Por el compromiso con nuestros lectores, en la Biblioteca de Antropología Andina (BAA) – IECTA, estamos actualizando constantemente la bibliografía con el objetivo de ofrecer un mejor servicio a los estudiantes, docentes, investigadores y público en general. Para lo cual presentamos algunas de las obras que tratan sobre temas del mundo andino:
Horacio Machado Aráoz
Lima
2018
Pág. 231
Presentación a la edición peruana
En los últimos años, en múltiples informes, publicaciones, e inclusive en acciones legales y de incidencia, hemos analizado y visibilizado los múltiples impactos de la actividad minera en la sociedad peruana y, particularmente, en las comunidades campesinas. Hemos ido entendiendo que el extractivismo, como horizonte de sentido, no solo propone instalar determinadas actividades económicas en ciertos territorios, sino que reorganiza estos territorios, y las vidas de sus habitantes en torno de estas, fragmentando el tejido social, afectando a la naturaleza y generando múltiples conflictos. Esto se presenta de forma más dramática –y violenta- en sociedades donde el estado no garantiza los derechos de las poblaciones afectadas, ni regula adecuadamente la actividad minera, como en el Perú.
La expansión extractiva en el Perú ha sido respalda por una narrativa que hemos analizado como un conjunto de mitos2 que presentan al Perú como un país minero sin otros destinos posibles. En el presente libro, Horacio Machado añade a este análisis una perspectiva histórica, una genealógica de estos debates y procesos, que explica cómo la minería, a creciente y gran escala, y sus redes transnacionales empezaron en Nuestra América jugaron un rol fundamental en el desarrollo de la política y economía mundial, y siguen enraizadas en las dinámicas coloniales, imperiales y patriarcales que fueron fundadas con ellas.
Y esta historia comienza en Potosí, en 1545, como se señala en el libro: «La Modernidad, antes que la Revolución Francesa y la Revolución Minera desencadenada en torno al Potosí durante el siglo XVI». En ese sentido, buena parte de lo que se aborda en el texto tiene relevancia y vigencia hoy, sobre todo en los países latinoamericanos donde se desarrolló la explotación de minerales preciosos como el oro y la plata entre el siglo XV y el XVII, y en donde continúan explotándose hasta los tiempos actuales nuevos minerales, pero en proporciones descomunales.
Debate continuo
La perspectiva que propone Machado es sumamente relevante para nuestra sociedad, donde la discusión sobre la minería es de larga data, y reaparece continuamente en el escenario nacional. En la actualidad, con el nuevo aumento de los precios de los minerales y, particularmente, del cobre, ha vuelto la insistencia de avanzar con proyectos controvertidos que afectan a ecosistemas frágiles y de gran importancia (Río Blanco y Conga), o que amenazan actividades productivas importantes como la agricultura (Tía María).
Pese a los múltiples conflictos y las propuestas de la sociedad civil de regular mejor la actividad minera, empezando por decidir, mediante consultas y ordenamiento territorial, dónde la actividad es apropiada y bajo qué condiciones, y dónde la actividad es apropiada y bajo qué condiciones, y dónde no, no han variado mucho las perspectivas de los gobiernos de turno ni del sector minero. Más bien, vemos nuevas formas de imponer proyectos extractivos y controlar territorios a través de la criminalización de la protesta, y la militarización y declaratoria de estados de emergencia, como sucede en el Sur Andino, donde trabaja Derechos Humanos sin Fronteras.
Potosí, el origen, explica es fenómeno analizado el entrenado de poderes que sostienen a nuestros países como proveedores de materias primas a la economía mundial, como consecuencia de un proceso histórico de la producción del mundo moderno con centralidad de la actividad extractiva: «Ha procurado, en especial, desencubrir sus bases coloniales y sus efectos, todavía hoy vigentes. Al excavar someramente e dos de sus sitios acá considerados fundacionales, hemos tratado de mostrar la incidencia generativa de la minería – esa particular forma de minería que nace en los ojos y en el corazón de Colón en la isla de Santo Domingo y que se completa y perfecciona años más tarde, con el descubrimiento y puesta en explotación del Potosí-, ha ejercido en la estructuración de la Civilización moderna, es decir, de Occidente; es decir, del orden colonial del capital».
Potosí, el Origen
El libro está dividido en cuatro capítulos, el primer capítulo desarrolla aspectos vinculados a la minería, así como las implicancias del colonialismo y la colonialidad que tienen que ver con los cultos, las creencias y prácticas que impregna la minería en la cotidianidad de la vida; asimismo, en este capítulo se hace una revisión de los marcos jurídicos «ideológicos y políticos» implementados desde diferentes estamentos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y organizaciones como la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL), para dar luz verde a la minería en Latinoamérica.
El segundo capítulo se centra básicamente en la revisión de los derechos y las implicancias del origen del extractivismo como tal en Potosí. Aquí se señala que Potosí no era una mina más, sino que «constituye la puesta en marcha de la primera y más grande explotación minera a escala industrial. La escala de Potosí era muy superior a todas las minas del mundo de la época». En ese sentido Potosí «no es solo devastación, es principio colonizador». Machado plantea el caso de Potosí como principio, como centro imperial que se mezcla con una serie de factores para mantener el principio colonizador, pero además se menciona con mucha relevancia el uso de la violencia para el logro de estos objetivos, por ello señala que: «Es entonces cuando la violencia del plomo, da lugar y se combina con la de la plata».
El tercer capítulo desarrolla el “Extractivismo minero y orden neocolonial, hoy”, en donde se plantea la acumulación por despojo y la expropiación ecobiopolítica. El libro señala que “la dinámica de la expropiación eco-biopolítica se materializa a través de la degradación de los cuerpos desplazados de sus territorios, así como a través del vaciamiento e inversión de las condiciones e instituciones democráticas de gobierno”. Esto quiere decir que la acción extractiva requiere las corporaciones y/o empresas asuman el modo directo un papel activo en “la gestión del orden, la socialización, el cuidado asistencial, el control disciplinario y el mantenimiento del orden” en los lugares en donde tienen presencia.
