ARTÍCULOS

 

UNA REBELIÓN POPULAR ATRAPADA EN LA PLEGARIA DE LOS CURAS

 

Enviado por: Luis Arce Borja.
Puno.

Puno sigue siendo el eje de las luchas populares espontáneas del Perú. Desde la primera semana de abril pasado, miles de campesinos se declararon en rebelión contra el Estado y sus gobernantes corruptos. Campesinos aymaras en su mayoría se movilizaron armados de palos, garrotes y otras armas rudimentarias. Su lucha es contra la corrupción instalada en todas las instancias de la administración del Estado peruano, llámese consejo municipal, o autoridades regionales. Las huelgas, los paros y el bloqueo de carreteras ha sido una de las formas de lucha que emplearon los campesinos contra las autoridades corrompidas. El cúmulo de la ira del pueblo se resumió el 26 de abril del 2004, cuando un grupo de 30 mil manifestantes ajustició a golpes de palos y piedras al alcalde del distrito de Ilave acusado de malos manejos y corrupción.

Frente al ajusticiamiento del alcalde, el gobierno respondió con acciones represivas y una nutrida campaña de injurias contra el pueblo rebelde. Declaró en estado de emergencia el territorio del departamento de Puno. (Suspensión de la constitución y el poder queda en manos de las fuerzas armadas). A través de la prensa mercenarizada del Perú, el gobierno acusó a los dirigentes aymarás de ser narcotraficantes, contrabandistas y asaltantes. (Los insultos a los huelguistas provino del premier Carlos Ferrero y del ministro del Interior). Inmediatamente, la política arrestó a seis dirigentes a quienes responsabilizó de ser los responsables de la muerte del alcalde de Ilave. La población, en lugar de retroceder frente a la embestida del gobierno, redobló su lucha, y amenazó con movilizarse a la prisión de "La capilla" (Juliaca) y rescatar a los seis prisioneros.


DIÁLOGO Y TRAMPA

¿Cuál ha sido la táctica del gobierno para detener esta rebelión popular?. El régimen de Toledo ha echado mano un viejo instrumento reaccionario para desarmar esta ejemplar lucha popular. Ha formado una llamada "Mesa de Diálogo", la que estará integrada por el gobierno, las autoridades regionales, y los comuneros de esta región. Según la versión oficial, el objetivo es "buscar una solución a la situación de convulsión social". Para empezar los rebeldes han aceptado dicha "mesa de diálogo", y junto a ello han otorgado cuatro días de tregua, en las que suspenden sus luchas. Los campesinos han amenazado con redoblar sus movilizaciones si no encuentran solución a sus demandas a través del diálogo. Uno de los cómplices de esta "Mesa de Diálogo", han sido los obispos peruanos. Ellos, que milenariamente actúan como cómplices de regímenes tiránicos y corruptos, han llamado a buscar el diálogo para "defender el Estado de Derecho y la constitucionalidad". "Hacemos un llamado al sentido de responsabilidad de los dirigentes populares y gremiales para que en sus demandas (...) respeten los procedimientos legales e institucionales antes de extremar medidas de fuerza que afecten el desarrollo normal de las actividades del país". (Versión oficial de la Conferencia Episcopal peruana-CEP, del 10 de mayo 2004).

Por los ingredientes y los personajes que están involucrados en esta "Mesa de Diálogo, no hay ninguna duda que si los campesinos no abren bien los ojos, serán estafados de la misma manera que son estafados diariamente millones de trabajadores en el Perú. En la historia de la lucha social, jamás el diálogo ha dado resultados positivos a favor de los pobres. El pueblo, nunca ha logrado alguna reivindicación económica, social o política a través del diálogo. Los diálogos entre los oprimidos y los sátrapas que dirigen el Estado, sólo han servido para bajar la tensión social (ganar tiempo y reforzar la represión) y para dar puñaladas por la espalda a los rebeldes. ¿Además, que puede ofrecer el gobierno de Toledo frente a la corrupción, el hambre y la miseria?. Absolutamente nada. La corrupción es un medio útil para que los gobernantes y sus acólitos obtengan grandes riquezas. El robo, la coima, el chantaje y otros delitos cometidos desde el Estado, no son hechos aislados, sino más un método político de gobernar y hacer del Estado un botín que se distribuye entre bandidos. En el caso del hambre y la miseria, ahí nada podrá hacer el actual gobierno peruano, cuya orientación política y económica es someter a la brutal explotación al trabajador en beneficio de los grupos de poder locales y extranjeros.


INICIO DE EXPLOSIONES SOCIALES EN CADENA

La rebelión de los pueblos de Puno, es una muestra de la tensión social y el grado que está alcanzando la lucha de clases en el país. Esta lucha, no es solamente contra el gobierno de Toledo, sino contra el conjunto de los grupos políticos que desde el parlamento y de otras instancias del Estado o fuera de él, conviven con el actual régimen peruano. El Partido Aprista (APRA), el Partido Popular Cristiano (PPC), Acción Popular (AP), Frente Independiente Moralizador (FIM), Unidad Nacional, Unión por el Perú (UPP), los restos de Izquierda Unida, léase Partido Mariategusita, Patria Roja, Partido Comunista -Unidad, etc., son también cómplices del desastre peruano, y contra ellos es también la lucha del pueblo de Puno. Estos grupos políticos, unos se llaman democráticos y otros de izquierda, son juntos con Alejandro Toledo, los responsables directos del hambre, la pobreza y la corrupción en el país. Por ello no es casual, que 9 alcaldes provinciales de Puno (representan todos los partidos oficiales) se dirigieron a Lima y el 14 de mayo se reunieron con Alejandro Toledo. Ahí en abierta complicidad con el presidente apocalíptico del Perú, se pronunciaron contra la rebelión popular, señalando; "queremos que retorne el orden y no la violencia", y agregando en tono eclesiástico, "necesitamos vivir en paz y fomentar una cultura de paz".

