LIBROS NUEVOS

Por el compromiso con nuestros lectores, en la Biblioteca de Antropología Andina (BAA) – IECTA, estamos actualizando constantemente la bibliografía con el objetivo de ofrecer un mayor y mejor servicio a los investigadores académicos. Para lo cual presentamos las siguientes obras:

 

Milton Godoy Orellana.

Mundo minero y sociabilidad popular en el Norte Chico. Chile, 1780-1900

Santiago – Chile

Universidad Academia de Humanismo Cristiano

2017

Pág. 391

RESUMEN

El texto reúne una serie de trabajos que abordan distintos aspectos de una historia regional del Norte Chico de Chile. El primer capítulo realiza un balance de la producción historiográfica entre 1995 y 2015. Esta es una exhaustiva revisión de repositorios virtuales, revistas impresas y libros de especialistas que han contribuido desde diversas ópticas a configurar el actual desarrollo del conocimiento histórico de la minería, específicamente, en la región del Norte Chico. La idea central del autor es sintetizar esta realidad, evaluando los ámbitos trabajados, para destacar aquellos que muestran mayores fortalezas o cuyos temas son de reciente emprendimiento, el impacto de la minería en el medioambiente y los conflictos producto del extractivismo minero, que emergen solo en las últimas dos décadas como preocupaciones de los investigadores.

El segundo lugar incluye un estudio de los sectores populares del Norte Chico chileno, centrándose en los pirquineros (peones vagabundos), especialmente con relación a su continuidad temporal; además, incluye a pallacos y maritareros, cuya práctica se extingue en el siglo XIX. El texto, estudia el origen de estas denominaciones y sus prácticas como una estrategia de supervivencia popular y las variaciones que, específicamente en el caso de la pirquinería, ha presentado desde el fin del siglo XVIII. En este contexto, se analiza la percepción de la elite acerca de la pirquinería, su cuestionamiento y persecución, para devenir en el denominado sistema “a pirquen”, una suerte de arriendo de minas mediante el pago en efectivo o con parte de la producción, sistema que coexistió en el siglo XX con la pirquinería tradicional, caracterizada por explotaciones realizadas por un trabajador o grupo de ellos con escaso capital y tecnología.

El tercer capítulo tiene como base el texto acerca de Francisco Marcial Aracena y su obra, publicado como introducción de la reedición del Centro Diego Barros Arana de la Biblioteca Nacional de Chile. Este capítulo analiza el periplo de Aracena, realizado en el último cuarto del siglo XIX, contextuando su viaje y enriqueciendo su trabajo con fotografías, rasgos biográficos y un conjunto de datos que permiten aportar a una mayor valoración de una obra escasamente conocida.

Posteriormente, en el trabajo acerca de la minería y puertos menores, el autor estudia esta relación a partir de las explotaciones mineras en Cabildo y La Ligua y su conexión con el puerto de Papudo durante el periodo comprendido entre 1840 y 1920.

Por su parte, el artículo dedicado a Petorca, pretende identificar los procesos de patrimonialización y las falacias que en algunas ocasiones se utilizan para entregar sabor a antiguo a algunas construcciones. En este capítulo se analiza el concepto de patrimonio y su declaración como Monumento Nacional a partir de la iglesia de Petorca, un poblado eminentemente minero donde se instaló una importante cantidad de trapiches y explotaciones menores que coexistieron con el yacimiento de El Bronce, cuya explotación se inició en el siglo XVIII, persistiendo hasta la actualidad. La investigación se basa en el estudio de las diferentes iglesias construidas en el mismo sitio y su destrucción por terremotos hasta establecer el edificio actual, al que se le asigna un pasado que no le corresponde, en una verdadera invención de una tradición local. El texto estudia el leitmotiv de estas propuestas destinadas a reconstruir elementos patrimoniales perdidos, o que después de exponerse a sucesivas transformaciones, hacen que se conviertan en una construcción diferente al inmueble original y que se pretende declarar como patrimonial.

El capítulo dedicado a la Placilla de Ligua es un trabajo que analiza el proceso de poblamiento tardocolonial en el valle homónimo, a partir de las numerosas explotaciones en el cerro Pulmahue, en cuya ladera suroeste se ubicaba La Amazona, una rica mina de oro que enriqueció a Lucas de Ibarra, hacia el fin del siglo XVIII, permaneciendo aún en explotación. Como en otros casos, en esta placilla se produjeron tensiones entre los sectores populares y las autoridades locales, problemas cruzados a su vez con los intereses  de hacendados y comerciantes, que veían en esta espontánea ocupación del espacio un peligro para el orden y sus propios intereses.