Finalmente, el cuarto capítulo desarrolla, a manera de conclusión, la «expropiación y mineralización de la condición humana», con ello se refiere a la naturaleza del mineral como orden colonial moderno. Machado aquí resume de modo elocuente lo que esto significa para la naturaleza y para las personas: «Prospectar, explorar, catear, excavar, dinamitar, votar, extraer, triturar, moler, lixiviar, exportar… Los verbos de la minería moderna dan cuenta, en un fulminante resumen, e la empresa colonial. Sus acciones, sus tareas y fases emblemáticas, hablan, cabal y técnicamente, del colonialismo, en acción. Se resumen en la tarea del descubrimiento y la conquista, es decir, la explotación… Explotación de la naturaleza exterior y, simétricamente, de la naturaleza interior».
Implicancias
Una de las afirmaciones que se hace en el libro, que sin duda podemos trasladarla a nuestro contexto peruano y de modo particular al sur andino, es que el «Capitalismo y colonialismo se constituyen mutuamente; ambos nacen de los yacimientos de oro y plata de las Américas; el Potosí forja el mundo colonial: forja la periferia como efecto de devastación y saqueo; forja el Imperio, como efecto de la concentración de los medios de poder. La violencia y acumulación se institucionalizan. Nacen, por tanto, el Estado, el Mercado y la Ciencia. La guerra y la acumulación trenzan entre ellos las articulaciones que los hacen funcionar como gran aparato semiótico-político de producción de la realidad: es decir, de conquista, colonización, explotación».
Machado nos plantea varios desafíos en términos académicos y de aplicación de nuestra realidad concreta, pues hace una rápida revisión histórica de las implicancias del origen del extractivismo minero en Potosí, del colonialismo real y objetivo que se implementa a través de una colonialidad que cala en los aspectos más profundas de nuestras vidas; y en ese contexto, y a la luz de nuestra coyuntura peruana, pareciera que nuestra historia se repite cíclicamente desde aquel 1545. En el Perú de hoy tenemos el 14% del territorio concesionado para la actividad minera, la mayoría de estas concesiones están ubicados en la cordillera de los Andes y de modo estratégico en el sur andino peruano, y ahora o solo son empresas europeas, norteamericanas o canadienses, también son las chinas, la nueva potencia hegemónica que produce, a través del extrativismo, la misma colonialidad de hace cinco siglos atrás.
Esta violencia queda constatada en los múltiples conflictos sociales que la Defensoría del Pueblo del Perú registra mensualmente (en promedio 200), en los cuales, más del 60% están vinculados directamente a conflictos socioambientales –a los que preferimos llamar disputas ecoterritoriales-, y de estos, el mismo porcentaje tiene que ver con la actividad minera. En los últimos años, el saldo de los conflictos es lamentable, pues la misma Defensoría del Pueblo ha registrado la muerte de más de 200 personas, que murieron por impactos de bala en medio de los enfrentamientos con las fuerzas del orden (Policía Nacional del Perú), quienes además cuentan con convenios privados con las empresas mineras de la zona que, en el colmo del cinismo, resguarda, respalda y legitima el extractivismo violento en nombre del Estado.
Se puede ver, entonces, cómo la historia de la minería en el Perú también es una de reinvención y continuidad de la dominación y las violencias. El trabajo forzado de la mita las masacres de sindicalistas mineros y la represión violenta de levantamiento y protestas son algunos ejemplos de ello. También es la línea de continuidad de agua, aire y suelos envenenados de Huancavelica y Potosí hace siglos, en cerro de Pasco desde la primera mitad del siglo XX y los impactos ambientales actuales. El reclamo de respeto y cuidado a la salud humana y animal que resonó ya en Potosí y Huancavelica, sigue resonando hoy en día en Espinar, Cuninico, Bambamarca, Cerro de Pasco y en muchos lugares más del país, incluyendo aún en la misma Huancavelica.
A la par de esta historia de violencias contra humanxs, culturas y naturaleza, existe una historia de resistencia al extactivismo que fue reconocida tempranamente por las comunidades indígenas como la esencia de la dominación impuesta sobre ellos. En este sentido, hay una línea de continuidad entre el levantamiento de Túpac Amaru, quien buscaba romper con distintas dinámicas ligadas a la actividad minera, hasta las protestas en contra de los proyectos Conga o Río Blanco, o que reclaman derechos en Espinar o Cotabambas.
Desafíos actuales
Hoy estamos ante los mismos renovados desafíos de esta larga historia. En el sur andino peruano se ha instalado la actividad minera transnacional y planea quedarse por un buen tiempo. El lugar denominado como “corredor minero”, que une varias regiones (Apurímac, Cusco y Arequipa) y varias empresas mineras (Las Bambas, HudBay, Antapaccay, entre otras) es el lugar ocupado y controlado por los actores extraterritoriales, es decir, por las mineras transnacionales.
Además, este territorio está declarado de manera permanente en Estado de Emergencia «preventivo» -figura legal arbitraria puesto que no existe en el marco jurídico peruano-, lo que permite el control de la Policía y del Ejército de una vía pública por más de 500Km. Esta imposición genera que los derechos al libre tránsito, a la reunión y a la libertad de opinión, entre otros, estén restringidos.
Finalmente, en este mismo territorio hay personas asesinadas en los conflictos por impactos de bala de las fuerzas del orden, y no hay ninguna investigación en marcha, lo que deja sin capacidad de recibir justicia; también tenemos decenas de personas heridas y un centenar de denunciados y «criminalizados» por participar en movilizaciones y/o marchas por el solo hecho de reclamar sus derechos, quienes, además de ser denunciados, son estigmatizados, vistos como el enemigo, el antidesarrollo, el antiminero, el que no entiende ni acepta las bondades y los beneficios que trae la gran minería, e incluso como terrorista.
El derecho a disentir sobre el modelo económico minero ya no es posible en el Perú, por ello la relevancia de este libro que nos permite entender el modelo que nos venden esconde, en realidad, la dependencia, la sumisión y el letargo de los pueblos, lo que se inició de alguna forma hace cuatro siglos en Potosí. Un dirigente social de Chamaca (Chumbivilcas, Cusco) señalaba en una reunión la frase que muchos hemos escuchado, y a la que la academia también le ha hecho eco: «Nos dicen que somos afortunados porque tenemos minería en nuestros territorios, mentira, nosotros creemos que más que una bendición es una maldición», maldición que hace más de 500 años viven los pueblos originarios de Latinoamérica y que se originó en Potosí.