Hay que ver la lucha de Puno, como el inicio de rebeliones, que a pesar de su carácter espontáneo, se plantean legitimas reivindicaciones políticas que alcanzan a todos los peruanos. Y ¿quien en el Perú no está contra la corrupción que se extiende desde el Estado, los consejos municipales, etc.?. ¿Quién no está contra el hambre y la miseria?. ¿Quién no está contra las clases políticas (de derecha y la llamada izquierda) que desde el parlamento, los municipios, o de otras instancias, colaboran y son cómplices del abandono y las injusticias a la que están sometidas las clases populares. Ya por los pronto, oficialmente se cuentan 17 regiones en la que la población se ha sublevado contra los alcaldes y presidentes regionales. Los lugares más convulsionados son: Ayacucho, Amazonas, Ancash, Arequipa, Cajamarca, Cusco, Huancavelica, Huánuco, Ica, Iquitos, Lambayeque, La Libertad, Piura, San Martín y Ucayali. Y este tipo de rebeliones seguirán en desarrollo atizadas por las graves condiciones sociales.

Si tomamos como ejemplo la rebelión de los pueblos de puno, hay que concluir que el Perú ingresa a una nueva etapa de luchas populares, cuya característica principal por el momento es su espontaneidad y falta de dirección estratégica. Dotar de dirección revolucionaria estas luchas corresponde a las tareas políticas de primer orden en el Perú actual. La tarea fundamental no se refiere a "adelantar las lecciones presidenciales" como solicitan algunos grupos políticos y sindicales (Patria Roja, Confederación General de Trabajadores del Perú, y otros). Este planteamiento, puramente electoral, está concebido para salvar el Estado de opresión y proteger los intereses del imperialismo, de burgueses y terratenientes. El pueblo peruano nada gana con elecciones ni con cambio de payasos en el palacio presidencial. Nada ganó cuando el corrupto Alan García Pérez fue reemplazado (en elecciones 1990) por el mafioso Alberto Fujimori, y el pueblo no ganó nada cuando Fujimori fue cambiado (2000) por Alejandro Toledo. El pueblo tiene que prepararse, no para ser carne de cañón de procesos electorales tramposos, sino para luchar por el cambio definitivo de la sociedad y el Estado peruano.


Luis Arce Borja
mov_accion_estudiantil-owner@gruposyahoo.com
puerta


AYMARAS: ENTRE EL CONFLICTO Y LA RESISTENCIA

Por: Juan Rivera Tosi.
Puno.

Los sucesos acaecidos en Ilave, provincia aymara de Puno-Perú, han sido presentados ante la opinión pública, como una turba enardecida y descontrolada, que tomó prisionero a su alcalde y lo asesinó despiadadamente, luego de acusarlo de corrupto y ladrón, recibiendo el rechazo total de los políticos peruanos y parte de la población, que no podía entender la razón de tanto salvajismo.

Pero los hechos tienen un sentido distinto desde la óptica aymara y es justamente desde esta perspectiva, que se buscará esclarecer lo sucedido.

Los aymaras son una de las naciones más antiguas del mundo andino y pese a más de 500 años de dominación occidental, han logrado mantener férreamente su cultura. Incluso en la época Inka se conocía como Kullasuyu a todos los territorios aymaras, quienes conservaban su cosmovisión, cosmología, cosmogonía, su organización, su lengua y sus leyes.

Durante la guerra de la independencia, los aymaras agrupados en Montoneras, fueron una importante fuerza militar de resistencia, contra las pretensiones españolas de mantener el dominio colonial.

Con el nacimiento de las repúblicas (luego de la Independencia), los territorios aymaras fueron fragmentados y repartidos entre Perú, Bolivia, Chile y Argentina, sin la menor consideración y respeto por las poblaciones que allí radicaban.

Territorios aymaras
eran Tacna, Arica, Iquique, Antofagasta, parte del sur de Bolivia y Jujuy en Argentina, y aún conservan su lengua, tradiciones y organización.

Durante la década del 80, cuando Perú vivió el terror Senderista, los aymaras nunca permitieron que la subversión ingresara a sus territorios. Se organizaron en "Ronderos" y fue una barrera infranqueable y, grupo terrorista que pretendía ingresar, era aniquilado.

Los investigadores de la cultura andina poco conocen del hombre aymara, ya que la mayor parte de los estudios realizados han sido hechos desde una óptica occidental y académica.

El aymara es un respetuoso en sus relaciones sociales, es reconocido como gente de trabajo, esfuerzo y previsión. Respetuoso acérrimo de la armonía cósmica y las leyes de la naturaleza. De su familia y comunidad.

Su cultura es de vida. Por ello rechaza la violencia y todo aquello que signifique romper con la armonía, vital para el progreso. Cuando surge algún problema, busca evitar que se convierta en conflicto. Y cuando el conflicto surge lo erradica de raíz.

Su cosmovisión, cosmogonía y cosmología está siempre presente para él y es respetada. Y es esta la razón por la cual a logrado sobrevivir durante la época inka, colonial y republicana.
Los sucesos de Ilave no pueden ser vistos como la obra o accionar de una turba enardecida, sino como la decisión de un pueblo que sólo buscó erradicar de raíz a una autoridad corrupta, ladrona, que rompió con la armonía de la sociedad aymara.

