo entonces, "señorita, (gimoteando), este es su pie, estas sus manos". Así no más; no me ha dado respuesta. Entonces la madrecita me ha dicho, "esto te indico, conque antes sabrás, ¿Cómo caminas?", me dijo. "Así, con el pie, me camino".Entonces....¿para qué significa, entonces? Este será [el peciolo de la hoja] como un piecito. A ver ....¿dónde están sus cuerpos?", me ha dicho. "¿Sus cuerpos?.... yo no puedo dar parte".Totalmente yo había dejado el cuerpo; "¡yo no sé el cuerpo!". Su espiritu había sido, conciencia, ¡corazón!, este había sido su cuerpo. Tenemos nuestro corazón, nuestros espíritus, ese había sido cuerpo, nuestro cuerpo entonces. "Ahora, entonces la cabeza....¿dónde está?", me ha dicho. Me ha mostrado la cabeza por altura. "La cabeza...¿dónde está? ". Al Dios no más le he indicado, otra vez.... "No está bien"; pues.... "¿qué hago?". "La cabeza está aquí; ¡aquí está la cabeza!" "¿Tienes cabeza?" "Sí, tengo cabeza" "¡Ah!, entonces, aquí está" . Recién muchas prácticas me ha hecho".

Particularmente importante resulta el aleccionamiento sobre el esmerado cuidado que la hoja de coca debe recibir en todo momento por parte del "maestro":

"Este que vas a hacer, vas a doblar algo que vas a pisar....¡a usted va a hacer! Es algo sagrado; esto a vos te va a cargar con enfermedad, cualquier cosa. Entonces este [la hoja de coca] tienes que cuidar como un flor. "Nunca, nunca tienes que pisotear", me han dicho pues. Bien, en caso, ahora, este que me cuide, entonces... "cuando ya va a estar con sus ropas usadas ¿qué hago?", le digo. "Cuando, esa hoja ya tiene que estar ya cambiarme entonces". "Ahora que voy a cambiar nuevas; estas hojitas que están rotas....¿qué hago?". "Esas ya tienes que pijchar", me ha dicho. "Hay que pijchar", así me ha indicado. ¡Pucha! grave es pues; cada noche, pero me ha revelado cosas ¡graves preguntas, pues!, no es una no más siempre. Casi dos meses me ha preguntado siempre; examen, examen ....y ¡duraba!".

"Pasó por el lugar del banquete un caballero brillante, blanco, montado en un caballo, también blanco. Con su espada golpeó sobre el libro abierto que yo llevaba. Me pregunta qué era eso. Me dio un temorcito pero le ofrecí una hoja de coca. Me dijo: "¡Bien hijo" y me tocó la cabeza con la punta de la espada. Aquel señor, después me mostró muchos fajos de dinero, así, plata en paquetes.....¡montones! Me quedé sorprendido por esa visión. El caballero me ofrece todo aquel capital. Me dice: "Nunca te va a faltar plata, todo para mi gusto".

Así de feliz me prometí con su plata, y el caballero desapareció y yo volví alegre al cruce donde había partido con el cura. Allí otro caballero barbado y vestido de blanco me estaba esperando para retarme: "¿A dónde vas ¡carajo! con esa plata?, me dice. ¿Vas a ser tan abusivo con tus clientes? Esta plata, de una persona ...¿me lo vas a bajar?". "¡Sííí!", le digo. "¡Ah!, entonces vas a engañar mucho", me dijo. "Entonces ya este plata que entrego a usted totalmente en tu mano esto... ¿quieres?", me dice. "¡Sííí!", le digo. Como era interesado en la plata ¡puchaaa, interesaba! "¡Ajá!, entonces este plata interesa a usted, por eso odia a las gentes.....¡Nooo!, hasta aquí, no más señor", me dijo. ¡Pucha!, que yo no puedo abrir. No hay caso, no hay caso. De ahí me he caminado, de ahí, camino blanco me estoy caminando. Ahí estaba un camino crusito, así, cruz, entonces ahí un caballero me ha aparecido también . "¿Qué estás buscando hijo?" "Ahí he venido...así, entonces". "Ajá, entonces ¿ qué cosa ha pasado?" "Un......como padre me ha mostrado la plata, del dinero así que me quería entregar totalmente, entonces yo estaba con... voluntariamente para recibirme". "¡Noooo!,hijo", me ha dicho. "No, esa plata no tienes que recibir así, hijo. La plata tiene que estar muy sincera", me dijo.