Jaime Borda (Derechos Humanos sin Fronteras)
Raphael Hoetmer (Colectivo Tejiendo Saberes – Programa
Democracia y Transformación Global)
Cusco y Lima, 1 de julio de 2018
Clara López Beltrán
La Paz
Plural editores
2016
Pág. 148
Introducción
El frenesí de la riqueza se había apoderado de la Villa Imperial de Potosí cuando Don Antonio López de Quiroga, el azoguero más acaudalado de su tiempo gasto 300 mil en la fantasiosa conquista del Paititi y costeó con gran devoción y lucimiento la fiesta de la Purísima Concepción. Este personaje amasó un extraordinario patrimonio y depositó 23 millones de pesos en Quintos Reales a su Majestad a lo largo de 30 años;2 tal caudal por concepto de regalías fue reunido en las Cajas Reales de Potosí y enviado a la Península en barras de plata, las mismas que fueron transportadas al lomo de mula por el camino real denominado la ruta de la plata desde Potosí a Arica. Sin embargo, López de Quiroga obtuvo el mayor reconocimiento de la Corona por la búsqueda incesante de vetas en torno a Potosí y en toda la región de Lipez, zona remota por donde transitaba la Ruta del Pescado que iba desde Potosí al pequeño puerto de Cobija.
Ambas, la Ruta de la Plata y la Ruta del Pescado eran dos vías que vinculaban las tierras altas andinas con el litoral del Pacífico. Cada una de estas, en su momento histórico, jugo un papel de capital importancia para la integración territorial, para el crecimiento económico y para el traslado de mercancías, minerales y viajeros de corto y largo recorrido. Fueron caminos troncales en la Audiencia de la Plata en Charcas y después en la República de Bolivia. La extremidad marítima de ambos itinerarios funciono como exclusivas puertas hacia el resto del mundo.
Este estudio quiere poner en valor la función integradora de las vías de comunicación en la historia a través de dos casos emblemáticos que corren el siglo XVI hasta el vestíbulo del siglo XX. El estudio de los caminos supera su trazo y su recorrido, ya que cada travesía caminera tiene asociadas unas referencias históricas, acompañadas por producciones artísticas, arqueológicas y literales que confirman el uso práctico y alegórico de ambos trayectos. Además, cada uno de estos caminos despliega un abanico de peculiaridades vinculadas al marco geográfico, que son el objeto de esta investigación. Se trata de identificar y de relacionar las características físicas del medio ambiente, la población y sus lazos económicos, religiosos, culturales y de tradición ancestral con la actividad que supone el transito caminero.
La pesquisa histórica, documental y bibliográfica de estas dos vías incrementará el conocimiento académico sobre los caminos en el virreinato del Perú; además estas son itinerarios culturales exclusivos y por lo tanto cumplen con las características requeridas por una investigación rigurosa que son las siguientes, a decir de Bernal Santa Olalla:
Un itinerario cultural desde el punto de vista científico requiere que se trate de un camino territorial objetivo, identificable físicamente, de ida y de vuelta, y que haya tenido vigencia y funcionalidad durante un largo periodo histórico. Es necesario también que a través de ese camino se haya producido un intercambio cultural con resultados patrimoniales evidentes. Fruto de la movilidad y de las relaciones a lo largo de su recorrido y del tiempo en el que haya sido transitado.
Lo que esta investigación se propone develar, además del proceso de consolidación de los dos derroteros examinados en este libro, es su traza y su recorrido paso a paso, deteniéndose en todas las paradas de descanso y de abastecimiento a que estaban obligados los viajeros que habitualmente eran los transportistas llamados trajineros quienes acarreaban los más variados géneros. Este traslado comportaba una responsabilidad notarial de hacer llegar los productos a su destino y entregarlos a quien correspondiera en las mejores condiciones de acuerdo a lo que permitía semejante viaje.
Se perfila cada vez con mayor énfasis en los recientes estudios que estos caminos, relevantes para la administración española, se originaron en antiguos senderos por los que ancestralmente transitaban los productos de la costa hasta el altiplano afianzando el contacto entre las naciones autóctonas de Carangas, Lípez o Atacama. En el periodo de la expansión incaica, estos caminos ancestrales, de los que se está hablando, se asticulaban en el Qhapaq Ñan o la red de caminos que surcaron los espacios geográficos del Tawantinsuyu. Sin embargo, las dos rutas objeto de esta investigación tuvieron una importancia secundaria respecto a los itinerarios incaicos centrales y transversales.
La pista de Potosí a Arica o Ruta de la Plata, recorre unos 500 a 550 km, siendo un camino real protegido por la Corona española, con las prerrogativas que ello comportaba y cuya trascendencia se hace manifiesta, particularmente en lo relativo a mantenimiento y facilidades de aprovisionamiento. Esta vía fue promocionada a finales del siglo XVI cuando las minas de plata del distrito de Potosí tuvieron una producción excepcional en alto rendimiento; bonanza que duro varias décadas y a la que se sumó la riqueza de los varios centros mineros de Oruro. Recorría esta vereda el territorio de los carangas que estuvo habitado vitalmente por grupos aymaras de sólida organización social. La concurrencia de sus tributarios a la mita minera potosina los familiarizo con la actividad extractiva minera y su entorno mercantil; si bien la población se movía en un territorio árido durante el recorrido, se encontraban los espacios amables con agua y vegetación de los bofedales en cambio, la bajada al litoral divagada por terreno desértico auxiliado de tanto en tanto por algunas corrientes de agua dulce subterráneas y superficiales.