En su condición de sociólogo, con Maestría en Trabajo Rural, sabía perfectamente el poder real de las comunidades.

Cuando estas le piden que renuncie al cargo, es la comunidad en su conjunto que lo hace. No pudo ser obra de uno que otro dirigente, que buscaba ocupar su cargo o tenía ambiciones de poder, ya que las decisiones importantes las toman los presidentes de las comunidades, luego de un arduo debate, donde participan todos los comuneros.

Al pedirle la vacancia se le pedía que se fuera y no regresara más. Desobedecer la ley de la comunidad y retornar era una provocación, una burla a las leyes ancestrales y como todos los aymaras saben, era condenarse a ser ajusticiado por linchamiento.

Las leyes aymaras pueden no gustar al mundo occidental, en las ciudades (costeñas o andinas), donde la estructura y organización es de carácter occidental. Pero son leyes que funcionan efectivamente, aceptadas por todos y que garantizan la armonía y el desarrollo de las comunidades aymaras.

A diferencia de occidente, el robo, la mentira , la ociosidad, no son vistos como delitos menores, ya que son un flagrante atentado contra la confianza, respeto y reciprocidad. Por lo cual son faltas duramente sancionadas.

Los medios de comunicación han presentado a Cirilo Robles como la víctima, como mártir de la democracia. Imagen que no corresponde a la realidad.

Nadie menciona que Cirilo Robles es sindicado como responsable de la muerte de hasta cuatro comuneros, disidentes y cuestionadores de la labor edílica, que fueron asesinados, meses antes que estallara el conflicto.

La razón que argumentó el Ministro del Interior fue, que quiso evitar una masacre. La explicación nuestra es que el problema no le interesaba a Lima. Estaba muy distante de la Metrópoli Capitalina y... era un asunto entre indios.

A esa altura y por la indiferencia del Gobierno, los Ilaveños empiezan a plantear claramente el asunto de la Nación Aymara, su reconocimiento, que se les permita vivir y organizarse de acuerdo a su cultura y leyes, en los territorios ocupados desde tiempos inmemoriables por los aymaras. Se llega incluso a plantear la conformación de una nación aymara autóctona en el Sur de Perú, considerando que en la actualidad parte de Arequipa y Moquegua, más del 90% de Tacna son aymaras.

El efecto de Ilave empezó a notarse en todas las ciudades de Puno como Paucarcolla, Tilali y Ayaviri.

Pronto la solidaridad entre aymaras empieza a crecer. En Tacna, Arequipa y Lima empiezan a hacerse colectas de dinero a fin de poder soportar los efectos del conflicto. Los Aymaras bolivianos también se solidarizan, mientras que los aymaras chilenos muestran mucho interés en saber cómo se desarrollan los acontecimientos.

Es una nación que empieza a manifestarse abiertamente, después de haber sido marginada durante siglos. En Tilali, la población desfiló por las calles de la ciudad, con banderas aymaras y bolivianas, dando una clara muestra de que el asunto del país a que se pertenecía, ocupaba un segundo plano.

¿Sabía el grave riesgo que corría?... evidentemente que sí. ¿Sabía que podía ser linchado?... también. ¿Pudo convocar la reunión en un lugar fuera de Ilave?... si pudo hacerlo.

Entonces... ¿Por qué no lo hizo?. No es posible que un político con su experiencia desconocieran el grave riesgo al que se exponía.

El hecho en si ha sido mostrado por la prensa, como un acto de salvajismo de una turba enardecida. Planteamiento que es totalmente incorrecto ya que no se trató de "turba", sino de una población indignada, que se pretendía volver a burlar, aplicando resquicios jurídicos o legales occidentales.

Al arrastrarlo por las cales de la ciudad se buscaba enrrostrarle su mala conducta y la indignación de la comunidad, pedirle explicación por la obras que debió realizar y que tenía presupuesto y malversó o simplemente robó, etc.

No se puede decir que se cometió una injusticia, ya que se le aplicó la justicia ancestral andina. El mal que crea conflictos debe ser erradicado de raíz, para que la comunidad recupere su armonía.

¿Qué sentido tenia tanto castigo?... El hombre andino concibe que cuando una persona se "apaga" o lo que suele llamarse "muerte" se produce, el alma demora tres días en abandonar totalmente su cuerpo material. El alma ve el ritual fúnebre que se realiza en su nombre, ve a su familia y comunidad llorar por su recuerdo, reconocer su actitud ante ella, su compromiso y colaboración con su pueblo, el dolor que significa su partida, el vacío que dejará, etc.

La forma trágica de la muerte del Alcalde de Ilave, debe ser entendida como el deseo de la comunidad, de hacerle ver a su alma durante esa su etapa de separación de su cuerpo, todo el desprecio de su pueblo por el daño que causó, hacerle sentir que nunca será recordado con cariño ni respeto. Que su alma no podrá ir a descansar a la Montaña Sagrada (Apu o Achachila) de la comunidad, etc. Y para el hombre andino esto es algo muy grave y traumante.
Se dice que las acusaciones contra el alcalde debieron haber sido resueltas por el Poder Judicial y dirimido por éste. Que por ello existen las leyes y las instancias legales que permiten la correcta administración de justicia.

Pero, ¿de qué justicia hablamos?... ¿de qué leyes?... ¿las occidentales?.

El hombre andino sabe que esas leyes no le hacen justicia. Que cuando se aplican sólo sirven para maltratarlo y perjudicarlo. Por eso los aymaras no se amparan en leyes que no funcionan.

