RESEÑA

LUCY TERINA BRIGS Y OTROS: IDENTIDADES ANDINAS Y LÓGICAS DEL CAMPESINADO, LIMA – PERÚ; MOSCA AZÚL, 1986

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Es la versión en castellano de un libro colectivo publicado por el Instituto universitario de estudios del desarrollo y forma parte de una colección llamada "los Cuadernos del IUED".

Desde la aparición del primer Cuaderno del IUED, uno de los hilos conductores de esta colección ha sido la puesta en cuestión de las concepciones universalistas sobre lo que se ha llamado el "Desarrollo" y el reconocimiento de la diversidad cultural como punto de partida de toda reflexión y práctica en este campo.

En esta perspectiva, lo que ha hecho la unidad de cada cuaderno, son temas tales como la epistemología de las prácticas occidentales del desarrollo, la diversidad de lógicas económicas, la diversidad de concepciones sobre el poder o la diversidad de prácticas ecológicas.

La unidad del presente volumen cuenta primero con un lugar: los altos valles o Altiplano de los Andes peruanos y bolivianos y más particularmente la zona ocupada por los pueblos de lengua aymara. En relación a la problemática ella está marcada por esta doble evocación: la del sello y la de la influencia. La primera remite al conjunto de rasgos culturales y de prácticas sociales que marcan la cultura indígena; ella señala la necesidad de leer el presente en profundidad histórica. La segunda hace referencia al doble fenómeno que constituye la puesta en juego del debate: la influencia que ejercen sobre las poblaciones indígenas las múltiples formas de la dominación contemporánea, que van desde el desposeimiento de una lengua a la inserción en las estructuras comerciales, de la expropiación de la tierra a las obligaciones del Estado-nación, pero también a la influencia de los indígenas sobre su propia historia -es decir su propio futuro- a través de las luchas campesinas, el mantenimiento de emblemas específicos y las transformaciones económicas.

El punto de partida es la noción corriente que los Aymaras son no solamente campesinos, sino también "indios", portadores de una identidad étnica distinta al interior de los Estados naciones bolivianos y peruanos y que por esto, tienen derecho a un desarrollo distinto.

La principal pregunta hecha en este Cuaderno es la significación de esta identidad india. En particular, constatando que los Aymaras han estado sometidos desde casi medio milenio a una dominación externa (por grupos sociales del interior y del exterior de estos dos países), nosotros nos hemos preguntado si esta identidad es todavía la de una civilización que resiste y se afirma frente a los descendientes y sucesores de los conquistadores españoles del siglo XVI, si al contrario ella no es una identidad definida e impuesta por los no-aymaras (como lo afirma una corriente actual de la antropología, ver el articulo de L. Necker), para ocultar y justificar la dominación, o si incluso la solución no debe ser encontrada en otro lugar más que en estas dos posiciones extremas. En otros términos nos hemos preguntado sobre la significación de la distinción hecha entre "Indios" y "no Indios", en las sociedades donde estos dos grupos mantienen entre ellos, desde hace mucho tiempo, relaciones estrechas en el cuadro del Estado-nación y del que las identidades, por esto, no pueden ser comprendidas más que puestas en relación la una con la otra.

Los artículos aquí publicados pueden ser clasificados en 3 grupos. En el primero se encuentran los textos concernientes a la identidad india en tanto costumbres distintivas. Se comienza por un texto lingüístico de Lucy T. Briggs y Domingo Llanque Chana. Ellos muestran cómo el uso de una lengua distinta influencia las formas del humor y la risa aymaras y cómo la incomprensión que de esto tienen los no-aymaras perpetúa los estereotipos sobre "el Indio triste e impregnado de resentimiento". Tristán Platt, que ha hecho su investigación en el norte de Potosí, hace un análisis detallado del Ayllu o (comunidad), institución andina por excelencia pero que devino funcional en la reproducción de la nueva estructura de dependencia establecida después de la Revolución de 1952. Claude Auroi estudia el contenido de la tentativa de reforma agraria en el Perú a partir de 1968, y las formas y razones de la resistencia de las comunidades indígenas. Por último el texto de Benjamín Orlove, sin referirse específicamente a lo indio, trata un aspecto de la identidad de la población (mestiza) de una pequeña capital de una región india al sur del Cusco, mostrando la riqueza simbólica de una práctica en apariencia insignificante, aquella que consiste en «tomar la bandera".

El segundo grupo de artículos trata de la identidad india como conciencia o ideología. Esta parte comienza por un texto casi clásico de Javier Albo, que analiza los grupos sociales con los cuales los Aymaras se identifican y las relaciones que hay entre esas identificaciones y una representación objetiva o científica de la sociedad boliviana. El artículo del periodista Luis Gallegos que relata un episodio ocurrido en el Departamento de Puno, da un ejemplo del clima en el cual puede producirse una confrontación étnica y muestra la manera en la que un representante de la autoridad (un sargento de policía) encara la diferencia cultural. Este artículo constituye una buena introducción al texto de Jean-Pierre Jacob que analiza la identidad indígena como producción ideológica de los grupos dominantes, así como la manera en la que éstos ocultan la opresión socio-económica que hacen sufrir cambiándola por una distinción cultural.

El tercer grupo de artículos, que es más sintético que los precedentes, se abre por un texto que expresa el profundo pesimismo del gran poeta de Puno Ernesto More, en relación al futuro de los indígenas. Grito por demás conmovedor en tanto se trata del último escrito de More antes de su muerte. Luis Necker se interroga sobre esa corriente contemporánea de las ciencias sociales que, en la Indianidad, privilegia casi exclusivamente su carácter de generación por grupos exteriores y dominantes, y no ve salvación para los Indígenas más que en un abandono de su especificidad y en una unificación nacional con los otros grupos oprimidos. Se busca precisar la puesta en juego del debate que opone este pensamiento al de los "indigenistas" que colocan al centro de su declaración el derecho de los Indígenas a guardar su identidad cultural. Y se concluye que en la perspectiva de una liberación de las condiciones de opresión socio-económica y cultural, a las cuales son sometidos los Indígenas, este debate no puede resolverse más que de caso en caso, necesitándose el examen de todas las circunstancias externas e internas ligadas a la etnicidad, en un momento y en un lugar dados. Y este Cuaderno termina con un texto de Rodrigo Montoya quien después de haber descrito la historia de las relaciones entre luchas agrarias y reivindicaciones étnicas en el Perú, y comprendido la resurgencia de éstas en ciertos programas contemporáneos de la izquierda, analiza la trágica situación de los Aymaras, de los Quechuas y de los grupos indios en la Selva cogidos entre dos 1uegos" -que remiten tanto al sello como a la influencia- de una parte un deseo real y poderoso de dejar de ser lo que ellos son, de otro lado el deseo de afirmar y conservar su cultura. Inkari, el héroe andino hijo del sol, vencido por Pizarro no volverá más, no habrá un nuevo imperio inca, pero los dos fuegos continuarán a arder todavía mucho tiempo y a crear nuevas constelaciones de identidad en los Andes.

 

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