Los beneficios que aportaba la protección de la Corona en el recorrido caminero, no se materializaron quedando las prebendas y cuidados que otorgaba la ley al Camino Real distorsionadas a veces en la práctica, por ejemplo, el exceso en el precio de los servicios y/o la presencia de asaltantes y delincuentes que proyectaban inseguridad aun cuando no de manera alarmante según refleja la documentación consultada. La identidad aventurera del español, que es un rasgo propulsor que activo el descubrimiento y la colonización de la América española. Lo que si resulta innegable es la influencia de la actividad mercantil ante el aumento del tránsito de personas y suministros. Algunas localidades eminentemente agrícolas, de modo paulatino, se involucraron en el comercio y la prestación de servicios como ser la arriería, la herrería, la fabricación de textiles bastos, la venta de productos y el hospedaje haciendo despertar la economía regional a partir de la minería.
Tales prácticas trasformadoras excedieron el universo económico e invadieron el espacio espiritual que se había generado como resultado de una exitosa evangelización. El cristianismo acomodado capilarmente en amplios sectores sociales, no pudo cancelar el recuerdo ni la práctica de creencias ancestrales. En la cultura andina, dice V. Castro, los caminos no solamente sirven para unir lugares y transitarlos, sino que su recorrido está lleno de significados. “El paisaje es un verdadero discurso, y el caminar es el relato…”, donde piedras, cerros o quebradas están investidas de significados culturales del pasado, pero también activas en relación con la madre tierra y el culto a los muertos.
El otro trayecto estudiado es la Ruta del Pescado, o el camino de Potosí a Cobija. Esta vía pose un trazado de unos 600 a 650 km, y empezó a revelarse interesante en la segunda mitad del siglo XVIII. No gozó de protección ni fue camino real, pero sirvió para agilizar el descargo de los minerales en el litoral del Pacífico hasta enganchar con la Flota española. Este camino divagó por territorios áridos donde se asentaban, desde épocas remotas, colectividades lípez, aymaras y urus con vocación agrícola especializada tanto en la producción de quinua, como en la de papas. El tramo de bajada a la costa se enfrentaba al territorio del pueblo atacameño, cuyos parajes abrigan un medio ambiente desértico con escasa provisión de agua. Por las descripciones testimoniales se sabe que esta senda era solitaria en su recorrido y con reducida asistencia en el abastecimiento local de productos básicos, si bien, una vez fundada la República de Bolivia se concedió algún énfasis a las postas o su equivalente andino, los tambos. El puerto de Cobija, el punto extremo de esta ruta, fue el primer puerto boliviano establecido con el nombre de La Mar, aunque conoció una vida efímera al ser abandonado en 1907.
Hacia 1850, el territorio boliviano era concebido como un lugar aislado y dependiente, exento de comunicación directa con el continente y el mundo, no obstante, servían como canales de contacto los puertos de Cobija y Arica. Debido a esta percepción es significativo un estudio detallado sobre los elementos integradores del territorio de Charcas, y del posterior suelo boliviano, con el litoral del Pacífico, siendo este una aportación necesaria para determinar la fortaleza o la debilidad de las teorías presentadas a lo largo de la historia regional. Afortunadamente, se han encontrado documentos, crónicas y publicaciones que sirvieron de cimiento para señalar tal recorrido. Esta información fue contrastada con el conocimiento para señalar tal recorrido. Esta información fue contrastada con el conocimiento geográfico y antropológico actual superponiendo los saberes y técnicas cartográficas; dicho trabajo fue realizado gracias al ingeniero Renzo Aruquipa, quien hizo que el trazado recobrara vitalidad sobre el papel respondiendo a una gran coherencia en los datos geográficos de nuestras fuentes. El trazado de ambas rutas recorría senderos viables, allanando los obstáculos geográficos como montañas, cerros o barrancos y hasta las corrientes de agua; estas últimas fueron soslayadas por necesidades estacionales.
Agradezco a Magdalena Pereira de la Fundación Altiplano en Arica por estimular mi entusiasmo por el estudio caminero y hacerme retornar a este proyecto inspirador. También al Lic. Carlos Rua, en la redacción Patricia Alegría y el Ing. Renzo Aruquipa en Cartografía.
Finalizo este apartado, con la esperanza de que el presente estudio estimule la curiosidad por estas vías de comunicación y aliente a estudiarlas de manera rigurosa y científica. Al mismo tiempo se presentan otras muchas líneas de análisis que quedan abiertas en geografía, historia local, regional, historia del transporte, historia del arte y arquitectura, arqueológica, antropológica y, por qué no, en la gestión turística.
Deseándoles un buen recorrido por las siguientes páginas.
Clara López Beltrán,Ph.D.
La Paz, noviembre de 2015
(Neowerdermannia sp)
Oriana Pardo B. – José Luis Pizarro T.
Arica – Chile
Ediciones Parina
2022
Pág. 168
NOTA PRELIMINAR
Desde hace muchos años, los autores de este libro investigan sobre la historia alimentaria de nuestros pueblos originarios, en particular prehispánica. En ese marco se inserta la presente publicación que se refiere a las características de las dos únicas especies de cactus de raíz comestible del género NEOWERDERMANNIA Frič (fam. Cactaceae), denominados “achacana” en lengua vernácula, que es la palabra más fuerte, o también “macso” o “towana”.
Estas plantas han hecho parte de la tradición alimentaria de los pueblos andinos seguramente desde tiempos muy antiguos. Por esta razón, han sido y a menudo continúan siendo hasta hoy, objeto de una extracción a veces masiva, en los lugares donde crecen.
Actualmente, toda la familia de las Cactaceae, con excepción de tres géneros, se encuentra protegida por las leyes nacionales y por los acuerdos internacionales establecidos en la “Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres” (abreviado CITES). El género Neowerdermannia está incluido en el Apéndice II, que agrupa las especies en grave peligro.
Es importante notar, por lo tanto, que la extracción de estas plantas está prohibida en la legislación internacional y, por ende, en los países que han adherido al convenio CITES.
A este respecto, los autores desean hacer presente que cuanto se describe en este libro, sobre las propiedades alimentarias o medicinales debe ser visto exclusivamente en la perspectiva histórica, antropológica o etnobotánica. En modo alguno implica sugerencia de promoción al consumo que comporte daño o destrucción de ejemplares obtenidos directamente del campo, al estado silvestre.