Y la prueba más palpable es el tiempo transcurrido entre el 3 y 26 de Abril. A ninguna autoridad le interesó solucionar el conflicto.

Los aymaras sabemos que a los estudiantes de Derecho, se les enseña la doctrina jurídica, las leyes y su aplicación, pero también se les enseña cómo hacer para burlarlas, cuales son los resquicios legales que permiten evitar que los infractores sean sancionados. Posteriormente cuando salen de la universidad, serán los que mejor burlen la ley, los que adquirirán mayor fama y prestigio.

Durante los sucesos del 26 de Abril los comuneros arrastraron por horas al Alcalde, sin que interviniera la policía, que sabía perfectamente cuál sería el desenlace. Sólo cuando la prefectura de Puno ordena detener a los cabecillas de la movilización, la policía detuvo a cuatro comuneros. Cuestión que llevó a que los comuneros tomaran por asalto el recinto policial y liberaran a los detenidos.

El asunto es que para los aymaras no había dirigentes agitadores o instigadores de lo que venía sucediendo. Era toda la comunidad. No había cabecillas.

El 27 de Abril, 300 policías ingresaron a Ilave y se temió lo peor. Una masacre. Pero nada de ello sucedió.

El comandante a cargo de los efectivos policiales manifestó a la población, que no se venía a reprimir, sino a garantizar el orden, que cualquier planteamiento o demanda, debería hacerse ante una comisión de Alto Nivel, que enviaría el Gobierno.

Pasaron los días y se sucedieron reuniones con representantes del Gobierno, que solo sirvieron para demostrar que éste buscaba –al igual que Cirilo Robles- encontrar una salida política al conflicto, cuando este era cultural.

Por primera vez se escuchó decir en el Congreso de la República, de la existencia de una Nación Aymara, dentro del país.


Han pasado varias semanas y si bien la población de Ilave a aceptado ir al diálogo y que se convoque nuevas elecciones, el principal reclamo que se hace es la liberación de los comuneros detenidos, acusados de autores intelectuales y materiales de los hechos.

Inicialmente eran 7 los detenidos. Hoy llegan a 41 y la cifra podrá ir en aumento. Lo cierto es que la misma policía sostiene que no hay pruebas para seguir deteniendo a los comuneros.

El propio Código Penal en su artículo 15º titulado "ERROR DE COMPRENSIÓN CULTURALMENTE CONDICIONADO" anota que "quien por su cultura o costumbres comete un hecho punible, sin poder comprender el carácter delictuoso de su acto, será eximido de toda responsabilidad". Lo cual indica que en el Perú no existe homogeneidad cultural.

Lo cierto es que la ley solo funciona en el papel, ya que este artículo es permanentemente ignorado, cuando se trata de juzgar los casos de aplicación de justicia por los propios comuneros.
Ilave a puesto sobre la mesa el asunto de las nacionalidades originarias. Es el primer brote de un problema que no puede seguir siendo ignorado.

El Perú es un país, un estado, una república... pero no una nación.

No existe la nación peruana, sino muchas naciones, que conviven en un mismo territorio, donde un Estado Centralista, instalado en la costa, se niega a aceptar esta realidad.

En los próximos 10 años surgirán muchos Ilaves y, el ejemplo dado por la nación aymara en Perú, es una muestra de que los originarios, no van a permitir que la globalización los aplaste y extermine.

El Estado Peruano, en vez de buscar salidas políticas, debería preocuparse por encontrar una salida cultural. No es fácil ni sencillo, pues no saben como hacerlo. Y la razón es obvia... nunca valoraron nuestra cultura andina.

Aun así, los primeros pasos que debería dar es aceptar que el Perú (al igual que otros países andinos) son estados plurinacionales, donde nuestras culturas han logrado sobrevivir durante más de 500 años. No como un lastre del pasado, sino como la raíz viva de nuestra identidad.

En tal sentido deberían reconocer y preocuparse por que no desaparezcan nuestras lenguas maternas. Promover la enseñanza en quechua y aymara, fundamentalmente en la región andina.
Aceptar la vigencia y validez del Derecho Consuetudinario y, que cada comunidad indígena se organice de acuerdo a su tradición y cultura. Que las leyes que cada comunidad se da para garantizar su desarrollo armónico y progreso, se respeten y sea válidas en el Código Civil y Penal.

En fin dar los primeros pasos para que el Perú, al igual que otros países andinos, puedan convertirse en Estados Federativos.

El panorama que se nos presenta, es bastante complejo y a no dudarlo en los próximos años los conflictos no serán ideológicos o políticos, sino culturales.

Occidente intentará que caigamos en su juego. Que utilicemos sus armas. La violencia, la muerte y la destrucción.

La fuerza andina radicará en nuestra cultura y ella será el faro que deberá guiar nuestro accionar futuro.


Juan Rivera Tosi
juanriveratosi@hotmail.com
puerta


EL ETNOCACERISMO ES FUNDAMENTALISTAMENTE FOLKLÓRICO

Por: Juan Rios Cáceres.
Lima.

En inglés "Folk" (en alemán ‘volk’): pueblo, popular; y "lore": saber, usos y costumbres. Otras expresiones inglesas más específicas son "folk music", "folk dance"...
En Runasimi, "folklore" es "Runa yachaynin": sabiduría popular.

El Folklore en Europa y demás naciones desarrolladas, no obstante el globalismo, es reconocido y apreciado por la propia "corte" y la "plebe" en conjunto. La reina de Inglaterra es tan o más folklórica y orgullosa que el portero de la cámara de los comunes. Ambos se identifican con su pakarina ancestral del Rey Arturo, Camelot y Excalibur.

