RESEÑA


DOMINGO LLANQUE CHANA. LA CULTURA AYMARA: DESESTRUCTURACIÓN O AFIRMACIÓN DE IDENTIDAD. LIMA - PERU: TAREA, 1990, 238 P.

la_cultura_aymara
Las expresiones que anteceden constituyen la voz de un pueblo, de una cultura fundada sobre la roca viva de los Andes. Es la manifiesta voluntad de un pueblo que quiere perdurar como una cultura, como una, nacionalidad y se alza en desafío contra todo sistema de dominación.

La preocupación por mantener la identidad cultural y los sistemas socio-económicos y políticos que la han sustentado ha sido una constante que ha caracterizado al pueblo aymara a través de su historia. Pues el hecho de la opresión del aymara no es nuevo. Los Incas en su marcha conquistadora a través de los Andes encontraron un pueblo organizado, unido y sustentado por una gran cultura. A pesar de eso, los aymaras tuvieron que sufrir la dominación incaica, y el proceso de "(Iuechuización" que estos emprendieron redujo poco a poco el marco geográfico de los dominados. Los aymaras, amenazados en su existencia nacional, aceptaron políticamente las imposiciones oficiales adoptando un régimen de convivencia pacífica que lespermitió conservar su cultura, su lengua y su religión.

Otro asalto a la cultura y pueblo aymara significó la Conquista con el subsiguiente establecimiento de la colonia española, lo cual es conocido en la historia nacional. Durante este período de imposición de un sistema de dominación y explotación, los aymaras resistieron y se mantuvieron firmes en su cultura. Pero ahora, el mundo moderno está logrando lo que las diferentes generaciones de conquistadores no pudieron lograr, pues los medios de comunicación llevan hasta los hogares aymaras, mediante la radio, la T V. y otros, las noticias de una nueva vida distinta ala suya las vías de comunicación, transporte, etc., ofrecen facilidades para llegar a la ciudad y posibilitan un contacto directo con una cultura que ofrece una vida relativamente fácil y cómoda; el Gobierno, en su afán de integración nacional, establece un sistema educativo que contradice la cultura y los intereses del pueblo aymara y, la aceptación pasiva de este sistema, va desaymarizando» la mente y el carácter de la juventud aymara, y constituye una trampa peligrosísima para esta cultura. El contacto desequilibrado entre las culturas aymara y occidental y la política cultural hegemónica de las naciones indianas, que niegan la validez y operatividad de los sistemas culturales autóctonos, va avanzando en el proceso de transculturación de los pueblos autóctonos como es el pueblo aymara.

Los temas tratados en la presente obra: historia, cultura, religiosidad y lengua, constituyen el fruto de una reflexión de los mismos aymaras a nivel de bases. Es hacia ellos a quienes manifiesto mi reconocimiento sincero por el privilegio de compartir sus preocupaciones más intimas acerca del futuro de su cultura y la responsabilidad que sienten al encontrarse en esta encrucijada cultural.

Es primordial que los aymaras conozcan la marcha histórica de sus ancestros para poder proyectar hacia dónde se dirigen como pueblo. El camino que nos han legado es la transformación de nuestro suelo y de nuestra sociedad en una perspectiva más democrática y fraterna sin amos ni siervos. El colectivismo cultural exige una mutua responsabilidad entre todos los integrantes de nuestra sociedad; por tanto, para cumplir con este reto urge el conocimiento profundo de nuestra cultura para poderla ofrecer como aporte a la cultura universal y contribuir creativamente a dar solución a los múltiples problemas de dominación que aquejan a la humanidad.

Aunque el hombre de la sociedad científico-técnica va desligándose de la dependencia de lo divino y actúa en base a los presupuestos de la ciencia, la religión sigue ocupando un espacio importante en la vida de muchos pueblos y de muchas culturas y no solamente en pueblos y culturas marginados y marginales. Además, el avance de la tecnología secularizante no ha conseguido borrar las más profundas raíces populares que constituyen la base fundamental de la manifestación histórico-cultural de los pueblos. Al contrario, en el caso del pueblo aymara, la religión "hace» al aymara, pues da a éste el carácter constitutivo de su personalidad individual y colectiva.

La lengua constituye la máxima expresión de la cultural aymara, porque es este elemento el que compenetra la experiencia misma de la vida del pueblo que la habla. Es por ella que llegamos al conocimiento del carácter de esta cultura y por eso, constituye el distintivo, el signo característico de la misma. Por tanto, el día en que se extinga la lengua aymara esta cultura perderá su identidad especifica, distinta de las demás culturas. Esto queremos evitar mediante la dinamización cultural, al convertir a esta lengua en una lengua literaria, que pueda a su vez revitalizar el pensamiento y la creatividad intelectual de este pueblo y trascender las esferas domésticas y comunales. Pues, dada la íntima relación existente entre lengua y pensamiento y lengua y experiencia, los valores culturales aymaras no sólo deben ser expresados en lengua aymara sino quedar registrados en esta misma lengua por cuanto deberán sobrevivir por muchos siglos a la sociedad que los produjo. De ahí la urgente necesidad de una educación bilingüe y bicultural para que el nuevo aymara pueda plantear, a partir de su identidad cultural, el desarrollo integral que contrarresta una educación despersonalizante, que conduce hacia el atrofiamiento psíquico y mental de su juventud.

A través de las páginas del presente trabajo queremos manifestar la preocupación consciente y la postura protagónica de un pueblo que grita por su liberación y exige su sitial en el consorcio de las naciones en igualdad de condicíones y desafía todo sistema de dominación. Por esta razón esperamos que la presente obra sirva como instrumento de una mayor toma de conciencia tanto para los mismos aymaras como para los integrantes de la sociedad hegemónica, que necesita cambiar su postura y práctica de dominación y coadyuvar en el desarrollo de los pueblos y culturas autóctonas.

La memoria histórica de este pueblo nos muestra que, aunque conquistado, dominado, colonizado, explotado y marginado, se ha mantenido firme en su cultura. Precisamente es esta trayectoria histórica la que servirá de plataforma y punto de partida para una autoafirmación y autodeterminación dentro de una sociedad englobante que necesita ser transformada para así poder exigir respecto a todo lo que él es, en sus manifestaciones culturales, religiosas y políticas.

En conclusión, es a partir de nuestra identidad cultural que los aymaras queremos contribuir a la construcción de un modelo social Pluralista Y Multilingüe, que tenderá al reforzamiento de todos los sectores tanto en lo ecónomico como en lo Político y en lo cultural.

.

 

puerta