También desean hacer presente que las fotos que no corresponden a plantas cultivadas, son ejemplares observados en la naturaleza, con excepción de aquellos que estaban a la venta en los mercados. Cuando por razones de análisis morfológico o de identificación botánica, algún ejemplar debió ser extraído de su medio natural, este fue restituido a su lugar de origen.
Por último, quisiéramos dejar constancia de nuestro formal agradecimiento a las numerosas personas de Bolivia, Perú y Chile, que, con generosidad, a lo largo de los años, nos han permitido acumular la información que aquí presentamos, muchos de los cuales son expresamente nombrados en el Anexo I.
También desde la Academia hemos recibido valiosos aportes. Dejamos constancia en particular de nuestro agradecimiento a los doctores o profesores don Carlos Ostolaza N., don Daniel Montesinos-Tubée, Lcda. Margarita Balvin A., don Luis Faúndez Y., don Roberto Kiesling, don Victor Quipuzcoa, don Gonzalo Navarro S. y otros cuyos nombres no hemos retenido, excusándonos por ello.
Un agradecimiento especial va al Dr. Gaetano Palisano, quien se dio el trabajo de leer nuestros borradores y hacemos útiles comentarios y sugerencias que contribuyeron a mejorar esta publicación.
Xavier Albó Corrons / Carmen Beatriz Ruiz
La Paz
FXA
2017
Pág. 718
LAS PUNTADAS DE ESTE TAPIZ
Este libro es un tapiz tejido con los hilos de la portentosa memoria de Xavier Albó, el Pajla. Nació sin muchas pretensiones, al menos por parte de su protagonista y narrador, quien desde un inicio prefirió y se empeñó en llamarlo “anecdotario”. Y precisamente son las anécdotas el hilo conductor de un relato que habiéndose prometido contar anécdotas término siendo un tapiz en cuya trama aparecen multitud de lugares, situaciones y personajes de Barcelona, de Bolivia y de muchos otros países del mundo.
Debemos reconocer que la idea partió de Oscar Bazorberry, quien se la planteó al Pajla como “una biografía o historia de vida” que acompañara, siendo independiente, la colección de sus Obras Selectas. Pero Xavier insistía con lo del anecdotario, porque: “muchas veces una anécdota dice más que cualquier teoría o discurso sofisticado”. Influyó e inspiró también la tesis doctoral de la investigadora antropóloga española Carmen Salcedo o “Mamén” Los desafíos de los jesuitas [catalanes] en Bolivia, 1950 – 2000, en la Universidad Autónoma de Barcelona, estructurada con testimonios e historias de vida.
Más allá del nombre, la idea fue aceptada y el proyecto planteado primero a la investigadora holandesa Vera Gianotten, autora de la historia de CIPCA. Vera realizó varias horas de grabación con Xavier y entrevistó a algunas personas cercanas en distintos ámbitos donde ha transcurrido su vida. Pero los constantes viajes e interrupciones de la agitada vida de ambos dejaron el proyecto momentáneamente estancado o, diríamos, entre paréntesis. La tarea salió de ese estancamiento involuntario cuando se incluyó a Carmen Beatriz Ruiz (Negra), quien por vivir en el país podía perseguir con mejor suerte a Xavier, y por un acontecimiento imprevisto: al pajla le encontraron y operaron un tumor en el cerebro, con lo cual tuvo que quedarse quieto (relativamente) por un buen tiempo.
Ya puestas manos a la obra, tomamos las principales decisiones metodológicas. En ningún caso estaría las principales decisiones metodológicas. En ningún caso estaría todo planificado, sino que partiríamos con una base de historia oral, significado el ciclo de vida de Xavier, desde su niñez en Barcelona hasta los acontecimientos recientes más destacados de la historia del país, según sus propios intereses y perspectivas. En el camino fueron saliendo los recuerdos y las descripciones sobre los viajes y las vivencias en distintos países, en algunos de los cuales ha habido visitas en distintas oportunidades. También fueron apareciendo las figuras e itinerarios de personas destacadas a lo largo de la vida de Xavier, delas que inicialmente pensamos que saldrían perfiles o semblanzas y sobre las que, al final, decidimos mantener la lógica de las anécdotas.
De ese modo estructuramos el material en 3 partes. La primera, denominada Los zigzags de la vida, tiene una secuencia cronológica que abarca desde el capítulo sobre la infancia en España (década de 1940 con algunas yapas) y concluye con el referido a las autonomías indígenas en Bolivia (década de 2010). La segunda parte, que llamamos El mundo es ancho, pero no tan ajeno, que contiene anécdotas de algunos viajes a diversos lugares y las impresiones de Xavier sobre la situación de las poblaciones, principalmente indígenas, en varios países. Organizamos los capítulos de esta parte con un criterio geográfico, partiendo del sur para terminar en Europa pero en un Congreso de Americanistas en Manchester, Complicidades en el camino, la tercera y última parte, agrupa los recuerdos y perfiles de diversas personas cuya compañía, y muchas veces interpelaciones o confrontaciones, marcaron al pajla o lo desafiaron para avanzar en su pensamiento y su acción.
El proceso siguió pues un camino general muy amplio y flexible, orientado por ese primer esquema cronológico, que fue adquiriendo densidad a medida que avanzábamos con las grabaciones. Tenemos aproximadamente 40 horas de grabación que fueron hechas en escenarios tan distintos como la casa de los jesuitas en Río Seco, en El Alto de La Paz, la comunidad jesuita en San Calixto, también en la Paz o en Cochabamba, en la casa Esperanza, el Centro Cuarto Intermedio y mi casa en Tiquipaya. Todas esas sesiones, a veces de varios días de la semana, otras solo por unas cuantas horas, nos permitieron compartir la vida cotidiana de ambos y, al mismo tiempo, de los habitantes de los lugares que nos acogían. Sin duda eso fue un valor agregado al proceso.
A medida que avanzábamos con la grabación empecé a transcribir el material y, en la misma medida a proponer una primera organización. Habíamos decidido previamente que yo misma haría las transcripciones, lo cual supondría un avance más lento y, por supuesto, más trabajo, para evitar los posibles escollos y ausencias de una transcripción mecánica, realizada por alguien hábil para la tarea pero que no tendría ni la información suficiente ni la empatía necesaria para realizarlo en buenas condiciones. Fue una medida acertada.