En el peor de los casos, la comunidad etnocultural garantiza al folklore, a lo sumo enfocado como cuestión estrictamente clasista, con prólogo popular, "de abajo" ¡pero!


¡KAY PACHA!

Pero eso que resulta "estrictamente" de índole clasista en Euroamérica, se complica en pueblos de gran calibre etnocultural "extra-occidental"; vale decir milenarios como Egipto, India, Perú, Bolivia, Guatemala… en donde la gran masa nativa no tuvo el destino del ornitorrinco ni del pájaro Dodo vía un Far West en donde el "mejor indio era el indio muerto".

Por consiguiente, aquí lo folklórico hasta resulta subversivo desde la perspectiva occidental y blanca, que –en el caso del Perú- ayer vio la patria en Madrid como hoy en Miami.

La folklórica "danza de tijeras" (que refiere la resistencia religiosa del clero incaico) atenta contra el contrasubversivo catolicismo de Valverde, Areche y Cipriani… Ni hablar del k’ajelo puneño que sería tomado como un bombazo del tipo "Tarata" en pleno Halloween del club Regatas. A lo sumo aceptan la mestiza marinera, el caballo de paso almagrista y el pisco de vid foránea (la chicha de jora, ¡ni de vainas!)

En cambio, en otros lares, como España, nada tan folklórico y promocio-nado como el baile del flamenco, símbolo de hispanidad… por lo que aquí los sollozantes de la "madre patria" suspiran en medio de "olés", "mataores" y botijas de vino. Esos cucufatos, sin noción de "kay pacha" (aquí y ahora), ignoran que su antifolklorismo contrasub-versivo los degenera en "White Chaps" (Huachafos, o sea ridículos).

      EL SEXTO

      En su novela "El Sexto", Arguedas relata que, estando alojado allí (1937-38) vio llegar a muchos "paisanos" (recién llegados a Lima) que, luego de la golpiza de rigor, nuestra "benemérita" policía los llevaba a esa terrible prisión por el "delito" de vestir sus ropas tradicionales, hablar en alguno de nuestros idiomas nativos o interpretar nuestra música. Años más tarde, cuando Arguedas ocupa la dirección de la Casa de la Cultura, uno de sus mayores logros fue recopilar el más importante Archivo de Música Popular Peruana que haya existido; fueron miles de cintas grabadas no sólo en Lima, sino en casi todos los rincones del país. Por desgracia, cuando esa institución recayó en las garras de los cultores de la "modernidad", fueron tiradas como basura: "Lo folklórico jode al Perú", adujeron esos pupilos de la Utopía Arcaica de Vargas Llosa… alérgicos al telurismo arguediano con furia etnocacerista.


LA HUACHAFADA ES CRIOLLA POR ANTONOMASIA

El huachafo (White Chaps) inspira su peruanidad desde el s. XIX, en que las lujosas tiendas de la calle londinense White Chapel eran atiborradas por un populorum con "harto penique"; allá en la principal potencia imperialista que lucraba del saqueo de medio mundo. Pues bien, esos "gringos plebeyos" eran obje- to de mofa por la aristocracia inglesa "que observaba sus grotescos cuerpos envueltos en telas de finísima textura, sus ridículos ademanes que pretendían imitar la etiqueta de aristócratas con mil años de educación" (El pequeño Lord – B. Hudson).

Entonces, al llegar los primeros mercantes ingleses al Callao y causar revuelo por la "nueva moda" entre los cucufa-tos de la madre patria extranjera, sin un ápice de identidad pero con grandes fajos de billetes "guaneros"… éstos comienzan a ser el hazmerreír de la marinería y comerciantes ingleses, que les acuñaron el apelativo (White chaps) que con los años se "acriollaría".


ANTIFOLKLORISMO Y PRENSA "LIBRE"

Nuestro Movimiento Nacio-nalista Peruano suele ser "acusado" de folklórico; pero si lo que se quiere decir es que nuestro Movimiento es Popular, que ha surgido del pueblo y que nuestro único interés es servirlo, estamos muy orgullosos de ser llamados así. Pero, más exactamente, lo que aterra a la etnoclase extranjerizada es que somos el PUEBLO conciente de sus raíces y orgulloso de su cultura: ¡somos jatunruna, pachamamapa wawankuna, jauaspa intita!


Juan Rios Cáceres
puerta


RAÍCES

Enviado por: Hugo Blanco.
Marangani.

Todos los pueblos y todos los seres humanos tenemos raíces históricas, el largo recorrido que hicieron nuestros antepasados: La creación de cultura en el amplio sentido de la palabra. Los conocimientos acumulados durante milenios. El tipo de relación con la naturaleza circundante. La relación con otros pueblos y culturas. La formación a partir de todo eso de la ideología o superestructura. La interacción de esa superestructura con la estructura material, física. Unos pueblos las tienen más claras que otros. Hay raíces entrelazadas, combinadas. Las hay territorialmente desarraigadas como las de los afro-americanos.

La opresión de unos pueblos por otros produjo el racismo. Ese racismo hace que el pueblo y la cultura opresores se consideren a sí mismos superiores a los pueblos y las culturas aplastados. Ese racismo produce que el pueblo y la cultura oprimidas se consideren a sí mismos inferiores a los opresores. Este sentimiento de inferioridad se combina, convive y choca dentro de la sociedad oprimida y frecuentemente aún dentro de la misma persona, con el sentimiento de rebeldía ante la opresión.