Por último, se incluye una transcripción y análisis de la visita de Martín Toribio de Mujica a la jurisdicción de Petorca, en el primer lustro del siglo XIX. Este documento complementa otros viajes similares y permite cuantificar y formarse una idea cualitativa de las explotaciones mineras en este antiguo e importante centro minero de la región.

Podemos señalar que el común denominador de estos trabajos es la preocupación por aportar al conocimiento de la minería y su relación con la sociabilidad configurada en la región, a propósito del quehacer minero. Actividad que, más allá del impacto económico positivo en los tiempos de bonanza y negativo en las crisis, marcó a los habitantes de la región con una impronta que se reproduciría en los más diversos ámbitos de las relaciones humanas.

 

 

Guillermo Salas Carreño 

Dinámica social y minería. Familias pastoras de puna y la presencia del proyecto Antamina ( 1997 – 2002)

Lima – Perú

Instituto de Estudios Peruanos 

2008

Pág. 409 

RESUMEN

El texto examina el desempeño social de Antamina según la legislación vigente, los compromisos de esta empresa con las normas internacionales, y sobre todo, su propio discurso de responsabilidad social. Temporalmente este texto se ubica entre los años 1997 y 2002 y se centra en los procesos de compra de tierras necesarias para llevar a cabo el proyecto y en la reubicación de las familias que vivían en ellas. Antamina tiene un área de influencia muy grande que incluye las comunidades circundantes a la mina y el campamento, el puerto Punta Lobitos de Huarmey, los 300 km de mineroducto que conectan la mina con el puerto y las zonas vecinas a la urbanización El Pinar en Huaraz. No obstante, este texto se ocupa solamente de lo ocurrido en el distrito de San Marcos (Huari, Ancash), al sur del callejón de Conchucos, en cuyas punas se ubica la mina y el campamento.

La primera parte del libro es un análisis de la sociedad sanmarquina alrededor de 1998, en particular de los pastores de puna de Yanacancha, articulados estrechamente con la microcuenca de Carash y el pueblo de San Marcos. Esta primera parte tiene dos objetivos generales. El primero es documentar y analizar un espacio social del cual –según el autor– existe muy poca investigación histórica o etnográfica. La zona de Conchucos, ubicada al Este de la Cordillera Blanca en Ancash, y en particular su zona sur, ha sido muy poco estudiada, por lo que el autor consideró pertinente incluir un análisis detallado de la dinámica económica y sociopolítica del distrito de San Marcos. Este análisis obedece al segundo objetivo, que es proveer los elementos necesarios para entender los procesos que desencadenó la presencia del proyecto Antamina. Sin esta primera parte sería difícil explicar la complejidad de la compraventa de tierras y la reubicación, así como sus secuelas, que ocupan la segunda parte del libro. 

Luego de una introducción general al escenario sanmarquino (capítulo I), la segunda parte del libro analiza la dinámica social en los pastos de puna del caserío de Yanacancha mostrando cómo se van estableciendo y reproduciendo las relaciones entre las familias que viven dedicadas al pastoreo en la puna y aquellas que residen fuera de ese espacio. Se presta especial atención a la dinámica de los ciclos de vida familiar y su estrecha relación con el establecimiento, la variación o la disolución de acuerdos de reciprocidad en función del cuidado de los ovinos. Con esta estrategia el autor responde a preguntas sobre la organización y reproducción de acceso a los recursos de la puna. ¿Quiénes acceden a esa zona y en qué términos? ¿Cuál es el nivel de vinculación entre la puna, el valle y los espacios urbanos? ¿Cuál es la lógica de la reproducción de acceso a los recursos de la puna desde una perspectiva dinámica?

A continuación, en el tercer capítulo, el autor revisa el panorama de la tenencia de la tierra antes y después de la reforma agraria, y analiza las formas consuetudinarias de construcción y reproducción de derechos de usufructo y propiedad sobre pastos y chacras, contrastándolas con las que provienen de la normativa legal. El último capítulo de la primera parte (el capítulo IV) se dedica al escenario político distrital. Se presta atención a la lucha de facciones que articula la política del distrito y cómo ella se vincula a las instituciones estatales, las comunidades campesinas y los caseríos. Se analiza también las formas de articulación política de las familias que vivían en el caserío de Yanacancha.