Una vez que decidimos que había llegado el momento de parar con las grabaciones, llego la fase de volver a ordenar y realizar una primera redacción. Salieron más de 500 páginas. Este borrador embrionario fue revisado simultáneamente por Antonio Menacho SJ Hugo Fernández, quien luego haría la edición de texto. Ambos nos aportaron mucho en precisión de datos. Por supuesto, también leyó el material el propio Xavier, quien corrigió a mano y minuciosamente cada página que le fue entregada. Con eso en mesa hicimos juntos la tarea de correcciones, inclusiones y desapariciones. La sangre no llego al rio, pero hubo momentos en que nuestras terquedades se enfrentaron.
Decir la forma final del texto se dice fácil, pero requirió un permanente trabajo de ordenamiento y clasificación. No solo por la caudalosa memoria del narrador y, del hecho, por su larga vida, 83 intensos y movidos años, sino por sus constantes “divertículos”. Como a el mismo le gusta decir: “Los divertículos en medicina son las vías que encuentra el colon para expresase, un modo de expresión que yo tengo para hablar, yéndome de un tema a otro, a veces por las ramas, a veces por el tallo y las raíces, desordenándolo todo para, finalmente, aterrizar en el mismo sitio…o en otro completamente distinto”. Así es que buscamos la forma de organizar, a veces enlazar y otras sencillamente suprimir los innumerables divertículos del relato, pero no siempre lo logramos, como las y los lectores se podrán dar cuenta.
Desde el principio estuvimos de acuerdo en que el libro debería incluir muchas fotografías. Esto coincide con el tono del relato y ayuda a muchas fotografías. Esto coincide con el tono del relato y ayuda a ilustrar alguna parte de las vivencias descritas. En la recolección de imágenes contamos con la ayuda de muchas personas, y del archivo d CIPCA. Sin embargo, nos fue complicado encontrar fotos de Xavier en sus innumerables trabajos de campo ya que “yo siempre estaba tomando fotos a los otros”.
En todo el relato Xavier habla en primera persona y se hace cargo totalmente de sus expresiones y opiniones. Su narración defiende la espontaneidad y deja un tanto al azar y a las emociones de la propia memoria la selección de sus recuerdos, qué entraba ya qué no. Del mismo modo fueron saliendo los textos que luego agruparíamos en la parte de Complicidades. Habrá quienes piensen ¿por qué está tal y no cuál? O ¿por qué se habla tanto de tales situaciones y poco o nada de otras? Adjudicamos esas decisiones a la imprecisa voluntad de los intrincados e insondables caminos de la memoria, como dice Nathan Wachtel “la maravillosa alquimia de la memoria” y de que, como dice el pajla: “con el tiempo las neuronas se convierten en neuronas”. Unas cosas se olvidan, otras se refuerzan, todo se transforma.
Por todo ello, no tratamos de hacer una descripción académica y exhaustiva o rigurosamente ordenada, sino, más bien, un relato ameno, divertido (en los 2 sentidos de la palabra, el médico y el emotivo) y sin censura, para seguir los vericuetos de la vida, larga e intensa en sí misma, que por un lado expresa la existencia de Xavier y, por otro lado, las vivencias de tantas mujeres y hombres cuya trama de experiencias se tejió de forma compartida. A tal punto que, como en los maravillosos tejidos indígenas, es casi imposible identificar donde comienza un hilo determinado o un color definido y, sin embargo, las figuras finales están ahí, expresándose individualmente tanto como al conjunto del tejido.
Xavier Albó Corrons, el P´ajla y
Carmen Beatriz Ruiz,
la Negra
Bolivia, septiembre del 2017
Mauricio Navarro
Rancagua – Chile
PRIMEROS PASOS EDITORES
2021
Pág. 142
INTRODUCCIÓN
El presente documento está dedicado a todos/as los/as alfareros/as, ceramistas y arqueólogos/as que estudian la producción y la tecnología de la cerámica. No intenta ser un manual de la producción de cerámica regional, sino más bien representa un ejercicio para adentrarse en los estudios de la arqueología experimental. Esto, como un estímulo para comprender su desarrollo, en sociedades precoloniales cuyos descendientes ya no producen artefactos de cerámica de forma tradicional.
El documento materializa un esfuerzo intelectual que combina el interés del ámbito de los estudios de la cerámica y el conocimiento práctico del/la artesano/a especialista, desde una perspectiva experimental de contraste arqueométrico. El fin del presente libro es presentar un texto práctico destinado a la comunidad en general y para colegas interesados/as en la disponibilidad y características de las arcillas y engobes locales.
Como sabemos, la cerámica fue una materialidad indispensable en la vida cotidiana y ceremonial de las sociedades andinas. En este contexto, la función principal de las vasijas de barro estuvo relacionada con el arte culinario y los ajuares mortuorios. La preparación de alimentos fue sin dudas, el transporte y almacenamiento de líquidos y de productos alimenticios. Los recipientes de arcilla también se relacionan con los rituales mortuorios y con el sentido escatológico del mundo andino, puesto que las ollas de barro aparecen como parte del ajuar que acompañan a los difuntos en su viaje hacia la otra vida.
Un cántaro se constituye de una mezcla de arcilla, agua y arena, elementos con los cuales se conforma la pasta, la que posibilita el modelado de las vasijas. El quemado permite que las ollas, jarras y otros objetos alcancen la rigidez que caracteriza a los recipientes de cerámica. En el pasado, la producción de bienes domésticos y ceremoniales estuvo a cargo de artesanos que desempeñaban un papel central en la materialización de la ideología y el significado social (Vaughn 2006). En este sentido, la especialización de la producción permitió que el artesano/a produjera objetos de mejor calidad y con un manejo optimizado del tiempo y de la energía (Costin 1991, 1995).