Cuando predomina la opresión, el oprimido en general se esfuerza en deshacerse en lo posible de sus características culturales consideradas inferiores, se avergüenza de sus características físicas, si puede cambiarse la piel como Michael Jackson, lo hace. Si la persona tiene las dos raíces, exalta las del pueblo opresor, se identifica con él, aunque este pueblo lo desprecie por la parte de raíz oprimida que tiene, trata de desprenderse en la medida de lo posible de las raíces del pueblo oprimido; así, vemos una cadena de mestizos, despreciándose los unos a los otros de acuerdo al grado de sangre y características culturales que tengan del pueblo opresor y del oprimido.
Cuando se yergue la rebeldía se revierte el proceso, se extiende el orgullo por las raíces oprimidas. Naturalmente que ninguno de estos procesos es puro, se combinan los contrarios, aún dentro de la misma persona.


AMÉRICA

Hoy día, felizmente, la fuerte opresión de las gigantescas empresas multinacionales, está provocando extendida rebelión popular en todo sentido.

Una de las principales manifestaciones de esa rebelión es la de la identidad cultural en múltiples expresiones: Rebeldía contra la yanquización de la sociedad y la cultura. Rebeldía afroamericana contra la opresión que sufre. Y, fuertemente, rebeldía de la cultura autóctona, indígena, en los países en que esta población no fue exterminada.

La voz más fuerte en este sentido, la más completa y consciente, la menos contaminada, ha sido la de los indígenas chiapanecos; precisamente por estas características ese brote retumbó en el mundo entero haciendo que de todos los rincones del globo surgiera el sentimiento de respeto por ellos en primer término, pero en general por nuestra cultura indígena americana.

No fueron los únicos indígenas rebeldes. Ocupan un sitial de honor las extensas y fuertes rebeliones en Ecuador y Bolivia.

Menores en volumen aunque no en energía, están presentes la rebelión mapuche en el sur de Chile, la persistente lucha indígena en Canadá y los Estados Unidos.

Una importante rebelión indígena poco conocida es la de los mayas guatemaltecos que sufrieron la represión armada en el pasado reciente y que por eso deben andar con cuidado, pero andan.

Hay muchos otros casos poco conocidos con diversas expresiones: Panamá, Brasil, Argentina, Colombia, etc.


PERÚ Y NUESTRA CULTURA ANDINA

La geografía montañosa determina que el Perú cuente con 84 de las 104 zonas de vida existentes en el mundo y 24 de los de los 34 climas del planeta. Tenemos más de seis mil años de existencia en las montañas andinas y en las vertientes hidrográficas orientales y occidentales derivadas de ella. Esa geografía ha formado nuestra cultura a través de milenios. La estupidez del racismo hace que despreciemos esas ricas raíces culturales sustituyéndolas por elementos culturales ajenos a nuestra realidad y por lo tanto muchas veces falsos, artificiales en ella.

Puesto que vivimos en el medio geográfico en que habitaron nuestros antepasados, debemos recoger, en primer lugar, la sabiduría andina de milenios; combinarla con elementos culturales venidos de otros medios, y con eso construir el futuro.

El racismo ha sido una herramienta fundamental para convertir a nuestro pueblo en sirviente de amos extranjeros en función de los intereses de ellos, lo que naturalmente nos ha hundido en el hambre, la miseria, las enfermedades y todos los males que nos aquejan.

Me explico:

Nuestra geografía forjó a través de milenios una cultura que comprendió la biodiversidad, supo entenderla y aprovecharla. La geografía andina y su extensión amazónica y costeña, la biodiversidad de ellas, produjeron una cultura agrícola elevada que desarrolló muchas especies comestibles y medicinales, y, por ejemplo, 2000 variedades de papa.

Esa geografía pródiga y a la vez difícil para la agricultura, forjó nuestra organización social colectivista.

En esas sociedades agrarias y colectivistas, aunque hubo castas privilegiadas, no existían el hambre y la miseria.

Luego sucedió la trágica invasión extranjera, que aplastó a la sociedad colectivista y agraria. Impuso una organización social y económica al servicio de sus propias necesidades, sumiendo a nuestro pueblo en el hambre y la miseria.

El eje de la economía pasó a ser la minería de oro y plata para la metrópoli europea, no en función de las necesidades de nuestro pueblo.

Esa economía ha sufrido cambios, pero continúa su esencia colonial; es decir, continúa estando al servicio de los grandes amos extranjeros, lo que deviene en hambre y miseria para nuestro pueblo.

El eje económico cambiaba: Oro y plata, wano (guano), salitre, caucho, petróleo, algodón, azúcar, harina de pescado, cobre, zinc, café, etc.

Los amos también cambiaban: España, Inglaterra, EEUU, empresas multinacionales.

Lo que no cambia es que nuestra economía, nuestra sociedad, nuestro sistema político, están organizados en función de los intereses de la metrópoli de turno y no en función de los intereses de nuestra población sino en contra de ella.

El racismo que desprecia nuestras raíces es una herramienta muy útil para mantener a nuestro pueblo sometido a los amos de turno.

Si entendemos esto, comprenderemos que, por lo tanto, el camino de nuestra liberación, es, fundamentalmente, el rescate de nuestras raíces, volver a ser nosotros, por supuesto sin despreciar los aportes de otras culturas que nos sirvan.

Así, nuestra liberación consiste en retornar a nuestra economía principalmente agrícola aprovechando la biodiversidad para nutrir a nuestro pueblo. Volveremos a planificar la producción agrícola por cuencas y microcuencas, planificaremos el consumo y las reservas, como lo hicieron nuestros predecesores, sustituyendo al caos impuesto por los depredadores que hoy subsiste. Desarrollaremos, con todos los aportes modernos que se requiera, el conocimiento milenario de nuestra cultura acerca de la infinita posibilidad medicinal que nos brinda la biodiversidad; lo que no sólo nos servirá para cuidar de nuestra propia salud, sino para exportar esos conocimientos y esos productos y compartirlos con otros pueblos.