"Entonces ...¿qué puedo hacer, caballero?". "Este más bien te indicaré. Este platita, si de la plata te bajas, ese don sagrado, saludo. Entonces, de esta puntita no más tienes que bajarme, de una esquinita, así; un poquito de la esquinita. Ese no más tienes que bajar hijo. Totalmente vas a bajar de una persona...entonces, sin nada va a quedarse, ¿ de dónde va a sacar?", me dijo.

"¿Qué hago?", "De esta esquinita, bájale entonces", me dijo. "¿Cuanto puede ser?", le dije. Me lo ha contado así, uno, dos, tres, cuatro, cinco...seis". ¡Así me lo ha contado!, significará pues esas cositas los billetes. Así me lo ha apuntado. Ya bien, tantitos, no más. "¿Estás conforme?", "¡Cómo no estoy conforme! Bien, "Ahora si estás conforme, con este anda, hijo".

A partir de entonces Carmelo cuenta siempre con el apoyo de sus "caballeros", San Felipe, San "Jeromino" [San Jerónimo] y San España, quienes acuden a sus invocaciones para secundarle en las sesiones de consulta, en forma de ch´amaka, para diagnosticar el origen del mal que afecta a sus pacientes y procurarles el pertinente tratamiento.

Carmelo Condori ha estado en los "dos cerros", el blanco y el negro, en los dos "caminos"; por eso conoce las formas más variadas de relación con los diferentes seres. La lectura de coca que practica es minuciosa y sistemática empleando "los dos lados" en la predicción, tanto el oscuro del haz verdoso como el blanco del envés. Su figura es en sí mismo ambigua. Por una parte, adivino y "maestro", habituado al trato con los santos y achachilas, pero conocedor igualmente de las aflicciones humanas y su tratamiento.
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(*) Los comentarios son de G. Fernández

Carmelo Condori
Yatiri

 


puerta


CURARSE CON EL CH'AMAKANI


por: Gerardo Fernández Juárez
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La traducción literal del término ch'amakani es "dueño de la oscuridad; recibe igualmente la denominación ch'iwini "el que tiene la sombra" o bien, del castellano, más coloquial, "espiritista" o "maestro". Gran parte de lo referido para el yatiri es pertinente en la definición de este poderoso especialista ritual. Su dominio distintivo es la noche; la oscuridad ampara siempre el ejercicio de la cualidad más específica y autoritaria que el ch´amakani posee: Su capacidad para hablar y comunicarse con los seres tutelares aymaras. Es un efectivo intermediario entre las entidades tutelares aymaras y la gente, diagnosticando la naturaleza del problema consultado como si se tratase de un serial radiofónico, mediante una representación dramatúrgica que el especialista efectúa en las sombras, incorporando las voces de los diferentes personajes que se ven implicados en el proceso. El ch´amakani utiliza a los seres que lo apoyan, sus aphalla para convocar a los espíritus de personas implicadas y seres sobrenaturales de diferente signo teniendo poder sobre cualquier tipo de entidad, maligna o benigna. Se produce un intercambio de datos entre todos los personajes y consultantes presentes en la sesión quienes otorgan un sentido culturalmente coherente al problema llegando a una toma de posición concreta sobre el particular.

El ch'amakani impone un respeto ostensible entre los campesinos, pertenece a la jerarquía más elevada de los especialistas rituales aymaras y goza de cierta ambigüedad en su desempeño, por cuanto conoce los procedimientos de devolución de maldiciones y los secretos de las elaboraciones ceremoniales del daño. Esta circunstancia lo emparenta, según las malas lenguas, con el layqa, el especialista aymara del daño. Este aspecto del ch´amakani como especialista ambiguo es el que presenta mayor realce en las escasas referencias bibliográficas que se ocupan de su figura.