La segunda parte del libro es un análisis de las relaciones entre la comunidad del distrito de San Marcos y Antamina entre 1997 y el 2002. El texto nos relata que Antamina se presentó desde un inicio ante esa comunidad con un discurso de responsabilidad social en el que, además de sostener que sus operaciones no dañarían el ambiente, se comprometía a participar activamente en el desarrollo sostenible del lugar (capítulo V). Entre 1997 y 1998, la compañía llevó a cabo el proceso de compra de tierras de comunidades campesinas y de propietarios individuales (capítulo VI). Una vez concluido este proceso, entre diciembre  de 1998 y abril de 1999 se dieron los primeros intentos de reubicar a las familias que residían en los terrenos comprados por la compañía y de ejecutar el Programa Acelerado de Reubicación  (PARU). El análisis del proceso de reubicación se centra fundamentalmente  en las familias que vivían en el caserío de Yanacancha (capítulo VII), en cómo enfrentaron el cambio y cómo rearticularon sus actividades económicas durante los ocho meses siguientes a su salida de los pastos de Yanacancha (capítulo VIII).

No obstante, estos procesos –nos indica el autor– no sólo afectaron a las familias directamente involucradas en ellos sino que moldearon  las relaciones  de Antamina con toda la comunidad de San Marcos. El capítulo XI trata de los vínculos entre la comunidad sanmarquina y Antamina entre el 2000 y 2002, luego del proceso de reubicación. El análisis se centra en las distintas maneras como Antamina y la comunidad asumían cómo y por qué la compañía debía participar en el desarrollo local. En este último capítulo también se discute el rol que tuvieron el marco legal y las instituciones del Estado en todo este proceso.

 

 

María Concepción Gavira Márquez   

Minería en Chayanta. La sublevación indígena y el auge minero 1775 – 1792

La Paz – Bolivia 

Plural Editores  

2013

Pág. 196 

RESUMEN

En el presente texto la autora nos ofrece el primer estudio riguroso del celebrado centro minero de Aullagas-Colquechaca (Provincia Chayanta, Potosí – Bolivia) durante su boya renovada en la segunda mitad del siglo XVIII. Con una metodología precisa y una lectura cercana e intuitiva de los documentos, la autora enfatiza que el auge del Aullagas se produjo nada menos que durante la sublevación en 1780 de Tomás Katari, llevada a cabo por los ayllus vecinos de Macha (Majasaya). Se trata de una perspectiva fresca y sorprendente sobre esta famosa sublevación indígena, que recupera una paradójica comunidad de intereses entre algunos azogueros criollos regionales y los indios rebeldes.

El trabajo viene a complementar dos estudios anteriores de la misma autora sobre dos centros más al Norte: Oruro y Carangas, que tampoco compartían condiciones de producción tan favorables como las que gozaba el “ilustre gremio” de azogueros de la Rivera de Potosí. Durante la rebelión indígena, y a diferencia de Chayanta, esos dos centros languidecían, e incluso sufrían perjuicios a manos de los sublevados. En otros momentos, sin embargo, todos atraían inversiones, y a menudo producían cantidades de plata muy superiores a las que se lograban por los azogueros del Cerro Rico. Es más, la autora muestra cómo la minería del Cerro pudo actuar como un freno sobre la producción de los llamados “minerales de afuera”, que de otro modo quizás se hubieran desarrollado aún más abundantemente.

A diferencia de Oruro y Carangas, en Chayanta los mineros y los campesinos rebeldes compartían un enemigo: el notorio militar catalán Joaquin de Alós, Corregidor de Chayanta, quien se oponía al nombramiento de Tomas Katari como curaca, y al mismo tiempo conducía un Banco de Rescates, fundado en 1778 (y hasta ahora desconocido en la literatura), donde se pagaba mucho menos por los marcos de plata de los mineros que cuando Alós los revendía en Potosí. Algunos azogueros apoyaban a Alós y el Banco, pero los que se opusieron al Corregidor eran acusados de tomar la parte de Tomas Katari, el caudillo rebelde de Macha. Y en la secuela, vemos efectivamente una red de favores dirigidos hacia los indios por ciertos azogueros opuestos a Alós, sugiriendo un “pacto” que explicara como el auge productivo pudo haberse mantenido durante los acontecimientos violentos de la sublevación.