Retornaremos al respeto por "Pachamama", cuidando de la preservación de la naturaleza, terminando con la depredación ambiental de la minería y otras actividades de las compañías multinacionales en provecho propio y en perjuicio nuestro.

Retornaremos a nuestra organización política colectiva, surgida de nuestra realidad geográfica. Esto, ahora se inicia en el municipio de la provincia de Anta, Cusco, donde quien determina en qué se ha de gastar el dinero es la asamblea de los delegados de las comunidades campesinas indígenas (ayllus) y de los habitantes urbanos, y no la persona del alcalde, cuya lista electoral, consciente de que ese método era el rescate de nuestras raíces culturales políticas, se autodenominó Ayllu. Ese método democrático de gobierno es el que conviene a nuestra población. La actual dictadura del gran capital, disfrazado de "democracia representativa a través de partidos políticos" conviene al gran capital multinacional que nos tiene sometidos.

Naturalmente que a nuestros amos les perjudica este desarrollo económico y político basado en nuestras raíces culturales, por eso impulsan y fomentan el racismo; eso es comprensible.

Lo triste es que compañeros de lucha contra nuestros opresores, compartan en uno u otro grado ese racismo, ese desprecio por nuestra identidad cultural andina, haciéndose cómplices involuntarios de la opresión.


MOVIMIENTO INDÍGENA EN EL PERÚ MODERNO

Así como en Guatemala la rebelión se expresó fuertemente en el pasado reciente, aunque no con el nombre explícito de indígena a través de la lucha guerrillera, en el Perú también tuvo una fuerte expresión en la rebelión social de los años 60, aunque no con el nombre explícito de indígena. La poca inteligencia y miopía de nosotros los participantes en su dirección, nuestra "occidentalización" mental, nos impidió ver algo que saltaba a la vista: El carácter indígena de la rebelión. Claramente era la rebelión de la cultura agrícola del "ayllu" (comunidad campesina) contra la hacienda traída por los españoles y mantenida por la República. Por si no bastara con esto, fue una rebelión que hablaba quechua. Se extendió por amplias zonas y democratizó la posesión de la tierra.

Hablo de la esencia de la rebelión, de su contenido y de sus resultados. Esta vez no me detengo en las formas: "sindicatos", ley de Velasco, etc., que ya toqué en otras oportunidades. El nombre de una organización muchas veces no representa la realidad de ella; las "leyes jurídicas" influyen en la realidad, pero no la determinan.

En la población indígena del Perú en general, quienes tienen más conciencia de identidad son los amazónicos y los aymaras.

En nosotros los quechuas, aunque lo indio sale por todos nuestros poros y en múltiples expresiones habladas y practicadas en la vida diaria, no existe la orgullosa autoconciencia de nuestra identidad que hay en amazónicos y aymaras.

A diferencia de los afroamericanos, en nuestro caso, se nota claramente que la opresión no es sólo a la raza sanguínea, sino a nuestra cultura. Alguien ya señaló en el pasado que no somos una raza sanguínea sino una raza social.

El campesinado de Pillpinto, Cusco, es de sangre más blanca que el promedio de la población peruana, sin embargo es calificado de "indio", porque es agricultor, habla quechua y piccha coca. Es frecuente escuchar: "Las indias de Pillpinto son simpáticas"; es así porque su sangre no es indígena y porque gracias al racismo los rasgos físicos blancos "son bellos" y los rasgos indígenas no lo son.

La indianidad disminuye con factores no sanguíneos: El dinero, la educación, el lugar de residencia. Así, quien tiene dinero deja de ser indio; un o una joven universitaria no puede ser indio ni india. Quien vive en la costa ya no es indio.

Da ganas de llorar cuando uno escucha: "Mi pueblo está progresando, ahora sólo se habla castellano". "No quiero que mis hijos aprendan quechua". "No somos comunidades indígenas, somos comunidades campesinas". "Los ayllus son indígenas, pero las comunidades son españolas". Los propios defensores de esa institución agraria colectivista que es la esencia cultural indígena, le atribuyen origen extranjero. ¿No recuerdan ya que la institución española feudal traída para aplastarnos fue la hacienda? ¿No se dan cuenta de que la supervivencia de la comunidad se debe a la resistencia indígena? ¿Han olvidado que esa institución agraria colectivista fue reivindicada, reforzada y en gran medida reconquistada en los años 60 por una gran rebelión indígena contra los gamonales y sus gobiernos herederos de España? ¿No recuerdan que fueron los quechuas puneños quienes la rescataron contra las SAIS de Velasco y las armas del gobierno de Alan García? ¿O es que lo importante es la etiqueta dada por los opresores y no el contenido impuesto por la fuerza de los oprimidos y su potente cultura?

La fuerza del movimiento indígena continental obligó a sectores de los opresores, como el toledismo, a hablar positivamente y a usar demagógicamente en su provecho el sentimiento de identidad. Pero lo más ingenuo que puede haber es identificar la defensa de nuestra identidad con el toledismo. Ya hemos visto la inconsecuencia de Eliane Karp al tratar de manipular el movimiento indígena, fue rápidamente desenmascarada.

Afortunadamente cada día son más amplios los sectores quechuas que adquieren autoconciencia de su identidad, lo cual, naturalmente nos fortalece. Reivindican nuestra cultura en sus diversos aspectos: Agrícola, ecológico, político, dietético, medicinal, idiomático, pedagógico, musical, coreográfico, etc. Escribo esto para participar en su positivo trabajo.