Diversas fuentes coloniales del siglo XVI señalan la existencia de dos tipos de ceramistas en el antiguo Perú: Mancallutaq y Sañucamayoq. De acuerdo a Ramón (2013), el primer término hace relación al ceramista de ollas comunes, principalmente utilitarias, mientras que el Sañucamayoq, hace relación al ceramista especializado en la producción de vasijas estandarizadas, con un fino manejo de tierras de colores, también llamados engobes. De acuerdo al mismo autor, ambos conceptos están vigentes en la memoria social de las comunidades que aun producen cerámica de forma tradicional en el norte del Perú.
Para el ámbito local, la referencia de olleros especializados aparece mencionados en la tasa de Tarapacá en 1550(Trelles 1991), en donde la población indígena del valle de Tarapacá aparece tributando 100 cantaros de barro a la Corona de España. Lo anterior ha permitido suponer la existencia de una tradición de cerámica local que alcanzó niveles de especialización que se mantuvo en vigencia, pasada la época colonial. Siguiendo a Urbina (2018).
Para efectos prácticos de este proyecto, vamos a entender como artesano especialista, a aquel individuo que produce vasijas, que tiene un manejo del comportamiento de las arcillas disponibles, como también de los pigmentos necesarios para producir engobes, y, que además emplea decorados en sus vasijas, situación que lo vincula con las iconografías del mundo ontológico, es decir con la ideología de su cultura.
El uso de la arqueología experimental, en este sentido, nos ha permitido conocer parte de los aspectos del artesano especialista del presente y mediante la extrapolación de información llegar a conocer algunos entretelones del especialista del pasado prehispánico. Es así que la arqueología experimental se presentó como una oportunidad para reconstruir los aspectos tecnológicos, con la intención de conectar la práctica y la experiencia del presente con el pasado. El objetivo del presente proyecto busca conocer los indicadores actualísticos del artesano especializado en la producción de vasijas prehispánicas y su relación con la producción local conocida como ´la cultura Arica´, en términos de la disponibilidad de arcillas y de engobes en la región.
Esta reconstrucción de conocimiento de los modos de producción de una vasija de cerámica, hace referencia a una escala de agencia individual (Lock y Molyneaux 2007). Primeramente, trabajamos focalizando a los alfareros/as que hacen praxis de su oficio en la región de Arica y Parinacota. Se realizaron entrevistas direccionadas hacia temáticas propias de la producción de vasijas de arcilla, relevando algunos aspectos tecnológicos útiles para la investigación. Por oro lado, se reprodujeron de las cadenas operativas de producción de cantaros asociados al periodo Tardío, exclusivamente con materias primas locales.
Para introducirnos al texto, queremos mencionar dos aspectos que durante el transcurso de la investigación fueron determinantes para comprender el manejo de las arcillas. Nos referimos al conocimiento que el artesano/a debe tener de una fuente de aprovisionamiento y de la calidad de la arcilla, como de las mezclas necesarias para estabilizar la calidad de la misma. Lo anterior tiene una enorme importancia para el/la arqueólogo/a, debido que revierte el contexto de las acciones y de las decisiones del/la artesano/a especialista, puesto que estos aspectos no son visibles a nivel macroscópicos.
Para nuestro caso de estudio, la calidad de las arcillas, encontradas en el valle de Lluta, varían de acuerdo a su ubicación a lo largo de la línea hidrográfica. En este contexto, nos gustaría advertir que el conocimiento de la producción de vasijas en la región, requiere de manejo de un conocimiento especializado de las dinámicas naturales que participan de la transformación de las materias primas y que inciden en la calidad de arcillas, como de los procesos culturales que están participando del mejoramiento de la calidad de la pasta. Siguiendo a Gosselaín (1992) sabemos que no todas las acciones de la tecnología están controladas por la cultura, ya que dependen también de condiciones externas, las cuales están vinculadas con el comportamiento geológico y mineralógico regional.
En nuestro caso de estudio, ha sido necesario comprender las dinámicas de las cuencas hidrográficas del rio Lluta y de su drenaje, para entender que el paso del rio y del agua lluvia, son los fenómenos que desplazan los sedimentos, como la arcilla y los óxidos que constituyen los engobes, desde tierras altas hacia la costa. En este sentido, los barros se van mezclando y depositando en diferentes sectores del río.
Para sintetizar, el manejo de las arcillas esta determinado por el conocimiento que el/la artesano/a especialista tiene de las calidades de las fuentes locales y del tipo de inclusiones que deben añadir a la pasta para lograr una calidad ideal, de acuerdo al tipo de artefacto que desea fabricar. Lo anterior hace referencia a la observación deductiva que el/la especialista tiene de los materiales y de la reacción al agua, al secado y al fuego. Estas variables posibilitan la determinación de las calidades de las arcillas. De lo anterior podemos desprender que no es posible conseguir cantaros de buena factura cuando los materiales son desconocidos por el/la artesano/a especialista.
En este sentido, de la experiencia del artesano/a radica el conocimiento de las fuentes de arcillas y engobes, como de su tecnología para hacerlos útiles. La lógica del razonamiento del arqueólogo contemporáneo apunta a explicar y comprender esta estructura en el proceso de producción de cerámica (Wyle 2002; Shanks y Tiley 1993; Shanks y McGuire 2016). En otras palabras, este proceso teórico no consiste en ver al artesano especialista detrás del artefacto, sino más bien ver el sistema tecnológico detrás del artesano especialista y del artefacto.
Gracias a este texto, el lector/a se podrá introducir de manera general en el conocimiento técnico del artesano especialista, en términos del manejo de arcillas y oxidos locales para la preparación de la pasta y la producción de engobes, particularmente pensando en los cánones formales y estilísticos prehispánicos.
Por ello, nuestra investigación se basa en las problemáticas que tematizamos a través de las siguientes preguntas. ¿Existen alfareros/as tradicional en la región en que sus modos de producción giren en torno a las materias primas locales? ¿Qué materias primas para la producción giren de alfarería están presentes en la región de Arica y Parinacota? ¿Cuáles son los conocimientos tecnológicos que se desprenden de la reconstrucción de los modos de producción de vasijas de cerámica prehispánica?