Quizá el medio nocturno en el que efectúa su trabajo y la capacidad que presenta de hacer hablar a los espíritus, lo que le vale el apodo en castellano de "espiritista" por parte de los comuneros, han servido para configurar un perfil oscuro de este especialista ritual.

El ch'amakani es un especialista escaso en el altiplano frente a la abundancia relativa del yatiri cuya presencia es prácticamente general en las comunidades ribereñas del lago Titicaca; por esta circunstancia el buen ch´amakani es objeto de búsqueda intensa, desde la ciudad e incluso desde los lejanos valles yungueños. Algunos yatiri consideran que la iniciación es más ventajosa cuando se hace con un ch´amakani (Huanca 1990:65) por su conocimiento superior y habitual contacto con los aphalla.

La selección de que es objeto el ch´amakani es semejante a los casos que hemos indicado para el yatiri descartando el principio económico y priorizando la elección del rayo. Sin embargo, la posibilidad de tener aphalla, esos espíritus tutelares, santos y achachilas, que secundan la labor del especialista presentándose en las noches para ayudar en el desarrollo de las consultas, exige sacrificio y coraje por parte del interesado. Ignacio Caillante trabajaba con aphalla hace tiempo, pero todo su cuerpo se convulsionaba terminando exhausto y enfermo. Es tal el miedo que le produce ahora que hace años que no vuelve a intentarlo.

Modesto Capcha esbozó una nítida sonrisa cuando le pregunté si iba a ser ch´amakani algún día; cogió la botella de alcohol y empezó a bromear como que llamaba a los achachila soplando sobre la embocadura de la botella; "con tiempito voy a ser siempre" comentaba jocoso.

Antes de conocer a Carmelo Condori creía que el ch´amakani era un ejemplo de yatiri experimentado, cuya veteranía era suficiente para ingresar en la élite de los especialistas aymaras. Sin embargo he conocido yatiris ancianos de gran experiencia que no son ch´amakani, que no poseen sus aphalla. "Otro camino es", insiste Carmelo. "Este lado (del ch´amakani), medio peligroso es". La especialización del ch´amakani es superior a la del yatiri; conoce por tanto las atribuciones del yatiri, pero las desarrolla con gran minuciosidad y cuenta con la capacidad propia de hablar con los espíritus de personas lejanas, con las almas difuntas, así como con santos, achachilas y demonios razón que justifica el respeto que su jerarquía ritual le concede . En cierta forma, el yatiri es objeto de una nueva selección por parte de aquellos aphalla que va a incorporar y a los que servirá con gran dedicación durante toda su vida.

El habla de los seres tutelares aymaras es un aspecto básico en apoyo de su existencia. Resulta curioso escuchar las mofas que la gente comenta sobre las artimañas de los ch´amakani para modificar la voz y hacer hablar a sus aphalla así como las múltiples "trampas" que los más jóvenes preparan al especialista ; sin embargo cuando el aphalla llega se hace un silencio respetuoso interrumpido por las salutaciones que marca la cortesía aymara del recién llegado para con los asistentes quienes devuelven el saludo con refinada corrección.

¿Cómo es una ch'amaka? La ch´amaka es el término empleado para referirse a la consulta que el especialista hace a sus aphalla en la oscuridad más completa. Ch'amaka, en aymara significa oscuridad y alude a esta circunstancia en la que el especialista efectúa su trabajo. No siempre es necesaria una consulta de estas características; en ocasiones, basta con la simple lectura de coca y el ofrecimiento correspondiente de alguna mesa. Sólo los casos más complejos precisan de ch`amaka, para aclarar mejor el diagnóstico final del especialista que viene a confirmar o complementar lo visto en la coca, pero concediendo una mayor autoridad a lo dicho por el ch´amakani. De hecho la capacidad que tiene este especialista de hablar con sus aphalla para el diagnóstico de los problemas que le son consultados le otorga una gran consideración como curandero ante los clientes. Con frecuencia, yatiris que no trabajan con aphalla, consultan a los ch´amakani contrastando sus lecturas de coca así como la opinión de los espíritus sobre los diferentes casos que les pueden ocupar.