El punto metodológico de partida es la serie cuantitativa de producción anual de plata recogida en el Archivo General de Indias, Sevilla, cuyo análisis riguroso revela las diferencias señaladas con las series de Oruro y Carangas, y permite situar el auge de Aullagas entre 1776 y la Visita de 1792.

En el segundo capítulo, el texto trata sobre la condición de los trabajadores mineros, muchos de ellos indios estacionales procedentes del campo circundante. Los azogueros (cuya riqueza a menudo provino de los trapiches artesanales más que de los grandes ingenios industriales) también recurrían a arreglos con los “capitanes” de grupos de cacchas, o jucos, lo que recuerda inmediatamente las mismas prácticas en el Cerro Rico de Potosí. Cuestionando la oposición demasiado esquemática entre el trabajo “forzado” (mita) y el trabajo “libre” (minga), la autora llama la atención a otras formas de coerción (como los watacos, el enganche o los “recogedores” de mano de obra), a la vez que encuentra relaciones más asociativas (como los citados capitanes, donde las dos partes implicadas acordaban repartirse el mineral extraído, o el dinero producto de su venta).

El último capítulo nos introduce a la única inversión hecha por el Banco Real de San Carlos de Potosí en un “mineral de afuera”: el préstamo hecho a José Antonio Amaral para la construcción del Socavón de Colquechaca por debajo del pueblo de Aullagas. Y el texto termina con la Visita de 1792, un documento de excepcional valor para nuestra comprensión de la vida minera de aquellos años.



Carmen Salazar-Soler

Supay Muqui, dios del socavón. Vida y mentalidades mineras 

Lima – Perú  

Fondo Editorial del Congreso del Perú

2006

Pág. 256 

RESUMEN

El presente texto está destinado a contar el mundo de los socavones de los años ochenta, el caso particular, Julcani, situada en el departamento de Huancavelica, Perú. Se trata de un estudio antropológico sobre los trabajadores de este centro minero, sus condiciones de vida, de trabajo y el conjunto de sus representaciones religiosas. Asimismo, el relato de la propia autora sobre su experiencia en los socavones y el campamento minero. 

El primer capítulo está destinado a trazar la historia de la minería en la región y la de Julcani en particular, así como también a presentar un retrato del minero que trabajaba en dicho centro minero en los años ochenta y ofrecer una descripción del campamento minero.

En el segundo capítulo la autora relata su propia experiencia de descenso a las entrañas de la tierra y a partir de este hecho tratar las condiciones de vida  y trabajo de los mineros, y a la par, dar a conocer el proceso de migración del campo a la mina y de formación de un mercado de trabajo, aspectos en que resulta importante puntualizar las principales dificultades a las que se ven  confrontados los emigrantes rurales cuando llegan a la mina. Este capítulo, intenta reconstruir el proceso de formación de la condición obrera de los mineros de Julcani. En este proceso, el sindicato y el rol jugado por esta institución ocupan un lugar central, no menos que la concepción que se tiene de la mina como trampolín hacia la modernidad.

Es a partir del tercer capítulo que se aborda el sistema de representaciones de los mineros de Julcani. Aparece el Muqui, divinidad que ocupa el lugar central de las creencias de los trabajadores mineros, así como también las prácticas que le están consagradas bajo forma de pactos individuales y rituales colectivos.

El cuarto capítulo está dedicado al estudio de las otras fuerzas y seres que pueblan el imaginario de los mineros: la Pachamama, Juana Tintaya, el Tayta Wamani, el Pishtaku y el Qarqarya. También se destacan algunas otras ideas compartidas por los trabajadores, como asociar  la mina al cuerpo de una mujer. Finalmente aborda el culto a los santos y las vírgenes en la mina.

El quinto capítulo recrea mitos sobre el origen de los metales, material excepcional que es lo único que la autora pudo recoger entre los trabajadores de Julcani. ¿Cómo explican los mineros la aparición de los principales metales? La riqueza de estos mitos –indica la autora– le ha permitido reflexionar sobre los procesos de encuentro y mestizaje entre dos mundos y aproximarse con nuevos criterios al proceso de occidentalización llevado a cabo en las minas andinas desde el siglo XVI.

Por último, un epílogo viene a dar cuenta de la evolución y los cambios ocurridos recientemente en Julcani.

"Podrán matarme... Volveré y seremos millones"

Revista electrónica, ISSN 0718-3658
Marzo de 2020, Año XVI – Nº 53

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