En este contexto, se propuso como hipótesis de trabajo determinar qué aspectos tecnológicos inciden en la variabilidad del color de los engobes, puesto que este aspecto especifico requiere de un conocimiento especializado por parte del artesano. La decoración de las vasijas de cerámica, en este sentido corresponde al indicador que los arqueólogos/as han considerado para establecer las categorías tipológicas, cronológicas y culturales de las regiones de Arica y Tarapacá, no obstante, no son muy alentadoras las referencias cuando se buscan datos sobre las industrias locales de producción de cerámica prehispánica y de las posibles fuentes de aprovisionamiento de materias primas.
Nos parece importante notar también otro aspecto antes de presentar nuestra área de estudio, relacionado con la calidad de las arcillas del valle de Lluta, puesto que al igual que todos los valles occidentales de la región, durante los meses estivales, incrementan el caudal del agua producto de las lluvias altiplánicas. La existencia de bajadas excepcionales de agua provocadas por la corriente del Niño, son potencialmente interesantes para los/as arqueólogos/as que estudian la cerámica, puesto que estas bajadas también llamadas huayco, son las que arrastran las arcillas provenientes del altiplano hacia la costa, enriqueciendo cíclicamente la calidad de las arcillas costeras.
El capitulo 1 de este libro, versa sobre los alfareros y ceramistas que desarrollan el oficio en la región de Arica y Parinacota. El capítulo 2 está dedicado a los modos de producción de una vasija local una respectiva experimental. En este capítulo se describen las materias primas utilizadas en la investigación y se describen los principales aspectos tecnológicos desplegados en la producción de un cántaro de cerámica policromo, en términos de obtención de la materia prima, la confección de un recipiente, el tratamiento superficial y la quema final de una vasija.
El capitulo 3 aborda los análisis macroscópicos realizados a las 9 arcillas obtenidas a partir del trabajo de experimentación. Los datos obtenidos fueron contrastados con la clasificación de pastas propuesta para el Valle de Lluta y la sierra de Arica por Romero (2005). Esta metodología de clasificación, inicialmente planteada por Mariela Santos, se plantea como una herramienta de observación cuantitativa de los atributos de las pastas para los momentos prehispánicos, por cuanto permite una comparación de los componentes morfológico que presentan las arcillas locales.
El capítulo 4 proporciona información relativa a los perfiles químicos de las arcillas obtenidas tanto de la costa, como de la sierra de Arica, a partir del análisis SEM de 22 muestras obtenidas de los diferentes yacimientos de arcilla y pigmentos estudiados por el proyecto. Por último, el capítulo 5 sintetiza la información obtenida en forma integradora.
Esperamos que este esfuerzo pueda aportar a revitalizar la practica de la alfarería y la cerámica en cada uno de los lectores.
Para finalizar, queremos dedicar esta obra, al conocimiento y al trabajo especializado de don Miguel Moreno, quien con 55 años de trayectoria en la lectura del barro y las tierras de colores nos dio muestra de su arte y sabiduría. Agradecemos igualmente al profesor Bernardo Arriaza y al instituto de Alta investigación de la Universidad de Tarapacá, como también a Mariela Santos, Alejandro Herrera y a Fernando Choquehuanca por la revisión del presente documento.
Luiz Razeto Migliaro
Chile – Colombia
UNIVÉRSITAS NUEVA CIVILIZACIÓN
2017
Pág. 179
PRELUDIO
En los doce capítulos que forman este libro hablaremos de muchas cosas y expondremos muy variadas reflexiones. Su objetivo más directo es presentar la economía solidaria o economía de solidaridad, como un fenómeno que empieza (o que vuelve) a existir por la acción de personas y grupos que se han puesto a buscar nuevas formas de hacer las cosas. Compartimos los motivos, preocupaciones y urgencias que los mueven a hacerlos. Exploraremos junto a ellos los caminos que están abriendo con su acción pionera. Nos aproximaremos a sus novedosas experiencias.
Pero debemos advertir al lector que tenemos previstos también un amplio itinerario, que nos introducirá en algunos graves asuntos del mundo que vivimos y nos llevará a explorar ciertas facetas menos evidentes de nuestra experiencia personal.
Lo que quisiéramos hacer junto al lector es acceder a un lugar de observación especialísimo, que existirá solamente cuando lo construyamos dentro de nosotros mismos. Si lo alcanzamos se nos ofrecerá un punto de vista nuevo desde el cual podremos ver la realidad de cerca y de lejos al mismo tiempo. Un punto de vista así no puede ser excluyente y unilateral sino muy amplio y comprensivo.
Habrá pues, que elevarse por encima de la experiencia cotidiana hasta abarcar el panorama de una civilización entera; pero no podemos subir hasta allí sino acercándonos a las personas y cosas que tenemos a nuestro lado, aguzando la mirada para verlas de cerca. Tendremos entonces la posibilidad de acceder a una visión del mundo en que vivimos y de nosotros en él.
Desde ese lugar miraremos los caminos de la economía solidaria. La percibiremos como expresión de algo que viene desde muy antiguo (tal vez desde los orígenes mismos de la sociedad) y que se proyecta hacia un futuro muy lejano (tal vez una nueva civilización). A partir de pequeñas experiencias que trabajosamente pretenden consolidarse, buscaremos comprender nuestra sociedad en crisis e intentaremos vislumbrar los embriones de una nueva época.
Claro es que las distancia que separan las experiencias concretas de su posible proyección histórica son inmensas, y los caminos que podrían llevar desde lo pequeño existente a lo grande pensable no están todavía trazados. Lo que existe en realidad son senderos que están siendo abiertos muy artesanalmente y avanzándose a tientas. Pero nosotros, mientras avanzamos por ellos iremos dibujando el mapa de los espacios abiertos y un plano de los posibles caminos por recorrer.
La invitación que hacemos al lector es a que nos acompañe paso a paso hasta nuestro especial lugar de observación. Sólo debemos advertirle que si llega hasta allí, tal vez no quiera mirar las cosas como antes y se vea envuelto en insospechadas aventuras: explorando esos senderos, abriendo caminos, junto a mujeres y hombres compañeros de ruta que aprenderá a reconocer como hermanos.
Luis Razeto
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