"¡San "Jeromino",San Felipe...San España... apurasim, apurasim, apure, apure, apure...!". La cabeza de Carmelo desaparece prácticamente encogida sobre la línea de los hombros. Ch'alla con vino y alcohol al tiempo que reclama la presencia de sus aphalla.

"Apure, apure, apure San Salvador tata, Illampu, Illimani, wayna Pachjiri awki Pachjiri....". Parece descansar por momentos para recuperar el resuello perdido en cada súplica.

Cuando la llegada de los aphalla es inminente, le tiemblan las manos, su cuerpo se convulsiona, el rostro se va desfigurando como si presentara un cansancio insoportable . Se quita el ch´ullu, se rasca las orejas, levanta la vista hacia la techumbre del cuarto como escuchando en la lejanía, se vuelve a colocar el ch`ullu al tiempo que los temblores se intensifican. Por fin Carmelo indica a la familia que apaguen las velas del cuarto. Se escucha un fuerte silbido, "pfiuuuu", al tiempo que una poderosa voz inquiere "¿Qué pasa muchacho?". San Jerónimo ha llegado y su voz profunda, grave y orgullosa ha pillado desprevenido a todos. "Buenassss nochesss achilaaa", saludamos uno por uno conteniendo la taquicardia. Rápidamente Carmelo pone al aphalla principal en antecedentes del problema mientras terminan por llegar San Felipe y San España. San Jerónimo siempre parece molesto con Carmelo, a quien llama "muchacho" y trata con gravedad despótica. "¿Por qué me has molestado, muchacho?" Apenas entendemos lo que dice. Habla con rapidez y excesiva energía sin detenerse en articular."pfiuuuu" "¡Buenas nochesss!" Una voz muy distinta, alegre, jocosa, divertida. Es San Felipe, el principal mensajero de San Jerónimo. Al rato llega San España con su tono neutro, equilibrado. Al instante comienza el intercambio de información entre los aphalla y los clientes, sirviendo de moderador el propio especialista. La voz natural de Carmelo ha cambiado. Habla cohibido como si estuviera soportando una carga pesada . San Jerónimo insiste en conocer los detalles del problema. A partir de este instante todo puede suceder. Si hay que traer el ánimo de una persona lejana,implicada en la desgracia de los clientes, San Felipe se encarga de traerlo cargado en su caballo blanco y es interrogado inmediatamente por el inefable San Jerónimo asesorado en el juicio por las críticas y reclamos de los presentes: "lo ve tío, abusivo sabe ser. Así siempre es, bien mañudo pues".

San Jerónimo no dudará en dar sus buenas waskas, azotes, al incorregible espíritu. Un golpe seco, sonoro, seguido de un llanto estridente, indica el castigo de que ha sido objeto el responsable del percance. Otras veces habrá que consultar con los demonios y los rayos o con la pachamama quien habrá agarrado el alma de alguno de los miembros de la familia por la reticencia de éstos a cumplimentar sus comidas.

Una vez conseguido un diagnóstico claro del problema, los aphalla se despiden y desaparecen. Al encender las velas, observamos que el tari de coca, el vino y el alcohol que el especialista había depositado a su lado cerca de la ofrenda se encuentran cambiados de posición. Los aphalla han estado pijchando coca desparramándola sobre la mesa; frecuentemente dejan algún indicio o señal conformada con hojas de coca que el especialista descifra. Después, se prepara la ofrenda pertinente que se entrega en el lugar donde el propio San Jerónimo ha indicado al especialista que va a ser bien recibida. A cambio el destinatario de la ofrenda liberará el espíritu de la persona enferma.

Hay que tener muy en cuenta la hora en la que se va a efectuar la ch´amaka. Los aphalla reciben a las doce de la noche. De ningún modo hay que llamarles más tarde, porque lo más que puede ocurrir es que San Jerónimo humille a Carmelo y le de una bofetada por hacerle llamar tarde. Carmelo tampoco bebe antes de llamar a sus aphalla. Puede tomar "hasta cierto punto" porque si estuviera mareado iba a ser el blanco de la ira de los aphalla en cuanto se presentaran.

Gerardo Fernández Juárez


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