Hugo Blanco
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LA IRA DE LOS AYMARAS

Por: Miguel Monroy Huanta.
Arequipa.

¡Barbarie o Salvajes!. Estas han sido algunas definiciones endilgadas a la conducta de las comunidades de llave- mayormente aymaras- que ajusticiaron a su alcalde, acusado de actos de corrupción.

Cada analista desde su trinchera y conveniencia, sigue buscando una explicación a la pesadilla de sangre y horror desatada el lunes pasado en la provincia puneña. Es consecuencia de la marginación y resentimiento del aymara contra el sistema.

"El agua llenó el vaso y provocó ese desparramo". Para Monroy en los tres periodos de nuestra historia dicha raza fue postrada y humillada.

Los maltratos contra la raza aymara empezaron desde el periodo incaico que conquistó varios de sus reinos a sangre y honda. Los orígenes aymaras se remontan a hace 10 mil años antes de Cristo. Se autoproclaman los fundadores del Imperio Incaico. Según la leyenda el Lago Titicaca, uno de sus principales referentes, proveyó a Manco Cápac y Mama Ocllo, la pareja sagrada enviada por el Padre Sol para establecer las bases de la cultura quechua, una de las más grandes de Sudamérica y que terminó también sometiendo a los aymaras. A excepción de algunos grupos que opusieron una feroz resistencia a este proceso.

Inicialmente surgidos con el nombre de Hagearu, en los aymaras se distinguen dos razas: los collas y los aruwak que a su vez se subdividen en varias etnias: lupacas, collaguas, pacases, uros y los chipayas.

Su aporte cultural fue fundamental. La historia les atribuye ser los primeros en domesticar las llamas, alpacas, guanacos, y cultivar la papa y la quinua. Todas esas costumbres posteriormente las patentarían los incas como suyas.


ÉPOCA COLONIAL FATAL

Con la llegada de los españoles, los aymaras a pesar de " la omnipresencia incas hicieron del altiplano su trinchera. Empero, no se salvaron de los conquistadores españoles que los condenaron a una explotación despiadada y que llegó a diezmar más de seis mil de sus hombres, desterrados a la explotación de las minas de Potosí (ahora Bolivia). Los europeos los sometieron a ellos y los quechuas a trabajos forzados para explotar los minerales del rico yacimiento.

Esa coyuntura marcó el inició de la decadencia cultural de los altiplánicos. Con una población reducida a la mitad, decae la agricultura y la ganadería, sus actividades bandera.

En 1540, en el virreynato peruano, los conquistadores insatisfechos con la repartija de tierras desatan una guerra entre ellos. Los rivales no se hacen ascos para incorporar a estos nativos como carne de cañón de sus Ejércitos. El saldo nuevamente termina en rojo: las unidades domésticas de las etnias de 20 mil caen a 13 mil. Los sobrevivientes son reducidos a la condición de pongos y sirvientes.

Hartos del abuso español, estallan los primeros amagos de pro libertad encabezados por el curaca de Chayanta (Potosí). Rebelados varias veces contra el abuso de los corregidores, casi siempre estas iniciativas insurreccionales terminaron aplastadas por el poder español.

Su participación en la rebelión de Tupac Amaru, extendida casi en todo el Altiplano alcanza a estos nativos. Asumen un rol protagónico sus lideres Pedro Vilca Apaza y Julián Apaza. Sin embargo, contribuye al fracaso de la revolución la división de las cabezas de las comunidades.

La época republicana tampoco trajo buenas noticias para los altiplánicos. El desmembramiento de Bolivia del Petú termina rompiendo su unidad poblacional. Y los nuevos tiempos también traen a los vecinos criollos, de los centros urbanos que finalmente asumen la conducción política y económica de estas comunidades sin importarles su bienestar.

De esas élites de poder surgen los hacendados que abusan de los nativos, imponiéndoles entre muchas cosas los precios de la lana de alpaca para exportación, por debajo de las cotizaciones del mercado. Luego empezaron a apropiarse de sus tierras confiscándolas por deudas, cuyos montos no equivalían al valor de los predios. Todo esto en complicidad con las autoridades policiales y judiciales de ese entonces.

En 1886, en el antiguo reino de los lupacas, ahora la convulsionada llave, los nativos se resisten a dichos abusos y se rebelan pero sin éxito. Otros actos parecidos ocurren entre 1903 y 1928 en los que pretenden nuevamente restablecer el Tawantinsuyo.

El levantamiento más significativo probablemente fue en 1923. La rebelión de Huancholima tiene como objetivo principal recuperar las tierras confiscadas por los terratenientes. El movimiento campesino fracasa por la descoordinación de los líderes y la intervención del prefecto que envía a liquidar a los cabecillas. A la vez se destruyen 200 escuelas campesinas donde se suponía eran centros de adoctrinamiento.

Expulsados de la tierra no han tenido otra opción a que dedicarse al comercio como una tabla de supervivencia o errar en otras regiones.

La historia aymara está plagada de injusticias y sometimientos que deberían replantearse. De esa forma sólo se evitará casos como el ocurrido con el último alcalde de los ilaveños.

  • En Puno las provincias de Chucuito, llave July, Huancané y Desaguadero tienen una constitución aymara.

  • Mantienen algunos patrones culturales que les ha permitido subsistir a las agudas crisis económicas, el ayni y la mink’a por ejemplo, como sistemas económicos que les permite ayudarse recíprocamente en el trabajo.


Miguel Monroy Huanta
Antropólogo aymara.

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