RESEÑA

ILEANA ALMEIDA Y OTROS : INDIOS. UNA REFLEXION SOBRE EL LEVANTAMIENTO INDÍGENA DE 1990. QUITO - ECUADOR; ABYA - YALA, 1992

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Las fuerzas sociales y políticas tienen su palabra protagónica en este libro. Y sus argumentaciones son debatidas también por un conjunto de especialistas, cuyas opiniones proporcionan un espesor analítico a dos grandes columnas del edificio que llamamos Ecuador, y que fueron removidas por la deflagración Indígena de junio de 1990: la estructura de tenencia de la tierra y la estructura del Estado.

De este modo el texto es una búsqueda por las profundas aguas de la economía y de la política, para poner en duda nuestras más respetuosas tradiciones ideológicas. Así, los autores ponen en evidencia las costuras de la democracia restringida, que sustenta el sistema político en el Ecuador, y aun de las proposiciones políticas que hasta hace muy poco fueron reputadas de vanguardia, si admitimos que, desde su levantamiento, el movimiento indígena devino nuevo, e importante, protagonista político en el Ecuador.

Ignacio Pérez Arteta y Simón Bustamante Cárdenas sostienen los puntos de vista terratenientes. El primero es más frontal al sostener que la tierra no está mal distribuida en el país -sus argumentos se respaldan con cifras y datos muy interesantes- aunque "durante más de una década no ha sido posible modificar la alta concentración de la tierra, al punto de que no es aventurado afirmar que, hoy por hoy, casi el 50% del total de las tierras agrícolas están en manos de tan solo el 4% del universo de propietarios agrícolas del Ecuador".

Gonzalo Ortiz, en cambio, es un generoso relato del proceso de negociaciones entre el gobierno y los indígenas, desde junio hasta noviembre de 1991. Su defensa de la posición gubernamental en el diálogo contiene una severa critica política a la CONAIE, y un análisis de las reales posibilidades estatales para redistribuir la tierra.

Simón Espinosa es minucioso, y abiertamente posicionado, en su visión del comportamiento de la Iglesia Católica ante el levantamiento indígena. Y Richelieu Levoyer permite conocer cómo piensan los militares el problema indígena, de manera relevante sobre aquella acusación vertida contra los indios, de pretender crear un Estado dentro de otro, con lo que atentan la seguridad nacional y a los fundamentos de la Nación.

Hernán Ibarra ilustra la dinámica social alrededor del Indio, desde 1830 hasta mediados del presente siglo, José Almeida Vinueza aporta con oportunas informaciones a propósito del quinto centenario del Descubrimiento y la resistencia Indígena.

Ileana Almeida pone en cueros al comportamiento de la Ideología dominante: "la irrupción del movimiento Indígena, como nueva realidad, encuentra a los ecuatorianos, y sobre todo a los sectores dominantes, con una Ideología petrificada en viejos esquemas, una ideología que no ha marchado paralela a la historia y que no acepta propuestas para mejorar al país", dice.

Galo Ramón, por su cuenta, analiza el levantamiento como la culminación de un largo proceso de revitalización étnica, y Lucy Ruiz plantea soluciones novedosas para los pueblos Indígenas de la Amazonía.

De este modo, el libro ofrece al lector una reflexión viva sobre las causas y condiciones que produjeron el levantamiento Indio de junio de 1990. Le da abundantes elementos de juicio para considerar el comportamiento del gobierno socialdemócrata de Rodrigo Boila Cevallos, así como el de los propios Indígenas. Y le desafía a pensar en un país que dejó de ser el que era, el día en que -como escribe Simón Espinosa- "arriba, en la torre colonial del templo de Santo Domingo de Guzmán, un fraile abría sus brazos en gesto de bienvenida. Abajo, en la plaza dominada por el monumento al Libertador Sucre, un millar de manifestantes con bocinas y banderas, carteles y machetes, respaldaba a 200 indios que acababan de ocupar la iglesia. Era el lunes 28 de mayo de 1990. Así comenzó el levantamiento Indígena".

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